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Foto: ganaderiaproductivaymaslimpia.com.

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Los efectos de no dejar descansar las pasturas

Por - 06 de Agosto 2018

La producción de forraje en una pastura es un proceso complejo que incluye una serie de factores de origen fisiológico, morfológico y de su interacción.


La producción de forraje en una pastura es un proceso complejo que incluye una serie de factores de origen fisiológico, morfológico y de su interacción.   Si la pastura es utilizada de forma intensiva, sin que haya un periodo de tiempo para la recuperación de los niveles mínimos de reservas a través de la fotosíntesis, se puede producir una degradación irreversible, cediendo espacio a las especies no deseadas. Además, ante defoliaciones intensas la biomasa de raíces se reduce significativamente, que se ve más afectada cuando son expuestas al sobrepastoreo y/o sequías.   Aníbal Fernández Mayer, en su estudio, Producción de carne y leche bovina en sistemas silvopastoriles -del cual se extracta este artículo-, señala que la influencia de los árboles sobre la producción de las pasturas, considerando únicamente la intersección de la radiación solar, resultó en una reducción en la producción de biomasa, en comparación con los potreros abiertos. Sin embargo, cuando se considera el sistema silvopastoril en forma integral se espera una biomasa superior (Pedreira et al. 2013).   La calidad del forraje   Uno de los beneficios más importante que encuentra el ganado en pastoreo debajo del monte es la calidad del forraje. En su mayoría se tratan de gramíneas (C4 en el trópico y C3 en los climas templados-fríos) que crecen debajo del área de copa y cuentan con un adecuado valor forrajero (digestibilidad mayor al 60 %), especialmente en el período invernal.   En Chile, estudios realizados con ovinos dentro de un monte de Aromito (Acacia caven), se encontró que el consumo del mismo representó un importante aporte de nutrientes en el período seco, siendo en promedio el 15 % de la ingesta total (Ovalle y Squella, 1996).   Los mayores rendimientos se obtuvieron con niveles bajos de sombra o a plena exposición solar oscilando alrededor de 14.200 kgMS/ha, con diferencias significativas (P<0,05) respectos a los rendimientos observados con niveles medianos y altos de sombra, los cuales estuvieron por debajo de 10.100 kg/ha (Obispo et al. 2008). Mientras que se observó un comportamiento aleatorio de los diferentes parámetros nutricionales evaluados.   A medida que aumenta la intensidad de luz se incrementan los niveles de los carbohidratos solubles (CNES) y disminución de la proteína bruta (PB).   Pachas et al. (2004), trabajando con Axonopus catarinensis observaron, también, que a medida que se reduce la intensidad de los rayos solares, bajo condiciones de sombra artificial, el contenido de proteína cruda aumenta y el de los carbohidratos solubles disminuye.   Con intensidades de luz crecientes, y esto dentro de ciertos límites, la tasa fotosintética aumenta y con ello los carbohidratos solubles (Pentón y Blanco 1997). Esto ocurre, especialmente, en las plantas C3.   En tanto, con la PB ocurre un fenómeno inverso, y está vinculado con las radiaciones ultravioleta-B (UVB). Los rayos UV-B inducen la pérdida de polipéptidos y afecta, además, a las enzimas del ciclo de Calvin, alternado la funcionalidad y estructura de aquellas proteínas que tienen aminoácidos como la tirosina, fenilalanina y triptófano (Pentón y Blanco 1997 y Pezo y Ibrahim 1999).   Calidad de la pastura y sombreado   El beneficio del sombreado sobre la calidad de la pastura se destaca por una disminución en el contenido de los polisacáridos de la pared celular y una mejora en los contenidos de PB, con manifiesto incremento de la degradabilidad de los mismos.   Garcia y Couto (1997) encontraron que la sombra puede reducir la proporción del tejido más digerido de la hoja (el mesofilo) y aumentar la del tejido menos digerido (la epidermis). Sin embargo, gramíneas tolerantes a la sombra pueden ser más palatables que aquellas que crecen a pleno sol (Baumer, 1991).   Lacorte et al. (2004), en una experiencia bajo sombra artificial, encontraron al año de establecida un incremento en el contenido de fósforo, expresada en materia seca, en los niveles de sombra evaluados en el ensayo. Para el caso de proteína bruta se observó un incremento, pero éste fue errático respecto a los mismos.   Lacorte et al. (2004), utilizando tanto A. catarinensis como Arachis pintoi, con diferentes niveles de sombra artificial, observaron un incremento en la concentración de los minerales P, Cu y Fe en ambas especies, la concentración de Mg y Mn en la leguminosa y la de K y Zn en la gramínea. Sin embargo, la sombra tuvo un efecto reductor de la concentración de Ca y el Mn de la gramínea.   Pachas (2010) coincidiendo con otros autores, indica que la mayor concentración de nutrientes en las especies forrajeras estaría más relacionada con una mayor disponibilidad de nutrientes en el suelo y/o mayor absorción debido a la mejora en la disponibilidad hídrica.   Para el caso del fósforo, otra causa para que la sombra incremente la disponibilidad del mismo es la mayor asociación de la planta con microorganismos del suelo, que incrementan la solubilización y la absorción de dicho elemento.   Análisis de suelos determinaron una mayor concentración de fósforo asimilable bajo dosel de Grevillea robusta que bajo pino híbrido (P. elliottii x P. caribaea) y P. taeda, si bien la concentración de fósforo total fue muy similar en las tres especies. Por otro lado, hojas de Toona ciliata Roem., familia Meliaceae, creciendo bajo dosel de Grevillea robusta, presentan mayor tenor de fósforo que las hojas de esta última especie, lo que indicaría que moviliza este elemento, pero lo deja disponible para los cultivos acompañantes y para el componente forrajero (Cordel et al. 2008).   Fuente: Fernández Mayer, Aníbal Enrique. Producción de carne y leche bovina en sistemas silvopastoriles / Aníbal Enrique Fernández Mayer. - 1a ed . – Bordenave, Buenos Aires: Ediciones INTA, 2017. Libro digital, PDF

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