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Lo que dicen las Farc: “La Paz será la Victoria”

Por - 28 de Junio 2016

En una de sus páginas web, las Farc afirmaron (1) que habrá paz en Colombia sólo cuando ellas triunfen. “La Paz será la Victoria”, escriben. La victoria con mayúscula.

En una de sus páginas web, las Farc afirmaron (1) que habrá paz en Colombia sólo cuando ellas triunfen. “La Paz será la Victoria”, escriben. La victoria con mayúscula.

Es decir, hablan de la victoria definitiva de ellos, del terrorismo comunista más letal y prehistórico, sobre una sociedad abierta como la colombiana. “La Paz será la Victoria”, no la victoria de los colombianos, del pueblo, de los jóvenes, sólo la victoria de una secta marxista minoritaria, armada y narcoterrorista. Todo está resumido en esas 5 palabras. “La Paz será la Victoria”, la paz como el logro de una utopía mortífera.   El mismo día que hacían la comedia de firmar en Cuba “el fin del conflicto”, los jefes farianos lanzaban ese titular y un artículo en el que afirman su ambiciosa orientación real. En La Habana tuvieron ellos, pues, un discurso doble: uno edulcorado, para el consumo de la galería, para las agencias de prensa, para el buen señor Ban Ki-moon  --quien no firmó el tal “acuerdo” pues el expediente Colombia  es de los menos urgentes para él--, y para los 170 lagartos que fueron llevados en avión por Santos a La Habana. Y otro, el real, el brutal, el que lleva ese título, el destinado a ser leído por las bases guerrilleras. Este último es claro: el cese al fuego bilateral, que ellos llaman impropiamente “armisticio”, será respetado por las Farc “si se cumple con la Hoja de Ruta que convinimos trazar conjuntamente” con Santos. En consecuencia, todo lo dicho y firmado en La Habana está en el aire: todo depende de que las Farc obtengan la “hoja de ruta” y “la más amplia amnistía”.   Conclusión: el circo mediático montado por Santos y Raúl Castro, con convidados de piedra e himno nacional colombiano, no tiene valor alguno, pues todo depende de que Santos les “cumpla” la llamada “hoja de ruta”, que nadie sabe qué contiene exactamente.   Sobre lo de la “dejación de armas” el artículo muestra que la decepción de los ingenuos va a ser grande. En ese texto, los jefes farianos transforman esa promesa, con la que han envolatado durante meses a las agencias de prensa, con algo peor: no habrá entrega de armas, y ni siquiera habrá dejación de armas. Para las Farc el compromiso firmado en La Habana el 23 de junio es simplemente esto: “para nosotros (…) lo señalado [en el Acuerdo de Dejación de Armas] significa la proscripción del uso de las armas para hacer política”. Eso es todo.   La “proscripción del uso de las armas para hacer política”. Es decir, no dejarán las armas, pues estas serán utilizadas en escenarios distintos a los de “hacer política”. Los asaltos y destrucciones continuarán y serán mostrados como actos “defensivos”, como hicieron siempre.   Quiere decir también que ellos solo irán a los mítines en civil y sin portar armas ostensiblemente, pero tendrán sus propios guardianes bien armados. Es decir, el partido Farc será un partido armado y los colombianos tendrán de tolerar que la campaña política que se abre, con mítines y reuniones públicas y privadas, para discutir los pormenores del “acuerdo de paz” y lo del plebiscito, se desarrolle en medio de una realidad opresiva: sabiendo que hay un partido que sigue armado, que discursea y hace agitación y propaganda por todas partes sin haber dejado las armas, lo que equivale a ponerle un fusil en la espalda a los demás partidos. Un plebiscito en esas condiciones será ilegal.   Esa “dejación de armas” depende, además, de que el Gobierno les conceda a las Farc “la más amplia amnistía”, es decir la impunidad total para todos los crímenes y delitos que la banda narcoterrorista ha cometido en 50 o más años de barbarie. La campana política por el “si” o el “no” del plebiscito se hará luego de que las Farc hayan recibido la confirmación de que todos sus crímenes quedarán impunes. Un plebiscito en esas condiciones será ilegal.   En el artículo, por otra parte, las Farc pretenden aparecer como los representantes de unas “mayorías”, de unas “mayorías excluidas”. ¡Que impostura! La guerrilla más detestada del país, la que más ha golpeado y tratado de envilecer el cuerpo social colombiano, y sembrado la muerte por doquier y por ideales absurdos, trata de mostrarse ante la prensa internacional como una fuerza pacífica mayoritaria, como unos héroes de “la protesta social”. Y la guerrilla terrorista, que está recibiendo de un Gobierno traidor, gratuitamente, todas las exigencias que tenían, se dicen “excluida”.   La otra inversión de realidad que intentaron hacer en ese texto consiste en hablar de una “confrontación terrible” que ha durado “medio siglo”. Se olvidaron decir que fueron ellos, y solo ellos, los que decidieron unilateralmente ir hacia esa confrontación, los que crearon cada eslabón, cada etapa, de esa guerra de agresión, ante la cual el Estado y la sociedad colombianos tuvieron que defenderse, para poder sobrevivir como nación libre ante el desafío lanzado, una y otra vez, desde los primeros momentos de la Guerra Fría. Desgraciadamente, esa resistencia contra los agresores se está esfumando por voluntad de Santos.   De manera que habrá paz en Colombia solo cuando las Farc triunfen, cuando obtengan “la Victoria”. Para ellas, el proceso de paz con Santos es la vía más inmediata para alcanzar esa “Victoria”, pero, advierten a quien quiera escucharlas, no será el único camino. Si la capitulación de Santos no es completa, ellas seguirán en lo suyo. Nada los urge. Dejar de asesinar, salir del monte y de sus refugios en el extranjero, no es vital para ellas. En cambio, para los colombianos la paz sí es algo inaplazable. Pero el país y las Farc hablan 2 idiomas diferentes o, mejor, antagónicos.   (1).- http://www.pazfarc-ep.org/comunicadosfarccuba/item/3474-la-paz-sera-la-victoria.html