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Aportes para una nueva política lechera

Por - 01 de Agosto 2018

En días pasados escribía sobre la necesidad de implementar acciones en el sector cárnico, por parte del nuevo gobierno, ante el grave retroceso que registró en los últimos años la ganadería colombiana. No es diferente en el sector lechero, incluso más golpeado que el de la carne.

Y es que si se analiza los que se le paga al productor por un litro de leche cruda, los precios reales hoy son más bajos que los que se registraban en el año 2000. Una perdida en el nivel de ingreso del productor que al fin y al cabo se traduce en daño del bienestar de 320 mil familias.   Y es que cada vez más se irrespeta la Resolución 017 de 2012 que debe garantizar un pago mínimo por calidad. Semanalmente veo notificaciones, o mejor excusas, de diferentes industrias al productor, expresándole que habrá una baja en el precio. A esto se suma la Resolución 083 de 2018 que en nada le ha contribuido al ganadero, más sí al industrial.   Sin duda, es esa una primera tarea que deberá afrontar el nuevo Ministerio de Agricultura - MADR, al menos en materia lechera: hacer funcionar el sistema de pago. Esto también requiere la activa participación de la Superintendencia de Industria y Comercio, que brilló por su ausencia a pesar de las múltiples quejas y denuncias, que según MADR se presentaron ante ella.   Las nuevas políticas lecheras deberán tener en el centro la variable consumo, bien interno como externo. Hablemos de las exportaciones primeramente que según nuestra industria no realizan porque el precio que se le paga al productor es muy alto y eso les hace no ser competitivos en el mercado internacional.   Hoy en día, los seis países latinoamericanos más competitivos en materia lechera, pagan entre USD¢ 35 y USD¢ 38 el litro de leche al productor. Colombia se encuentra allí, con USD¢ 38 por litro. El único país que paga por debajo de dicho rango es Argentina, USD¢ 27 por litro, bien por precio como por temas cambiarios. Esto para referirme que el “discurso industrial” de su incapacidad de exportar ya está trasnochado. La culpa no es de la vaca ni del ganadero: deben revisar sus costos de logística y transformación, mejorarlos e irse de gira comercial para abrir mercados.   Así mismo el consumo interno es fundamental. Solo basta que en estratos 1 y 2, que suman más de 32 millones de colombianos, tomen un vaso de 250 ml de leche al día para que más de la mitad de la informalidad desaparezca.   Esto requiere políticas integrales de alimentación de parte del Gobierno Central articuladas con los entes territoriales, incluso de la parafiscalidad ganadera que por ley aporta un destino para fomentar el consumo.   Adicionalmente se debe tener en el radar el tema de las importaciones, que tienen cupos cada vez más crecientes. Las alternativas a usar deben ser dos: aumentar exportaciones de lo cual ya anoté algo; y sustituir importaciones, tarea que se viene haciendo con algunos impactos, a través de la figura de subastas de leche en polvo a través de la Bolsa Mercantil.   Vale la pena fortalecer y ampliar la figura de subastas, pero que no dependa solo de los recursos de los ganaderos y su Fondo de Estabilización de Precios. Ideal sería poder contar con un fondo tripartito entre gobierno, industria y productores para lograrlo.   Sin embargo, la industria no lo hará, o les transferirá sus costos al ganadero y al consumidor. Pero vale la pena discutirlo.   Lo más importante es que se requiere un MADR del lado del productor pues en los últimos años esta cartera pareció más ser un segundo Ministerio de Industria.