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Sin recursos

Por - 13 de Septiembre 2018

Sorprende ver como el gobierno saliente propuso un presupuesto para el sector agropecuario muy por debajo del aprobado en 2018. Si uno de los puntos de los acuerdos de La Habana que tanto defendió la anterior administración fue el de la llamada Reforma Rural Integral, que contenía 12 planes que demandaban una significativa cantidad de recursos, entonces, ¿por qué dejar desfinanciado al sector?

Pero aparte que el gobierno anterior hizo evidente “el conejo” sobre lo mismo que él negoció, lo lamentable es que los 12 millones de personas buenas que hacen parte del sector agropecuario –lo rural y productivo y quienes contribuyen a nuestra seguridad alimentaria–, no hayan tenido la mirada del Estado con políticas públicas productivas diferentes al “negociado” de Cuba.   La propuesta inicial para 2019 en el sector agropecuario, sumando todas las entidades nuevas creadas en años recientes, llega tan solo a $2 billones, de los cuales el 30 % está destinado a funcionamiento. Es decir, solo $1,4 billones destinados a inversión sectorial.    Tan solo unos cuatro años atrás el presupuesto agropecuario superaba los $4 billones, y la esperanza era que pudiera crecer. Seguramente el crecimiento de esos años solo se debió a utilizar recursos para conjurar paros y protestas. ¿Me equivoco?   Hoy, en cuentas rápidas, de los recursos destinados a inversión corresponderían $117 mil pesos para cada habitante que dedica sus actividades laborales y de vida a lo agropecuario, o unos $31 mil de inversión para cada hectárea productiva en el país. Insuficiente, sin duda.   Sacar adelante al sector agropecuario requerirá más que duplicar sus recursos como política de Estado en el corto, mediano y largo plazo, labor que el nuevo gobierno tiene en su horizonte de trabajo. Sin embargo, por ahora tendrá la tarea de enderezar el proyecto de presupuesto que desfinanciado dejó la administración pasada.   Ahora bien, vale la pena preguntarse como impactaron en la producción y desarrollo del sector, los mejores presupuestos que se tuvieron en 2014 y 2015. Si se analizan las cifras de crecimiento del DANE para dichos años el PIB agropecuario se incrementó en 2,7 % y 2,5 % respectivamente. Cifras modestas, pues entre 2002 y 2007 con menores niveles de inversión los resultados fueron mejores.   Esa es entonces, otra de las tareas de la cartera agropecuaria. La que tiene que ver con la eficiencia en el gasto. Tal vez fácil de cumplir, dados los antecedentes, pero con las dificultades que se suscitan al tener recursos limitados y tantas cadenas productivas en dificultad.   Las inquietudes que me quedan es por qué la administración Santos propuso un presupuesto tan bajo para 2019, no solo en lo agropecuario sino en general. ¿Tan mala es la situación fiscal en la que dejó al país? ¿Por qué en el marco de “los acuerdos de paz” negocio planes y programas que sabía no podía cumplir? ¿O tal vez sí se tenían recursos pero muchos de ellos terminaron en el derroche? Lo único cierto es que el país hoy camina sin recursos.