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El gran triunfo de las Farc

Por - 26 de Agosto 2016

Este miércoles, en horas de la noche, el Gobierno hizo una gran fiesta para celebrar que se ha firmado un acuerdo final con las Farc. Como de costumbre, el presidente señaló que se trata de algo histórico, del fin de la guerra, de la nueva Colombia, siguiendo su pauta megalómana.

Este miércoles, en horas de la noche, el Gobierno hizo una gran fiesta para celebrar que se ha firmado un acuerdo final con las Farc. Como de costumbre, el presidente señaló que se trata de algo histórico, del fin de la guerra, de la nueva Colombia, siguiendo su pauta megalómana.

Lo cierto es que, en medio de tanta fanfarria, derroche, propaganda y publicidad, el acuerdo anunciado confirma el triunfo de la criminalidad sobre el Estado de Derecho. Sin ir muy lejos, las verdaderas letras de los acuerdos demostrarán lo que lograron por las armas: la combinación de narcotráfico y terrorismo, vestida de una vacía ideología política.

Colombia es paradójica y, al mismo tiempo, desmemoriada. Aunque hayamos ratificado el Estatuto de Roma para combatir la impunidad frente a crímenes como el genocidio, el secuestro, el reclutamiento de menores, los abusos a la mujer, o los niños, según el Artículo 60 del Acuerdo de Justicia entre el Gobierno y las Farc, basta con “decir toda la verdad” para que los miembros del Secretariado eviten un solo día de cárcel.

Eso muestra que somos un país que se indigna y pide severidad con violadores y asesinos de niños como el demonio viviente de Garavito, pero existen dirigentes políticos que legitiman a los ‘Garavitos’ de las Farc, que, sin aspavientos, han abusado de miles de menores.

Somos un país donde se pide castigo drástico a los abusadores y asesinos de mujeres como Rosa Elvira Cely, pero los mismos políticos que se rasgan las vestiduras hoy validan a los feminicidas de las Farc, e incluso les permiten la elegibilidad política a quienes han cometido esas atrocidades, como queda claro en el Artículo 36 de los Acuerdos de Justicia. 

Tenemos un presidente que ha usado a las Fuerzas Militares y de Policía para su propia propaganda, y los ha conducido a su homologación operativa y cadena de mando frente a las Farc, como se aprecia al comparar los Artículos 44 y 59 de los Acuerdos de Justicia firmados en La Habana.

La mayor organización terrorista de nuestra historia, hizo de sus acuerdos con el Gobierno el mayor concierto delictivo para blanquear su fortuna. En el Artículo 39 de los Acuerdos de Justicia han abierto la puerta para que el lavado de activos, la minería ilegal, la extorsión e incluso el narcotráfico, entren por la puerta de la conexidad con el delito político al dulce camino de la amnistía. Además, no pondrán ni un centavo de su oculta fortuna criminal al servicio de reparar a sus víctimas.

Las Farc también crearon su propia justicia especial, aplicable a civiles y militares. Tendrán curules garantizadas, incidirán indirectamente en la selección de la Comisión de la Verdad y eludieron cualquier compromiso de entregar toda la información de sus cadenas de narcotráfico.

Duele ver un país, donde ser terrorista, narcotraficante, violador sistemático de derechos humanos y secuestrador, brinde todas estas condiciones por parte de un Gobierno que juró defender la Constitución. Ante este triunfo de la ilegalidad sobre el Estado de Derecho, tendremos que salir a las urnas a decir que NO.