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¿De dónde viene el cuento?

Por Oscar Cubillos Pedraza - 24 de Septiembre 2020

Desde hace algunos años el sector ganadero mundial ha sido señalado de ser emisor de Gases Efecto Invernadero – GEI en grandes proporciones. No hablo solo del sector vacuno, sino también del porcino, ovino, caprino, y demás especies que se incluyen en la ganadería.

Desde hace algunos años el sector ganadero mundial ha sido señalado de ser emisor de Gases Efecto Invernadero – GEI en grandes proporciones. No hablo solo del sector vacuno, sino también del porcino, ovino, caprino, y demás especies que se incluyen en la ganadería.

Nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, en España, y de acuerdo con el Ministerio para la Transición Ecológica, las emisiones de GEI del sector ganadero mundial en conjunto con todos sus subsectores no superan el 6,7 % del total; a diferencia de la industria de transporte que aporta el 27 % de los GEI, la industria y sus procesos de producción el 28 %, el consumo de combustibles y producción de energías 9 %, mientras que la gestión de residuos suma 4 %.

Si exploráramos dentro del sector ganadero, las emisiones de GEI de la ganadería vacuna son tan solo de 3,5 % del total. Además, no se debe olvidar que las ganaderías de pasturas o sistemas silvopastoriles y agroforestales como la nuestra capturan GEI para dar un saldo favorable para nuestro medio ambiente.

Tampoco se puede desconocer otros estudios, como el de Ernesto Viglizzo “Ganadería y gestión ambiental: dilemas, mitos y realidades” en donde incluye argumentos en donde típicamente las metodologías se han centrado en medir las emisiones, pero no la captura de GEI que hace el sector ganadero.

Sin embargo, cuando una mentira se repite muchas veces, el imaginario de la sociedad lo toma como verdad. Desafortunadamente muchos sectores de la economía mundial han sido proclives a no reconocer las culpas propias, pero sí diseñar estrategias de comunicación para que “la culpa” sea de otros.

¿Puede imaginar usted un mundo sin acceso a proteína animal o productos vegetales, a los cuales también se les señala de gran utilización de fertilizantes que contaminan fuentes hídricas? Mientras tanto, otro tipo de industrias posan invisibles sin reconocer la problemática de contaminación y el impacto ambiental que generan.

La culpa no es de la vaca, es evidente. Tal cual como lo dice el Ministerio para la Transición Ecológica, un viaje en avión entre Málaga y Bilbao en ida y vuelta genera más del doble de huella de carbono que toda la carne de vacuno que una persona come en un año. Pero, aunque no es la culpa de la vaca, hay posibilidad de ampliar la frontera tecnológica para controlar aún más.

Lo primero es que todos los sectores deben reconocer su origen y generar acciones para controlar o mitigar. En el caso del sector ganadero, específicamente el bovino, la implementación de sistemas silvopastoriles es una oportuna alternativa. Tal cual como lo ha propuesto el Gobierno Nacional para 2022 una meta de 100 mil nuevas hectáreas contribuirá a las acciones de mitigación, recuperación de fauna y fuentes hídricas, conservación de paisajes, entre otras.

Lo segundo, sectores de mayor emisión de GEI deben generar sinergias con los que generan saldos favorables. Ejemplo, construcción de bosques y sistemas agroforestales en áreas colindantes con carreteras nuevas. Lo tercero, informarnos más, leer más, para no caer en mitos que solo señalan y no proponen.

@ojcubillosp