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Cómo se diagnóstica la reticulopericarditis

Por - 17 de Enero 2018

Hemos señalado que la ingesta de objetos metálicos puede producir en los bovinos perforaciones del retículo, peritoneo y pericardio en cualquier momento, y por esta vía llegar a una peritonitis. Hoy se presenta cómo se hace su diagnóstico.


Hemos señalado que la ingesta de objetos metálicos puede producir en los bovinos perforaciones del retículo, peritoneo y pericardio en cualquier momento, y por esta vía llegar a una peritonitis. Hoy se presenta cómo se hace su diagnóstico.   Ramón Gasque Gómez MVZ Esp., dice que en vacas con signos evidentes de peritonitis, las úlceras que perforan el cuajar son la principal consideración diferencial. Este tipo de úlceras tiende a causar dolor en el abdomen medioventral, en el lado derecho de la línea media, y generalmente van acompañadas de fiebre. (Lea: De la reticulopericarditis a la peritonitis en bovinos)   Si en una vaca que tiene signos de peritonitis ya existe un imán activo, la ulceración del cuajar es más probable que la enfermedad.   Durante el examen físico se debe usar una brújula para detectar la presencia de un imán activo en la redecilla. La brújula se desliza lentamente sobre la pared torácica izquierda hasta situarla por detrás del codo y una desviación de 60 a 90° de la aguja de la brújula indica la presencia de un imán potente en el interior de la redecilla.   En vacas con temperatura rectal normal, la enfermedad se debe diferenciar de la indigestión y de la cetosis. Esta diferenciación se puede hacer con base a la ausencia de dolor abdominal en los pacientes con indigestión o con cetosis, y con base a la hipomotilidad de la panza y a la negatividad de la prueba de las cetonas en la orina en los pacientes con la enfermedad.   Una vaca afectada con una enfermedad musculo esquelética difusa (poliartritis, laminitis, dolor de dorso, etcétera), podría confundirse con una que tuviese la enfermedad por la postura arqueada, por la pérdida de peso, por la anorexia y por la disminución de la producción. No obstante, el examen físico debe diferenciar el diagnóstico.   Tratamiento   En la mayoría de los casos agudos de reticuloperitonitis traumática está indicado un tratamiento conservador. Este tratamiento consta de un imán administrado oralmente, antibióticos sistémicos para controlar la peritonitis, y reposo de establo para ayudar a la formación de adherencias; también puede ser útil otra terapia sintomática, por ejemplo, los líquidos orales, los ruminatorios, las soluciones de calcio, y los electrólitos orales.   Si existe deshidratación y se sospecha o se confirma que existe alcalosis metabólica, están indicadas la terapia líquida y la suplementación con cloruro potásico por vía oral (de 1 a 2 onzas, dos veces al día) o por vía endovenosa. En pacientes gravemente alcalósicos, no se deben usar ruminatorios alcalinizantes. Los resultados de la terapia conservadora se deben evaluar en 48 a 72 horas.   Si la vaca afectada está empezando a comer y a rumiar, y la producción empieza a aumentar, se puede esperar la curación. Si la vaca no está mejorando o si el apetito y la actividad de la panza aumentan o disminuye, puede estar indicada la rumenotomía.   Después de la administración oral de un imán, éste entra primero en la panza. El imán sólo se desplaza al sitio deseado por medio de contracciones activas de la panza y de la redecilla, por consiguiente, si la panza permanece estática, es improbable que el imán se desplace hacia la redecilla para sujetar y retener el cuerpo extraño.   Si la vaca afectada ya tiene un imán en el momento en el que aparecen los síntomas, al principio, en vez de la terapia conservadora pueden estar indicadas la laparatomía expIoratoria y la rumenotomía.   La terapia antibiótica se debe prolongar durante un mínimo de 3 a 7 días a fin de controlar por completo la peritonitis localizada existente y frustrar los abscesos secundarios de la redecilla en el sitio de la perforación. Para tal fin, también se han usado con éxito la penicilina, el ceftiofur, la ampicilina y la tetraciclina.   Secuelas   Las vacas que padecen la enfermedad pueden tener un gran número de complicaciones subsiguientes a la perforación y a la peritonitis. La complicación más conocida es quizá la pericarditis séptica que se presenta cuando el cuerpo extraño perfora en dirección craneal, afectando diafragma y pericardio. Los abscesos de la redecilla también son medianamente frecuentes encontrándose en sus paredes craneal o derecha donde, directa o indirectamente, causan disfunción de las ramas ventrales del nervio vago y producen signos de indigestión vagal.   Prevención Todas las novillas en edad reproductora o las novillas de 1 año de edad deben recibir imanes preventivos potentes. No recomendar esta medida preventiva para todas las vacas valiosas representa negligencia, por lo que la pérdida de una sola vaca lechera valiosa a causa de reticuloperitonitis traumática es imperdonable.  

Fuente: Reticulopericarditis traumática. Enciclopedia Bovina. Ramón Gasque Gómez MVZ Esp.