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Refrendación o manipulación

Por Iván Duque Márquez - 21 de Julio 2016

¿Por qué se legitima la trampa a la democracia? Ayer se conoció la decisión de la Corte Constitucional que le da vía libre al Plebiscito por la paz. En su fallo el alto tribunal dejó claras muchas cosas, en primer lugar que se ha legitimado una trampa a la democracia y en segundo lugar, que se pueden presentar interpretaciones amañadas donde sin rubor se golpean las instituciones.

¿Por qué se legitima la trampa a la democracia? Ayer se conoció la decisión de la Corte Constitucional que le da vía libre al Plebiscito por la paz. En su fallo el alto tribunal dejó claras muchas cosas, en primer lugar que se ha legitimado una trampa a la democracia y en segundo lugar, que se pueden presentar interpretaciones amañadas donde sin rubor se golpean las instituciones.

¿Por qué se legitima la trampa a la democracia? En primera instancia porque el Gobierno y el presidente siempre hablaron de Referendo cuando se anunció el proceso de paz en el año 2012. Fue tal la promoción de ese mecanismo que el propio Congreso adelantó, con la guía del Ministerio del Interior, una reformapara que los referendos se pudieran realizar de manera coincidente con otras elecciones. ¿Qué pasó entonces? Sencillamente que al darse cuenta el Gobierno que un referendo exige voto informado desagregado en puntos y que el umbral constitucional es del 25 por ciento del Censo Electoral, sus irrisorios niveles de popularidad exigían un mecanismo manipulable.   ¿Cuál fue el mecanismo? Definieron el Plebiscito sobre la base que aunque exigiera un umbral más alto (50 % del Censo Electoral), se podía reformar ordinariamente con las mayorías en el Congreso y con una sola pregunta aprobar todos los acuerdos. Así las cosas, bajaron el umbral para una sola votación y lo más grave, hicieron depender la activación de la implementación de los acuerdos a la decisión que tomen 4,5 millones de personas, utilizando el mismo número de votos que en el Plebiscito de 1957 cuando se creó el Frente Nacional y el país apenas tenía 15 millones dehabitantes. La Corte en adición a este atropello, validó que no se dieran condiciones de equidad para la campaña por el NO. Validó que en la Cámara de Representantes se hubiera tumbado la decisión del Senado de financiar con recursos públicos las dos campañas y prohibir la Publicidad Estatal durante el periodo electoral.   La Corte ha dicho que las decisiones del Plebiscito no son vinculantes, salvo para el presidente. Con eso pretende confundir porque a la larga el Acto Legislativo para la Paz se activa con el triunfo del SI, creando una norma plebiscitaria para darle vida a un proceso legislativo abreviado, a facultades habilitantes, a una exigencia presupuestal permanente y a limitar el control de constitucionalidad.   ¿Por qué existen interpretaciones amañadas? La Corte ha pelado el cobre. Para ella se sustituye la Constitución cuando se crea un tribunal de aforados, necesario en un país donde los magistrados de las altas cortes son prácticamente inmunes a ley porque para juzgarlos la maraña institucional los sobreprotege, pero no se sustituye con un Plebiscito manipulado para activar una implementación de acuerdos donde se crea una compleja y preocupante institucionalidad paralela.   Con estos elementos no estamos ante ninguna refrendación democrática. Por el contrario estamos próximos a vivir la más grande manipulación de la democracia colombiana donde el gobierno utilizará toda su propaganda institucional sin controles, su presupuesto, la presión a los funcionarios para que hagan campaña y el amedrentamiento a los gremios y medios de comunicación para lograr su cometido.   Los colombianos serán tratados de llevar a las urnas, sin voto informado y sin garantías para bendecir la implementación de unos acuerdos que la propia ONG Human Rights Watch ha denominado una “Piñata de Impunidad”.   La Corte Constitucional ha desconocido que los umbrales de los plebiscitos son un mecanismo para que la legitimidad provenga de una amplia participación del censo electoral. Al autorizar bajar abruptamente el umbral, la corte ha querido presionar el voto ciudadano y deslegitimar la abstención, acreditando una trampa más.   Ante la trampa y la manipulación muchos colombianos que queremos la paz sin impunidad y sin premiar la ilegalidad sobre el Estado de Derecho, estamos ante la encrucijada de votar no a las Farc o abstenernos.   La democracia requiere garantías, espacios de deliberación y donde temas relacionados con el futuro del país tengan los recursos equitativos suficientes para informar a la ciudadanía. Con las reglas que ha autorizado la Corte Constitucional, estas condiciones no existen. Hoy más que nunca los colombianos tenemos que rechazar que se nos quiera manipular y condenar a la validación de la trampa.   Kienyke, Bogotá, 19 de julio de 2016.