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Un gremio en movimiento

Por CONtexto ganadero - 03 de Agosto 2018

Al iniciar agosto, estamos a poco más de 100 días de la más importante cita bienal de todos los ganaderos de Colombia: nuestro 36 Congreso Nacional Ganadero. Un encuentro del gremio que, desde tan significativo renglón de la economía nacional, tiene la seguridad de constituir una eficaz alternativa de progreso, incorporación tecnológica, transformación productiva, y constante innovación creativa.

Razones profundas que explican el hecho de que la ganadería contribuya con el 1,4 % del PIB nacional, aportando a su vez el 21,8 % del PIB agropecuario y el 48,7 del PIB pecuario; y que, con la generación de 810 mil empleos directos, se constituya en el motor generador del 6% del empleo nacional (19 % del empleo agropecuario).   Esta es una actividad desarrollada por hombres, mujeres y familias, que dispersas por toda la geografía de la patria, y con base en la premisa fundamental de trabajar, trabajar y trabajar, han logrado que la ganadería equivalga hoy a 2.1 veces el sector avícola, 3 veces el sector cafetero, 3.1 veces el floricultor, 4.4 veces el porcícola, 5.3 veces el bananero y 8 veces el palmicultor.   Este importante posicionamiento se ha conseguido a pesar de haber vivido durante los últimos años en un clima de incertidumbre y de fuerte afectación por parte de un gobierno, el mismo que el 29 de diciembre de 2015 firmó el decreto con el que trasladó temporalmente al Ministerio de Agricultura los recursos propios aportados por los ganaderos (esto es, el Fondo Nacional del Ganado), asestando un golpe injustificado y artero a un gremio que había cosechado logros invaluables con su recto manejo.   A partir de entonces, nadie, como el gremio ganadero, conoció mejor el desprecio del Ejecutivo saliente.   Tras el despojo, vinieron la negación del camino recorrido, la fractura del diálogo, injustas retaliaciones y pérdidas significativas, pero, sobre todo, la incertidumbre por la ausencia de señales claras y reglas de juego parejas, como las que, palabras más, palabras menos, persisten para los gremios restantes.   Más aún, durante las recientes negociaciones de la Alianza del Pacífico, empezó a cernirse, nuevamente, sobre la ganadería, la posibilidad de seguir siendo la variable de ajuste en el marco de un tratado comercial.   Y, sin embargo, el balance final es que los atropellos nos han unido como nunca.   El Congreso Nacional Ganadero de noviembre será el espacio para dejar en claro que la unión es el más significativo legado de esta lucha compartida con FEDEGÁN, desde donde se ha contado, para bien del país entero, con la valentía, coherencia y firmeza de su presidente ejecutivo, José Félix Lafaurie, a la hora de poner un límite y defender lo propio para fortalecer, por ende, el interés nacional.   En resumen, todo este recorrido ha sido un aprendizaje, cruel y difícil, pero, al fin y al cabo, un aprendizaje que ha robustecido nuestra voluntad, la misma con la que reafirmamos a diario la verticalidad de nuestras posiciones.   De hecho, FEDEGÁN logró salvarse, y con él, se ha salvado la tradición de una cadena de valor histórica y estratégicamente integrada a la economía del país.   Por cierto, el nuevo gobierno de Iván Duque marca un camino seguro de franqueza y respaldo a nuestro gremialismo.   Ahora, es imperativo contar con el concurso de toda la estructura regional y subregional ganadera para cumplir con el compromiso ético de ofrecer las oportunidades conducentes a potenciar el capital productivo de los renglones de la carne y la leche nacionales.   Hoy, el desafío está en la competitividad sectorial, en la capacidad para acompañar el crecimiento del mercado interno, en la admisibilidad, en el crecimiento de la extensión pecuaria, en el desarrollo genético, en los servicios tecnológicos ganaderos, en la superación de la pobreza rural, en la seguridad que precede a la inversión, en la confianza, en nuevas formas de financiación de la reconciliación ambiental ganadera, en la transparencia y la competitividad de la cadena, en esquemas innovadores para cristalizar la reconversión, y en el estímulo a la creatividad para crear valor diferenciado, como, por ejemplo, la marca colectiva QC del Pacto Caquetá.   Entonces, a FEDEGÁN no lo detuvieron; nuestro gremio cúpula está en pleno movimiento.   Por eso, desde las regiones, con la herramienta de las Asambleas Consultivas Regionales, haremos visible en el Congreso Nacional Ganadero la real coyuntura productiva; y, como siempre, estaremos de pie, escoltados por el gremialismo entero, expresando nuestro apoyo incondicional y duradero: ¡FEDEGÁN, HOY Y SIEMPRE!