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Corrales “vivos” para el manejo del ganado

05 de Agosto 2013

Se logra, por ejemplo, disminuir la temperatura dentro del establo y se crean microclimas que permiten tener los animales con mayor comodidad y más tranquilos para las labores que se vayan a llevar a cabo.

Así lo demuestra el uso de sombra en corrales para el manejo semiestabulado del ganado, en el trópico seco mexicano, en donde se logró una mejora de la ganancia diaria de peso en 10,5% (Barajas, 2008).

La construcción de este tipo de instalaciones, como corrales, establos, mangas, embudos, palpaderos y embarcaderos, debe tener en cuenta los requerimientos mínimos de comodidad de los animales, el suministro de sombra, y el comportamiento animal.

Dado que en la en la mayoría de los casos se necesita una buena cantidad de dinero para su construcción, para lo cual se emplean frecuentemente maderas finas provenientes de bosques natura- les que tienen una gran importancia ecológica, inclusive que podrían estar en alguna categoría de amenaza de extinción y que no deberían utilizarse en ningún caso para este propósito, se hace necesario buscar alternativas de construcción de corrales que disminuyan la presión que ejercen permanentemente sobre el bosque natural.

Esto permite disminuir los costos de montaje y a su vez contribuyan a la disminución del estrés calórico de los animales mientras se encuentran en este tipo de infraestructuras.

Las alternativas

Para este propósito existen alternativas de construcción utilizando árboles que se pueden propagar a través de forma vegetativa (estacas), de acuerdo con el piso altitudinal, lo cual per- mite un rápido establecimiento del corral y a unos costos de establecimiento relativamente bajos.

La tabla anexa trae un listado de especies que se encuentran comúnmente en diferentes climas entre el nivel del mar y los 2 mil 800 metros, según sea el caso.

La construcción de corrales

Es una tarea fácil que requiere pocos recursos económicos. Inicialmente se deben tener estancas rectas que tengan por lo menos 2 metros de altura, para evitar que los animales se coman los rebrotes de las hojas, por lo menos durante los primeros 6 meses. En algunos casos las estacas se plantan tan continuas que no se hace necesario la utilización de alambre.

Cuando se requieren sitios con mayor resistencia como calcetas, mangas o embarcaderos, se pueden hacer mezclas de corrales vivos con estructuras en hierro o con madera proveniente de bosques plantados, permitiendo así reducir el uso de maderas y aumentar el bienestar animal. Igualmente podemos convertir nuestro corral convencional en un corral vivo, solamente sembrando estacas alrededor del perímetro.

Este tipo de pro- puestas de igual forma pueden contribuir a la conservación de la biodiversidad. En América Central los productores ganaderos utilizan con mucha frecuencia los cercos vivos para la construcción de corrales de manejo y la división de potreros.

En un estudio sobre la contribución de las cercas vivas a la productividad e integridad ecológica de los paisajes agrícolas (Harvey et al. 2003), encontraron un total de 168 especies de plantas asociadas a las cercas, dentro de las cuales se observaron 170 especies de aves, murciélagos, escarabajos estercoleros y mariposas que utilizaban estos espacios.

Estas instalaciones pueden también ser fuente de alimento (frutos o forraje) para los anima- les. En clima cálido el totumo o calabazo Crescentia cujete, Crescentia alata puede llegar a producir entre 16 y 80 kg de frutos por árbol al año (Roncallo et al. 1996). En clima frío el tilo Sambucus pesruviana puede producir en dos cortes al año aproximadamente 16 kg de forraje por cada árbol.

Este tipo de material podría suministrarse en los períodos secos a los animales o simplemente a animales de ordeño en las épocas que no se utilice el corral.

Además se cumplen las normas

Así que, tal como dice en la re- solución para la producción ganadera ecológica 187 de 2006 del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural – MADR: “Las producciones de animales domésticos en granjas ecológicas se deben basar en el desarrollo de una relación armónica y complementaria entre la tierra, las plan- tas y los animales”, de tal modo que iniciativas como los corrales vivos para el manejo del ganado pueden contribuir a la reconversión ambiental ganadera y a fortalecer este tipo de directrices gubernamentales.