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Una respuesta a María Ángela Holguín

Por - 01 de Marzo 2023

María Ángela Holguín, la ex ministra colombiana de Relaciones Exteriores, trata de explicar en un artículo del 11 de agosto pasado (1) por qué ella y el presidente Juan Manuel Santos cambiaron, de un día para otro, la política de no acceder a la demanda palestina de ser reconocida como Estado, política que ellos mismos habían defendido (¿hipócritamente?) hasta el 5 de agosto de 2018.

Las razones que ofrece Holguín no son claras. Dice que con ese reconocimiento ellos querían “contribuir a la paz entre los dos países” (2). Si la paz dependiera de ese reconocimiento ya la paz habría llegado: 137 países han reconocido como Estado a la Autoridad Palestina (AP) y en noviembre de 2012 ésta obtuvo el estatuto de Estado miembro observador no miembro de la ONU.   Sin embargo, la guerra entre los palestinos e Israel continúa y adopta formas cada vez más atroces. Y, peor, ninguna de las dos organizaciones mayores del campo palestino, Hamas y la AP, dirigida por Mohamed Abbas, está dispuesta a entablar negociaciones directas de paz, ni con el Estado de Israel ni con el gobierno americano. Para ellos la paz es sin Israel. Ese es el nudo del problema.   Es útil recordar que el vocero de la AP en Colombia, en octubre de 2017, publicó en twitter la siguiente frase de Yasser Arafat que parece explicar el porqué de la situación actual: “El objetivo final al que aspiran los palestinos es el fin del Estado de Israel. No habrá compromisos. No queremos la paz, queremos la guerra hasta la victoria” (3).   La ex ministra Holguín no parece conocer bien el tema. Dice que “las decisiones” de Naciones Unidas “generaron el conflicto entre israelíes y palestinos”. Asombroso. Ese conflicto es muy anterior a la fundación de la ONU y sus causas se remontan muy lejos. El retorno a Palestina, la cuna de los judíos, era la única forma de poner fin a las humillaciones, expoliaciones, persecuciones y matanzas que sufrían los judíos en Europa y en Medio Oriente.   En 1917, el movimiento sionista había obtenido el compromiso de Inglaterra, respaldado por Francia, de obrar por la creación de un “hogar nacional judío en Palestina”. Es la Declaración Balfour. En 1922, la Sociedad de Naciones respaldó esa Declaración. Tras la dislocación del imperio otomán, la Palestina fue puesta bajo mandato británico. El 14 de mayo de 1948, día del fin de ese mandato, David Ben Gurion proclamó la creación del Estado de Israel en una sala del museo de Tel Aviv. Al día siguiente, cinco países árabes invadieron a Israel, desde el norte, el sur y el este, y comenzaron una guerra sangrienta que terminará ocho meses después con la derrota de los árabes. El 29 de enero de 1949, el Estado de Israel fue reconocido por Francia, Gran Bretaña, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, Italia y Nueva Zelandia. Dos días después, Estados Unidos reconoció a Israel. Más de medio millón de árabes tomaron el camino del exilio. Una parte huyó de la guerra, otra fue expulsada y la mayoría salió engañada por la propaganda árabe: tras la victoria árabe podrían regresar. La minoría árabe que se quedó son los ciudadanos palestinos-israelitas de hoy. Así surgió el problema de los refugiados y el conflicto se agravó. Las guerras que siguieron fueron todas ganadas por Israel.   La exterminación de seis millones de judíos de Europa por la Alemania de Hitler, había vencido por fin las reticencias del campo occidental, e incluso dentro del mundo judío, acerca de la necesaria partición de la Palestina. El 29 de noviembre de 1947, la asamblea general de las Naciones Unidas adoptó el plan de partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe, pese a la oposición de los países árabes.   La abstención de Colombia en el voto del 29 de noviembre de 1947 fue un error. María Ángela Holguín ve esa abstención como un acierto. ¿El Holocausto no había sido suficiente? ¿No había que darle un Estado a un pueblo que había sido perseguido a lo largo de toda su historia? ¿Había que seguir bloqueando esa iniciativa? ¿Qué hubiera pasado si los Estados miembros se hubieran abstenido? Mal hace la ministra Holguín en alabar eso. Esa indecisión lleva a Holguín calificar ese voto de la ONU como una “decisión precipitada”. Error enorme.   Oigamos lo que dice un testigo de la época, el escritor y ensayista Arthur Koestler: “En 1937 la partición habría podido ser realizada con relativamente pocas dificultades y con menos efusión de sangre. Los cuerpos judíos constituidos estaban dispuestos a aceptarla. Los jefes árabes moderados habrían cedido ante la presión diplomática. El más influente de ellos, el rey Abdullah de Transjordania, me concedió una entrevista que equivalía, en términos velados, a una aceptación de la partición. Sin embargo, el gobierno de Neville Chamberlain rechazó el plan de la comisión real y, durante los diez años siguientes, la política británica en Palestina fue una sombría noche de indecisiones, de errores y de prejuicios. La partición fue finalmente decidida por las Naciones Unidas, después de diez años de sufrimientos inútiles y sangrientos, y realizada por la fuerza de las armas en la guerra judeo-árabe de 1948”.   Si la creación de los dos Estados hubiera sido realizada en 1937, la historia de Europa y del Medio Oriente habría cambiado, quizás millones de judíos habrían podido escapar a la monstruosa maquinaria de exterminación creada por Hitler y el conflicto árabe-judío hubiera durado menos tiempo. El precio pagado por la humanidad por los errores de Chamberlain, y no solo sobre la actitud que debía seguir la Gran Bretaña ante Hitler, es pavoroso. Judíos y palestinos también pagaron un precio altísimo por la vacilación de aquel. ¿Cómo puede la ex ministra Holguín saludar esa línea al decir que era mejor esperar más y más antes de aprobar la creación del Estado de Israel?    Notas (1).- http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/maria-angela-holguin/reconocimiento-del-estado-palestino-maria-angela-holguin-254778 2).- ¿Dos países? El lenguaje de la ex ministra es impreciso. Uno es el Estado de Israel, reconocido de pleno derecho en la ONU. La resolución que reconoce a la AP como miembro observador de la ONU no tuvo consecuencias en cuanto a la creación de un Estado, no creó un Estado que no existe aún ni cambió la situación en el terreno. Para Israel, la paz vendrá de negociaciones directas entre palestinos e israelíes, en Jerusalén, no con resoluciones en Nueva York. Los palestinos no han reconocido la existencia de Israel como el Estado del pueblo judío. (3).- http://www.lphinfo.com/grosse-gaffe-revelatrice-de-lautorite-palestinienne/   Eduardo Mackenzie. @eduardomackenz1 16 de agosto de 2018