Huelga de hambre Plaza de toros
Foto: CONtexto Ganadero.

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La verdad de La Santamaría, una historia de toros y no de leyes

Por - 01 de Septiembre 2014


Los amantes a la fiesta brava aseguraron que el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, sin importar las normas de la Constitución, politizó las corridas de toros para ganar adeptos. 8 novilleros adelantan una protesta que cada vez gana más seguidores.

“¡Toros sí, Petro no; Toros sí, Petro no!” Así gritaban los más de 400 amantes a la fiesta brava que se dieron cita el pasado 30 de agosto en la plaza de toros La Santamaría, para decirle al unísono al alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro, que volviera abrir las puertas del recinto taurino y le pusiera fin a lo que ellos consideran una vulneración de sus derechos.

Y es que la historia de La Santamaría se ha visto envuelta de papeleos desde cuando la administración actual de la capital colombiana prohibió esta actividad. El jueves 14 de junio de 2012, el burgomaestre anunció que la arena bogotana sería dedicada “únicamente para eventos culturales”, prohibiendo así las corridas de toros de Lidia. Una sentencia con la que el Petro evidenció su poco respeto por las leyes.

De acuerdo con la jurisprudencia de la Corte Constitucional contenida en la sentencia C-666/10, se ponderó el reconocimiento cultural aludido de la fiesta brava. Frente a esto, Hugo Martínez, torero colombiano y participante en la jornada, afirmó que “el alcalde bogotano no conoce las leyes y solo por ganar más votos y adeptos, firma papeles sin conocer el trasfondo del asunto”. (Lea: La fiesta brava se politizó en Colombia)

Así como Hugo, más toreros, empresarios, ganaderos, vendedores y amantes al evento taurino le pidieron a la administración bogotana que reabra las puertas de La Santamaría y de nuevo se escuche el pasodoble para ver trotar a los semovientes sobre la arena.

Uno de ellos fue César Rincón, matador colombiano que durante su carrera salió en hombros de plazas como Las Ventas, en España, quien en medio de la protesta recordó que las corridas de toros, como las que se vivían en épocas pasadas en Bogotá, son un acto de libertad.

Ojalá La Santamaría reabra las puertas, porque necesitamos que la fiesta brava regrese a la capital colombiana. Además, necesitamos que los sueños de los nuevos toreros se cumplan, como yo pude cumplir los míos”, aseveró Rincón.

24 días sin comida, 24 días sin ser escuchados

El pasado sábado, un grupo de novilleros que realizan una huelga de hambre para pedir la reapertura de las corridas de toros, cumplieron 24 días sin probar bocado alguno de comida. Entre estos jóvenes se encuentra Andrés Manrique, de 23 años e hijo del famoso matador Pepe Manrique. (Lea: El destino del toro de lidia cuando la faena concluye)

No debemos apoyar solo por las redes sociales; es necesario que nos unamos para que el recinto taurino se abra de nuevo y seamos felices como antes. Vamos a seguir luchando por esto”, expresó Manrique.

Alfredo Peña, torero de mil batallas y considerado como el ‘abuelo’ de los novilleros en la huelga, fue enfático y aseguró que “seguiré aquí porque nací torero y moriré torero. Juntos lucharemos y tendremos de nuevo fiesta brava”.

La infraestructura no es problema

Gustavo Petro aseguró que otra de las razones por las que cerró La Santamaría para las corridas de toros, fue las fallas de infraestructura que el recinto posee. Frente a esto, los amantes a la fiesta brava aseveraron que esta es una excusa para que el alcalde de Bogotá continúe con su ruptura de leyes. (Lea: ¿De dónde vienen los toros de lidia?)

Hernán Arciniegas, expresidente de la Federación de Entidades Taurinas, Fedetaurinas, y actual presidente de la Barra Taurina 5 de Bogotá, expresó durante la protesta que el concepto sobre la problemática en la estructura está errada.

Supuestamente la plaza no está apta para espectáculos, pero se siguen realizando. Por eso seguimos siendo optimistas para volver a ver los toros a la plaza”, ratificó Arciniegas.

En la misma línea Iván Parra, periodista taurino, expresó que la plaza de La Santamaría, inaugurada desde el año 1931, nunca presentó problema alguno en su infraestructura. (Lea: El secreto de la crianza del toro de lidia)

Los taurinos no nos oponemos a que sea revisada y reforzada. Nos oponemos a que sea destruida y desbaratada. Nos parece que se debería edificar el lugar, en vez de pretender lo contrario”, finiquitó Parra.

De esta forma, aunque todavía se le considera una minoría a los amantes de los toros, las reuniones y protestas seguirán para implorar que se construya democracia y se les respete el derecho a la libertad. 

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