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Dos caminos

Por - 01 de Marzo 2023

¿Existen en Colombia las condiciones políticas para enfrentar un proyecto ambicioso de reforma del Estado?

El próximo gobierno tiene dos alternativas: una nueva reforma tributaria o una reforma del Estado. En los dos casos, el país tendrá que pasar por una dura prueba en materia económica. También es claro que el margen de maniobra disponible es muy estrecho y se requerirá gran temple para el manejo de la política económica.   El mandatario puede optar por el camino fácil de imponer una nueva reforma tributaria y seguir exprimiendo los bolsillos de los que siempre pagan impuestos. Esto permitiría mantener un cierto nivel de gasto, pero obligaría, de todas formas, a implementar un programa de austeridad, pues el desafío primordial es cumplir con la regla fiscal. 

Las calificadoras están pendientes de las señales que envíe el nuevo gobierno para mantener o retirar el grado de inversión. El problema de seguir por el camino de subir los impuestos es la nueva coyuntura internacional. La agresiva reforma tributaria de Donald Trump obliga a todos los países del mundo a revisar la competitividad fiscal de sus países.   Seguir incrementando los impuestos frenaría la inversión en Colombia, que es el motor del crecimiento económico. Sin crecimiento no aumenta el recaudo, no es sostenible el nivel actual de gasto y se continúa en una espiral descendiente que no permite superar el ciclo.

El camino que puede resultar más costoso, en términos políticos, es abrir el debate sobre el tamaño de Estado que estamos en condiciones y dispuestos a financiar.   Sorprende que, a pesar de la evidencia de las múltiples distorsiones que generan las intervenciones públicas en la economía, la mayoría de los economistas nacionales se inclinen por la idea de aumentar los impuestos sin entrar en una seria discusión sobre cuáles son las limitaciones objetivas de seguir por el mismo camino. Tampoco resulta claro que, dadas las imperfecciones notorias de la estructura del gasto público en Colombia, este tenga una verdadera capacidad de reactivar la economía. 

A los expertos de la economía nacional parece que se les olvidó el capítulo de la teoría fiscal, que demuestra que también se puede estimular el crecimiento disminuyendo la presión tributaria. Es un camino más difícil, pero, sin duda, más efectivo en el mediano plazo. En las actuales circunstancias fiscales ello no es posible sin un esfuerzo importante por reducir el gasto mediante austeridad y privatizaciones. Una reforma estructural del Estado no es algo que se pueda hacer en una legislatura, ya que nada de esta magnitud se obtiene en un presupuesto o una ley. Estos cambios son dolorosos y requieren un elevado nivel de voluntad política. Lo importante es comenzar a cambiar el rumbo. 

Por conveniencia política y sesgo ideológico, seguimos creyendo que el Estado es la solución a todos los problemas nacionales. Estamos convencidos de que el gobierno puede seguir extendiendo su influencia en la economía sin que ello signifique una reducción del espacio disponible para el sector privado. Podemos seguir por el camino que traemos, que no nos está dejando avanzar al desarrollo. O existe la posibilidad de explorar la vía de la austeridad y rebaja de los impuestos. 

¿Existen en Colombia las condiciones políticas para enfrentar un proyecto ambicioso de reforma del Estado? Los resultados de las recientes elecciones parlamentarias no permiten llegar a una conclusión certera. Hay que esperar las presidenciales.