cumbal corpoica familia Rosero Alpala, cumbal corpoica familia Rosero Alpala noticias, cumbal corpoica familia Rosero Alpala historia, cumbal corpoica familia Rosero Alpala investigación, contexto ganadero
Foto: Cortesía.

Cargando...

3 de 7 hijos de los Rosero Alpala trabajan con ciencia por un mejor país

Por - 18 de Octubre 2016


Hablar del municipio de Cumbal, es hablar de agricultura y ganadería, de tradiciones culturales y un comercio que gira en torno al transporte, el turismo, la ebanistería, los tejidos y las confecciones. Este municipio limita con el país vecino de Ecuador, está ubicado al sur occidente de Colombia en el departamento de Nariño.   De este municipio sale la familia Rosero Alpala. Allí hace varias décadas el señor Segundo Florentino Rosero Taimal y la señora María Celida Alpala Quelal, ambos con ascendencia indígena, se instalaron para forjar su familia en el Resguardo Indígena del Gran Cumbal. Fruto de esa unión nacieron 7 hijos, de los cuales 3 sin planearlo se unirían a la investigación en el sector agropecuario en la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica, para contribuir al cambio técnico de los productores, y así mejorar las condiciones de vida de las personas que, como ellos, se criaron entre actividades de agricultura y de ganadería como sus padres. Una vida que desde pequeños inunda sus deseos por conocer y mejorar la producción en el campo.    Los hijos de Cumbal, investigadores del país   María Gladis Rosero Alpala es investigadora máster de Corpoica en el Centro de Investigación La Selva, Antioquia, es la mayor de los hermanos investigadores de la entidad, pero la tercera hija del señor Segundo Rosero y la señora Celida Alpala. (Lea: Con éxito concluyó el programa ‘Nariño Lácteo’)   Su interés, como el de muchos niños en zonas rurales, partió del acercamiento con la escuela y los profesores. Terminó sus estudios de pregrado con el título de Bióloga de la Universidad de Nariño en el año 2006, he hizo su maestría en Ciencias Agrarias con la línea de investigación en Recursos Fitogenéticos Neotropicales en la Universidad Nacional de Colombia, sede Palmira, la cual culminó en el año 2011.   Adicionalmente, tiene experiencia en investigación etnobotánica, determinación taxonómica y caracterización de agroecosistemas tradicionales, como también experiencia en investigación participativa, estudios de diversidad genética de tubérculos andinos; conservación, manejo y valoración de recursos fitogenéticos.   Maria Gladis resalta que “desde Corpoica, puede aportar al agricultor colombiano con estrategias de conservación de los recursos genéticos nativos para la soberanía y seguridad alimentaria. Asimismo, puedo aunar esfuerzos con equipos multidisciplinarios para atender a las necesidades del sector agrícola en la adaptación de los sistemas productivos frente a los eventos del cambio climático.”   Su hermano Jaime Anibal Rosero Alpala es investigador master en el Centro de Investigación La Libertad, Meta, fue el único hijo varón, es menor que Gladis, pero mayor que Amparo. Como todos los hijos, colaboraba con las labores cotidianas del campo junto a sus padres, ordeñando las vacas, cultivando papa, habas, quinua y otros productos que manejaban.   Recuerda que el medio de transporte era un caballo que llamaban “Cherokee”, el cual los acompañaba a todos lados y que a su vez era la mascota de la familia.  Soñaba estudiar biología y su interés por entender la fisiología de los seres vivos, se la inculcó un profesor en la escuela.   Finalmente logró sus estudios en Zootecnia en la Universidad Nacional de Colombia, sede Palmira, allí mismo, terminó su maestría en Ciencias Agrarias en la línea de investigación de Producción Animal Tropical en el año 2009. Su experiencia está en el establecimiento de leguminosas forrajeras, sistema de siembra e inoculación, también en técnicas moleculares para amplificación e identificación de polimorfismos relacionados con la calidad de leche, entre otros. (Lea: Asociaciones lácteas de Nariño tendrán laboratorios de calidad)   “Me gustaría mantener o mejorar razas criollas de animales haciendo hincapié en que sus productos tienen un valor adicional a nivel nacional o internacional por tener características organolépticas, nutricionales y forma de producción que le darían una denominación de origen en regiones como la Orinoquia colombiana. De esta manera, hacer un sector ganadero más rentable y sostenible en una economía globalizada”, manifiesta Jaime Anibal cuando se le pregunta por su futuro en la investigación.   Por su parte, Elvia Amparo Rosero Alpala es investigadora Ph.D. de Corpoica, en el Centro de Investigación Turipaná. Es la menor de los 3 hermanos investigadores, a quien también el referente que la llevó a encaminarse en la investigación fue un profesor del pregrado en ingeniería agrónomica, carrera que cursó en la Universidad Nacional de Colombia, sede Palmira.   Al igual que sus 2 hermanos, cursó la maestría en el mismo claustro en Ciencias Agrarias, ella con énfasis en Fitomejoramiento. Obtuvo su doctorado en Anatomía y Fisiología Vegetal en la Universidad de Carolina en Praga, República Checa.   Su experiencia en investigación ha sido durante mucho tiempo en el mejoramiento genético de la yuca, labor que ejerció inicialmente en CIAT durante sus estudios de pregrado y maestría; posteriormente, vinculada a la Corporación liderando el producto de variedades de yuca. Como si fuera poco, se encuentra trabajando en el desarrollo de genotipos de batata promisorios para la Costa Caribe.   Amparo no olvida cuando recorría la tierra donde sus padres vivían y tenían los cultivos, recuerda cada ilusión al establecer un nuevo cultivo, la tranquilidad y alegría al cosechar el fruto de sus esfuerzos, pero en muchos casos también rememora las terribles decepciones que todo agricultor ha tenido por problemas en la producción o mercadeo de sus productos; desde entonces su deseo por ayudar a “mejorar los cultivos” influyeron en su formación académica y profesional.    Hoy desde Corpoica junto a sus hermanos, aún conservan el espíritu de cada agricultor colombiano que ama su tierra, su trabajo y sueña con un país con mejores oportunidades para todos. (Lea: Nariño, cuenca lechera fortalecida por el Fondo Nacional del Ganado)   La próxima vez que se nombre Cumbal, no solo se nombrará por su cercanía con Ecuador o por sus artesanías y comunidad indígena, será también por la familia Rosero Alpala que hoy le aporta al país con ciencia y ganas, a la transformación del campo colombiano.