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La fiesta es del pueblo

Por CONtexto ganadero - 21 de Agosto 2014

En nuestra historia, Colombia ha sido y es un capítulo fundamental.

En nuestra historia, Colombia ha sido y es un capítulo fundamental.

Un país maravilloso en el cual fuimos acogidos con los brazos abiertos por su extraordinaria afición representada por todos los niveles sociales durante diecisiete años estuvimos presente allí acompañados por grandes amigos que nos hicieron ver lo democrático de esa sociedad plural y humana , profundamente libre y generosa.

En esos años, estuvimos más de quince como empresa en la Plaza de Bogotá en la Santamaría, santo y seña de la fiesta en estas tierras, sin lugar a dudas la plaza más importante de toda Suramérica en aquel tiempo, en que llegamos a celebrar más de cuarenta festejos por temporada, quince corridas y veintitantas novilladas.

Aquellos años, se demostró que la fiesta es del pueblo con sus llenos todos los días, desde su más humilde origen hasta su mejor y más selecta representación intelectual.

Gran cantidad de amigos, ganaderos toreros, periodistas, políticos, artistas, gente de pueblo todos, todos ellos entusiastas aficionados que vivían (muchos de ellos, todavía lo hacen) pendientes de las noticias taurinas que les llegan desde el resto del mundo.

Esa sociedad maravillosa, sana y libre sabia que sus derechos como aficionado estaban protegidos y salvaguardados incluso por gentes que en ese momento podían tener autoridad y no era ni sentía aficionados a la fiesta, pero respetaba al que sí lo era.

La voluntad de los ciudadanos en el respeto a la voluntad de las partes, a todas hay que respetar, todas han de ser protegidas, eso es la democracia.

La historia personificada en ese inmueble no se puede cerrar, no se puede clausurar y almacenar su museo, su cultura, impidiendo al mismo tiempo que profesionales ejerzan su trabajo y aficionados sus afición, ambos con plenos derechos a su razón de ser en libertad.

Mala política la que avasalla, la que busca el enfrentamiento y desprecia a una parte de su ciudadanía.

Mi familia y yo mismo, nos unimos a la reivindicación que los novilleros colombianos están haciendo pacíficamente a la puerta de su maravillosa plaza.

Nos unimos a las voces de tantos aficionados, ganaderos y profesionales, la del maestro Cesar Rincón, que vienen a reivindicar algo que nos afecta a todos, aficionados o no, porque reivindica la libertad de la convivencia, la libertad de una sociedad amplia y generosa como siempre ha sido la sociedad Colombiana.

Desde aquí, contáis con nuestro apoyo deseando que vuestra acción pacífica pero firme encuentre comprensión en las más altas instancias gubernamentales y que se reconozcan y respeten los derechos de la Fiesta y la afición en Colombia, abriendo nuevamente las puertas de la Querida Santamaría.