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Conozca la iniciativa latinoamericana para enfrentar el cambio climático

Por - 19 de Agosto 2020

Expertos de Colombia, Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y República Dominicana conformarán un equipo que asumirá el reto de buscar nuevas variedades de frijol, para cada uno de los países, que asegure que el sistema productivo pueda tolerar los déficits de lluvia que suelen ocurrir continuamente en esta región.


Expertos de Colombia, Bolivia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y República Dominicana conformarán un equipo que asumirá el reto de buscar nuevas variedades de frijol, para cada uno de los países, que asegure que el sistema productivo pueda tolerar los déficits de lluvia que suelen ocurrir continuamente en esta región.

De esta manera se da comienzo a la iniciativa latinoamericana para combatir el cambio climático donde participan investigadores y directivos de la Corporación colombiana de investigación agropecuaria Agrosavia, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y Biodiversity International, y que cuenta con apoyo del Gobierno de Corea a través de KoLFACI, una agencia para la investigación en temas de beneficio al pequeño productor en las diferentes regiones del mundo. (Lea: Cultivar más con menos agua, reto para los agricultores)

El objetivo es obtener una variedad tolerante a sequía, con atributos secundarios como tolerancia a patógenos del suelo y la biofortificación, que además pueda sustituir los tipos comerciales del Caribe como lo son el fríjol zaragoza, radical y cargamanto. Por lo cual la prioridad son los granos medianos rosados, rayados, rojo en orden de importancia.

Para llevar a cabo este proyecto, el plan trazado para el primer año será evaluar los materiales existentes en Colombia, por ejemplo, los que tiene el CIAT en el Caribe, genotipos priorizados en evaluaciones realizadas por cuatros años, un testigo de fríjol tepari y las variedades registradas para la ecoregión Caribe seco.

Así mismo se establecerá un vivero en el Centro de Investigación Motilonia (Codazzi, Cesar) de Agrosavia, con materiales tolerantes a sequía que tengan además atributos secundarios y puedan sustituir los tipos comerciales (fríjol zaragoza, radical y cargamanto) del Caribe.

El proyecto ofrecerá una capacitación a las comunidades productoras de la zona, priorizando asociaciones indígenas porque sus indicadores de inseguridad alimentaria son superiores a los promedios regionales y nacionales. (Lea: Otra jugada del clima y una disculpa)

En este proyecto se contemplaron en el primer año los municipios de La Paz, San Diego, Manaure, Agustín Codazzi, Becerril, La Jagua de Ibirico, Pueblo Bello y el área rural de Valledupar, los cuales han sido los de mayor afectación por la violencia y el desplazamiento en la región.

Según lo expuesto por el director de Agrosavia, Jorge Mario Díaz, “esta iniciativa es de gran importancia para el país dado que el fríjol es un rubro de especial relevancia para la agricultura familiar, aunque su contribución podría estar subvalorada, pues en algunas regiones se utiliza como cultivo de rotación con otros cultivos industriales u hortalizas o como acompañantes de cultivos permanentes como el café, cacao y los frutales, sistemas productivos en los que la economía familiar no se deriva principalmente del cultivo de la leguminosa”.

Por su parte el director del CIAT en Colombia, Jesús Quintana, señaló que la institución se encuentra en plena disposición de apoyar en todo sentido la iniciativa y pone a disponibilidad la mejor genética en este importante cultivo. (Lea: La extensión del conocimiento como aliada del desarrollo ganadero)

Entre tanto el representante del CIAT en el proyecto Steve Beebe, indicó que “el Frijol es un cultivo netamente americano y es un alimento esencial en la dieta de América Latina, con gran valor nutricional por su contenido de proteínas y minerales por lo que estamostrabajando con nuestros colegas en la región para asegurar que los productores puedan cosechar y los consumidores tengan acceso a este grano en el futuro”.

Las variaciones climáticas no son ocasionales y siempre han sido un problema que crea inestabilidad para la producción de alimentos y por ende alzas en los precios al consumidor final. El cambio climático está empeorando esta situación, y los pronósticos indican que en regiones como Centroamérica se pueden ver años secos con más frecuencia.

En este escenario, el promedio acumulado de este mes (agosto 3 de 2020), así como los promedios de los meses de siembra del primer semestre de frijol (abril- mayo), han superado el promedio si se compara con las mismas fechas en los últimos 10 años. Por ejemplo, la precipitación acumulada en agosto ha sido de 580,3 mm, frente al promedio de los últimos 10 años (693,5 mm) en las mismas fechas; la precipitación de los meses de siembra del primer semestre este año fue de 190, 78 mm frente al promedio de los últimos 10 años (331,9 mm) en las mismas fechas. (Lea: FAO diseña metodología para calcular pérdidas en el campo colombiano)

La escasez de frijol es una gran preocupación para el sector agropecuario por lo que significa dentro de la canasta de provisiones para la seguridad alimentaria de la región y su población, el cual contribuye por ejemplo a la desnutrición que sufren algunos sectores.

De acuerdo con Beebe, “es común en la región encontrar que entre el 20 y 30 % de los niños sufren de anemia por falta de hierro en la dieta, este es un problema que les puede perjudicar su capacidad mental por toda la vida. El frijol es una fuente de hierro y puede contribuir a reducir el riesgo de anemia, por ejemplo”. En Colombia el consumo per cápita anual de frijol fluctúa entre 3 y 4 kilos.

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