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Crece la incautación de plaguicidas ilegales a nivel mundial

Por - 25 de Junio 2020

Durante los primeros cuatro meses del año se incautaron 1,346 toneladas de plaguicidas ilegales, a nivel mundial, lo que equivale a 458 piscinas olímpicas de producto.


Durante los primeros cuatro meses del año se incautaron 1,346 toneladas de plaguicidas ilegales, a nivel mundial, lo que equivale a 458 piscinas olímpicas de producto.

Se trata de la quinta edición de la operación Silver Axe, coordinada por Europol y más de 30 países, entre los que se encuentra Colombia, como único país latinoamericano y que tiene como objetivo acabar con la falsificación y el comercio ilegal de plaguicidas, según un informe de CropLife.

“Año a año, la demanda por los alimentos agrícolas se incrementa, ya que la población aumenta en número de personas, y el área disponible para los cultivos se reduce, por lo que se hace necesario optimizar las técnicas de producción, como la conservación de suelos, utilización de semillas certificada, dosis y tipos de fertilizantes y agroquímicos que faciliten el desarrollo de los cultivos y los protejan contra el ataque de diferentes patógenos ya sea hongos, bacterias, nematodos, afidios, ácaros y de arvenses”, según Jaime Brenes Madriz, Ingeniero Agrónomo del Instituto Tecnológico de Costa Rica. (Lea: 8 BPG en el manejo de plaguicidas y herbicidas)

Se considera que Latinoamérica se puede convertir en una huerta, para la exportación de frutas, hortalizas y granos para el resto del mundo, por lo que se vuelve un objetivo para el comercio ilegal de plaguicidas. Al contar los países con fronteras muy grandes, de difícil acceso y con muchos caminos rurales, se vuelve muy complicado para las autoridades poder controlar el contrabando de agroquímicos no registrados en los países.

Los diferentes tipos de agricultura que se presentan en los países, ya sea agricultura intensiva, tradicional, o la agricultura en ambientes controlados, necesita de agroquímicos para la protección contra enfermedades, plagas insectos o arvenses, que si no son tratadas de una manera eficiente, llevarían al agricultor a la ruina económica o a dejarlo sin sus alimentos. Para contrarrestar la presencia de estos fitopatógenos y arvenses, las empresas dedicadas a la producción de agroquímicos, por medio de sus unidades de investigación trabajan en la creación de nuevas moléculas de plaguicidas o fertilizantes que le permitan al productor alcanzar sus metas de producción, sostiene Brenes.

Los plaguicidas falsificados se venden en copias de envases, con etiquetas falsificadas, que parecen idénticos a los productos legítimos originales e infringen los derechos de propiedad intelectual. El contenido de los recipientes es desconocido y puede consistir en una variedad de ingredientes activos de calidad variable. Además, los plaguicidas ilegales son productos que ni siquiera intentan copiar un producto auténtico. Los plaguicidas ilegales pueden contener o no los ingredientes indicados en la etiqueta del envase. La calidad de los plaguicidas ilegales puede representar un riesgo para la salud humana y el medio ambiente (Lea: Mal uso de plaguicidas en pastos genera efectos negativos en ganadería)

En América Latina el comercio ilegal de plaguicidas es una preocupación para países como Brasil, Paraguay, Uruguay, Colombia, Bolivia, México y Guatemala, países con gran vocación y áreas agrícolas extensas, donde estos mercados demandan grandes volúmenes para el control de plagas y enfermedades.

La coordinación entre países logró que las autoridades pudiesen llevar a cabo la inspección de fronteras marítimas y terrestres, comercializadoras y mercados locales.

Los plaguicidas ilegales y falsificados representan un riesgo para la salud y el medio ambiente, ya que no cumplen con el riguroso estándar de investigación, desarrollo y evaluación que llevan los productos legales, indicó la empresa.

Adicionalmente, puede generar grandes pérdidas a los agricultores, ya sea por su inefectividad para proteger los cultivos, o por el daño que pueda generar a los mismos. (Lea: Tenga en cuenta al aplicar plaguicidas químicos de uso agrícola)

A pesar que la comercialización de productos ilegales, falsificados o adulterados es un delito, hay una notoria ausencia de intervención y sanción a los grupos que operan en la región. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aproximadamente el 10% del comercio de agroquímicos es ilegal, aunque otros aproximan que este número puede ser más alto.

Por la gran rentabilidad que trae el comercio ilegal de plaguicidas, durante los últimos años ha crecido la cantidad de bandas criminales en la región, particularmente en la Triple Frontera (Brasil, Paraguay y Argentina).

La OCDE llama a toda la cadena de producción a cooperar para la identificación de los plaguicidas ilegales. Dentro de las mejores prácticas se encuentran conocer el origen de los plaguicidas y sus fabricantes, realizar inspecciones focalizadas de los empaques, etiquetas y registros de ventas, realizar capacitación a distribuidores y agricultores para identificar productos falsos, y abogar por el triple lavado y eliminación de los envases vacíos de plaguicidas. (Lea: Promueven el uso correcto de los plaguicidas en Boyacá)

La falsificación, adulteración y contrabando de productos fitosanitarios o plaguicidas es un delito que no solo afecta la economía, sino también la salud y el ambiente. A pesar de las alertas, aún son tímidos los esfuerzos para combatirlo, no sólo por ausencia de fiscalización, sino por marcos jurídicos con sanciones poco ejemplares, como si se tratara de delitos menores.

Dentro de las consecuencias para los agricultores a la hora de comprar y aplicar estos productos ilegales, se encuentran: pérdida de la eficiencia en el control de la plaga, enfermedad o arvense. Se pueden presentar problemas de salud, al no conocerse la composición del plaguicida, el agricultor no sabe los afectos sobre la salud de él o sus trabajadores. Al desconocerse la composición del producto, este puede ocasionar problemas de fitoxicidad en los cultivos, llegándose a perder las plantaciones.

Al medio ambiente pueden contaminar fuentes de agua, suelos, ya que se desconoce su efecto residual, y no son sometidos a evaluaciones muy rigurosas en cada país en donde se van a registrar.