Entrega vacas El Salado
Foto: CONtexto ganadero.

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Pese a la violencia, El Salado renace con Vacas por la Paz

Por - 03 de Septiembre 2015

Conozca las razones por las cuales vuelven las familias desplazadas a esta zona del departamento de Bolívar, después de la masacre. Hoy buscan nuevos espacios para salir adelante, gracias a la donación que hizo Guaimarón S.A. de 8 semovientes preñadas.


Conozca las razones por las cuales vuelven las familias desplazadas a esta zona del departamento de Bolívar, después de la masacre. Hoy buscan nuevos espacios para salir adelante, gracias a la donación que hizo Guaimarón S.A. de 8 semovientes preñadas.   Entre el 16 y el 19 de febrero del año 2000 el Bloque sur de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, comandado por Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, llevó a cabo un ataque en contra de la población civil de El Salado (Bolívar), dejando como víctimas mortales a 100 campesinos, según la Fiscalía. Lo anterior, ocasionó el desplazamiento de cientos de familias a regiones aledañas.   15 años después, algunas de las familias que se desplazaron a otras regiones del país han vuelto a su lugar de origen, con el fin de retomar sus labores rurales. Es el caso de José Alfredo Redondo Tapia, de 53 años y quien tiene 3 hijos. (Lea: #ClaroPorColombia entregó 117 vacas por la paz)   Redondo Tapia se dedica a la agricultura, cuida ganado y tiene un pequeño restaurante, el cual le sirve como sustento económico en temporadas de turismo para mantener a su familia. Aseguró que en la masacre perdió a un primo y a su tía. Recordó que tuvo que huir perdiéndolo todo, teniendo en cuenta que en El Salado estaba su vida, su casa y la tierra de sus padres, que en algún momento sería su herencia.   Luego de la masacre vivió 7 años en El Carmen. “Trabajaba en lo que fuera porque la necesidad mandaba”. En 2008 decidió regresar al corregimiento.   También es el caso de Argemiro Capella, que tiene 63 años y se dedica a la siembra de yuca y ñame. Este año, por el verano no ha podido sembrar nada y señaló que desde hace 2 años no llueve lo suficiente. No obstante, el clima no es un factor tan importante y por ello decidió volver. (Lea: Rafael Mejía le apuesta a reducir brechas sociales con vacas por la paz)   Hoy cuida unos animales que los hijos han comprado y con lo que estos dejan puede solventar sus necesidades. Dice que sobrevivió a la violencia de milagro, porque el día en que los paramilitares bajaban a El Salado, él iba a recoger unos animales. Aquel día, sin embargo, perdió a un hermano y a un sobrino   “El 18 o 17 de febrero de esa época, me llamaron para recoger unos animales, en el camino ellos (las AUC) bajaban, nos encontramos, nos tiraron al suelo y pensábamos que nos iban a matar porque a todo el que venía de El Salado lo asesinaban, a nosotros nos preguntaron de dónde veníamos y respondimos que de allá. No sé por qué nos dejaron ir”, afirmó Capella, quien agregó que ya tienen un espacio para que la nueva integrante de la familia se instale.   Por su parte, Edwin Navarro Galán, de 32 años, vive con sus padres, tienen 20 gallinas y se dedican a la siembra de maíz, yuca, ñame y hortalizas. “Regresamos a El Salado porque nuestra vocación es la agricultura. Huimos a Barranquilla, en donde estuvimos 5 años viviendo de la venta de pasteles (hallacas, o en algunos lugares pequeños tamales). Con el solo hecho de sentir temor, uno comienza a perderlo todo, a salir, a huir y a desplazarse, eso es no tener nada, pero hoy tenemos algo para comenzar de nuevo”, dijo, haciendo referencia a la vaca que le será entregada. (Lea: Donación de vacas “cumple función resocializadora” en el Caribe)   Otro de los beneficiarios es Cristian Enrique González, de 39 años y padre de 4 niños. Él se dedica al mototaxismo y también atiende a sus terneros, gallinas y cerdos. Indicó que actualmente no cultiva porque en los últimos años se han presentado fuertes sequías, lo que le ha ocasionado pérdidas.   Cuando ocurrió la masacre de El Salado, González vivía en el Carmen de Bolívar, pero fue su esposa quien perdió a sus familiares y algunas pertenencias. Dijo sentirse tranquilo “porque la situación está mejorando y la economía de El Salado también. Lo que pasó aquí fue terrible, nos están ayudando a reconstruir el tejido social”, señaló González.   “Regresamos a El Salado con el mismo miedo con el que partimos, pensando en recuperar las tierras que mis padres me habían dejado (...) Mi mamá tiene 3 vacas y con este regalo que nos hacen, significa que es tiempo de volver a empezar”, afirmó Redondo.   El día de hoy, ellos y otras 4 familias se beneficiarán de la donación hecha por la empresa Guaimarón S.A. de 8 vacas preñadas, en el marco del programa Una Vaca por la Paz, que lidera la Fundación Colombia Ganadera, Fudagán. (Lea: Lafaurie entregó 18 vacas preñadas en Agroencuentro de Valledupar)   Cabe resaltar que hace 5 años la Fundación Hernán Echavarría también hizo parte de esta iniciativa y donó 10 vacas preñadas y un toro a la Asociación de Mujeres Unidas de El Salado, con el ánimo de proporcionarles un nuevo sustento económico y alimenticio, mediante la producción de leche.   De acuerdo con Nataly Delgado Pinzón, directora ejecutiva de Fundagán, esta iniciativa es una respuesta al llamado solidario que busca apoyar a las familias rurales y así poder brindar opciones desde la ganadería a pequeños productores que están en situación de vulnerabilidad, pero que encuentran en esta actividad un medio digno de subsistencia.   “La desigualdad y el olvido en que se encuentran las familias campesinas son un motivo para que desde Fundagán generemos estrategias para que el sector privado también haga parte del cambio y fortalecimiento social de la ruralidad colombiana. A través del programa queremos llevar una semilla de esperanza a todos los campesinos, para que puedan encontrar en la ganadería un medio digno de progreso”, puntualizó Delgado Pinzón.