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El yogur, un alimento con valor probiótico

15 de Septiembre 2014

El yogur y otras leches fermentadas son casi tan antiguas como el hombre, ya que nacieron antes de la agricultura, cuando las comunidades humanas todavía eran nómadas y transportaban la leche en recipientes de piel de cabra que favorecían su fermentación.

Dentro del cada vez más amplio grupo de las leches fermentadas, el yogur es una leche (entera o desnatada) fermentada por la acción de bacterias lácticas específicas que provocan una transformación parcial de la lactosa en ácido láctico, así como un aumento de su consistencia por coagulación de sus proteínas. 

La composición nutricional de los distintos yogures puede variar bastante en función de la leche que se haya utilizado (entera o desnatada) y de los componentes que se añadan al yogur. Por ejemplo, algunos yogures llevan además de la leche, nata, azúcar, frutas o cereales que incrementan notablemente su valor calórico que puede ir desde 55 kcal en un yogur desnatado hasta 140 kcal en uno que lleva azúcar y frutas o cereales.

Rico en nutrientes

De forma general el yogur contiene proteínas muy útiles para el ser humano y con una mayor digestibilidad que la leche. Además, es una buena fuente de vitaminas del grupo B y A y una excelente fuente de minerales como el calcio, fósforo, magnesio y zinc. (Lea: Los 6 beneficios de consumir lácteos a cualquier edad)

Uno de los mayores valores de yogur y de las otras leches fermentadas es su valor probiótico (que significa "a favor de la vida"), debido a las bacterias que contienen. Se han observado en numerosos trabajos científicos sus beneficios, tales como:

Mejoría de los síntomas de intolerancia a la lactosa, pues ayudan a que ésta se digiera mejor en el intestino.

Prevención y tratamiento de la diarrea en los niños, especialmente la causada por rotavirus, y mejoría de la diarrea en adultos tras la toma de antibióticos, ya que contribuye a que se restablezca la flora intestinal inicial.

Aumento del número de bacterias beneficiosas en el intestino que ayudan a eliminar sustancias tóxicas y carcinógenas. (Lea: Aprenda a conservar los lácteos)

Aumento de la producción natural de ciertos tipos de células del sistema inmunitario.

Fuente: www.fundaciondelcorazon.com