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Foto: marcelaristizabal en Instagram.

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Marcela, naturalmente salvaje

Por - 28 de Febrero 2023


Nacida en el Eje Cafetero y criada en el Valle, su vida siempre giró en torno al campo. Su mal comportamiento escolar era castigado enviándola a la finca, el lugar en el que siempre se ha sentido libre y feliz. Hoy sigue arraigada a esas raíces campesinas, a pesar de vivir en la ciudad.   Duré muchos días tratando de abordar a Marcela Aristizábal, una empresaria radicada en Medellín, quien vio en una dificultad personal una oportunidad para crear un producto y de paso ser emprendedora. (Crónica: El ganadero que aumentó la producción de sus vacas sembrando árboles)   La red social Instagram es el canal al que apela para tener contacto con sus seguidores, pues allí no solo difunde los productos que vende la compañía, sino que muestra algo más de su vida personal, su familia, las causas que lidera y sus pasiones, entre ellas el campo y la naturaleza.   Una vez me reuní con ella, lo primero que hice fue preguntarle por ese vínculo con la ruralidad, y aseguró que esa cercanía deberían tenerla todos los colombianos porque muchos provienen de indígenas, agricultores o campesinos.   En su caso particular fue criada en Caicedonia, Valle, y en esa época a los niños que se portaban mal en los pueblos los enviaban a la finca, los ponían a madrugar y bajo esa presión se buscaba que tuvieran un mejor rendimiento en el colegio. “Eso me pasó a mí, una vez me mandaron 6 meses a una hacienda y allá se despertó ese sentimiento”, dijo y aseguró que al haber sido pueblerina era normal en su juventud caminar al colegio y ver como ordeñaban las vacas en las fincas o las cabras en el parque para vender la leche con miel y kola granulada.   Años más tarde, una crisis reflexiva fue la que la llevó a ser una ‘campesina’ en la ciudad, pues considera que el medio ambiente está enfermo por el uso excesivo de químicos en frutas o verduras. Por esa razón, en su casa, que queda a las afueras de Medellín, cultiva sus productos a pesar de que es más costoso; sabe que es una gran alternativa para que su familia reciba una alimentación orgánica. (Crónica: Suero costeño, sinónimo de herencia y tradición)   En su hogar produce los huevos que come a diario, además es un producto esencial que no puede faltar en su mesa porque en medio de risas calificó a los miembros de su familia como ‘hueveros’. A eso se le suman las bondades que ofrece este alimento, benéficos incluso para los niños, por lo que calificó al huevo como “la gasolina” para mover el cuerpo. Añadió otros 2 insumos: la leche de vaca y el queso de cabra.   “En la casa se produce el 70 % del alimento que consumimos, entre esa comida está todo lo que proviene de la cabra. En el caso de la leche, es un alimento muy favorable para el ser humano, empezando el parecido que tiene con leche materna, es un lácteo bajo en grasa y se digiere mejor. Además se le han atribuido beneficios corporales, yo baño mis niños con dicha leche buscando el fortalecimiento de los huesos”, cuenta sin titubeos.      Empresaria   Así como la conexión con el campo, algo similar ocurrió con su papel como empresaria. Al ser la menor de 4 hermanas y provenir de una familia carente de recursos, vendía cartas de amor en el colegio, chancarina o minisigüi. Así aprendió a ganarse su plata y poder darse los gustos que quería como los cuadernos que eran de su preferencia o la lonchera. (Crónica: Personas que trabajan elaborando productos con probióticos)   Posteriormente vendió tamales, arroz con leche o postres, todo eso lo hizo entre los 9 y 13 años. Luego se desconectó por completo del comercio hasta hace 3 años que empezó a explotar un producto en el que trabajó por 8 años: fruto salvaje.   "Fue un producto que llegó como una necesidad de recuperar mi folículo piloso. En su interior hay algo denominado la papila dérmica que es muy importante en el desarrollo de cada hebra capilar. Esa área la tenía totalmente dañada por algo que viví con un exnovio, pues me pusieron un sombrero con pegante en la cabeza. La goma no fue tan mala como si la gasolina que lo retiró, eso me quemó parte del rostro y a parte de eso me mató la papila dérmica", narra.   Ante ese suceso investigó de qué forma podía recuperar el área afectada de su cuero cabelludo y todo lo que se había aplicado. No optó por raparse sino mantuvo, pese al daño, su cabello largo, pero oxidado y muerto. Buscó soluciones para tener nuevamente la papila dérmica y el cortex que es el corazón del pelo, y así descubrió el papel de las composiciones químicas de las frutas en ese proceso. Así llegó fruto salvaje, un producto a base de aloe, miel de abejas, extracto de banano, papaya y aguacate.   Pero su trabajo con elementos del campo no paró, pues a su fruto salvaje le agregó un amplio portafolio de elementos para el cuidado del cabello como champú, crema para peinar, crema hidratante capilar y aceite natural. Además de un alimento en polvo, cremas, mascarillas, exfoliantes, y alimentos deshidratados.    "Las mismas personas me llevaron a ser empresaria, yo no es que lo haya querido ni ese era mi sueño de niña. Vi que habían algunas falencias en ese nivel, en donde los seres humanos eran tratados como máquinas, a eso se le suma la presencia de mi esposo que es el cerebro de esta organización en la parte estructural, ahí decidimos unirnos y crear una compañía con diferencia. Jamás pensamos que iba a ser lo que es hoy en día, gracias a eso hemos logrado posicionarnos en el mercado”, afirma.   En medio del discurso que Marcela expone en las redes sociales, apela frecuentemente a denominar a sus seguidores como ‘guerreros’ o ‘guerreras’, pero para ella es un término bonito, en el que no caben aquellos que buscan aprovecharse de quien tiene una necesidad o el que quiere pescar en río revuelto; sino en el que se demuestra esa capacidad de sobrellevar con valentía una situación que puede ser nefasta o querer simplemente salir adelante.   Apeló al ejemplo de la colombiana que se va al exterior y es capaz de dejar a su familia, simplemente buscando una mejor oportunidad económica en donde pueda comprar una casa o darle una mejor calidad a los hijos. (Crónica: Personas que elaboran productos a partir de la leche ácida o fermentada)   “Más que un concepto de guerra es del empoderamiento que tenemos los colombianos para enfrentar esas situación complicadas. La resiliencia, es una palabra muy de moda, pero se ajusta a lo que somos”, sostiene.   A pesar de ser empresaria, su sueño es ser madre y se proyecta en el futuro a estar con sus hijos e incluso nietos, claro está sin perder el vínculo natural que tiene con el campo.