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8000 bis

Por - 12 de Julio 2018

El tema de Odebrecht tiene un sabor conocido. Los que les gustan los extranjerismos dirían “déjà vu”, algo que ya hemos visto.

Los hechos son muy similares. Se trata del financiamiento de las campañas presidenciales. Samper sabía que recibir dinero de los narcotraficantes era ilegal e inmoral. Por ello se recibió el dinero en efectivo en paquetes elegantemente empacados. Pero ganar la elección era lo más importante. El ansia de poder es superior a cualquier otra consideración. Se aceptaron recursos que eran ilegales y cuyo fin fue la compra de votos que permitió el triunfo.

Lo de Santos es muy parecido. Se sabía que recibir recursos de empresas extranjeras era ilegal e inmoral. Por ello se recibieron en el exterior. Pero ganar la elección era lo más importante. El ansia de poder es superior a cualquier otra consideración. Se recibieron recursos que no podían entrar ni a la campaña ni a las cuentas de la campaña. No solo se recibió el dinero ilegal sino que se mintió en las cuentas reportadas.   La estrategia legal fue la misma: apostarle a un sistema judicial ineficiente y corrupto blindado por politiquería. Para los dos presidentes ha operado la obsesión de demostrar que ellos nada sabían, que todo ha sido a sus espaldas, que los segundones son los responsables. Samper tuvo su Botero y Santos tiene su Prieto.   Samper no tuvo reparos. Compró al representante investigador y a sus jueces políticos. Los chorros de recursos presupuestales aceitaron la maquinaria de su coalición de liberales y lentejos. Logró una absolución formal pero el país entero sabe que Samper era culpable. Samper morirá con el epíteto de “presidente elegido con el dinero de los narcos” y en la historia no podrá borrar ese lunar.   Santos ha logrado copiar la estrategia de Samper. Finge no saber nada y mientras tanto neutralizó el inútil Consejo Nacional Electoral. Logró una archivo en la Comisión de Acusaciones y tiene neutralizada a la prensa. El problema de Santos es que en otros países donde Odebrecht hizo cosas similares y menos graves, se han presentado graves consecuencias políticas y jurídicas.   En Colombia no sucede nada. No importa la gravedad de las pruebas, los testimonios, las grabaciones, la colaboración de los entes internacionales de investigación, la justicia colombiana es incapaz de actuar con transparencia.   Como en el proceso 8000 estamos esperando la “prueba reina”, que en este caso es una filmación en la que Santos aparezca personalmente recibiendo los dineros en efectivo en un banco en Panamá. Como esa prueba no existe, Santos es entonces inocente a pesar de que el dinero entró y sirvió para ganar las elecciones. Tampoco existía la foto de Samper recibiendo los dineros del Cartel de Cali a pesar de que entraron y fueron determinantes en su triunfo.   Samper es responsable y culpable de lo ocurrido en 1994. Santos lo es de lo ocurrido en el 2010 y en el 2014. También en eso los casos son iguales.   Publicado en kienyke.com, 10 de julio del 2018.