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Desbalance evidente

Por Oscar Cubillos Pedraza - 01 de Julio 2020

En los primeros cuatro meses del año el comercio internacional de productos lácteos y cárnicos muestra un gran contraste. ¿Por qué en carne sí podemos ser ofensivos, pero en leche no?

En los primeros cuatro meses del año el comercio internacional de productos lácteos y cárnicos muestra un gran contraste. ¿Por qué en carne sí podemos ser ofensivos, pero en leche no?

Por el lado de la cadena de valor cárnica una importante dinámica exportadora a pesar de la coyuntura sanitaria mundial. Por el lado de la leche, el ritmo ha sido importador, a pesar de la ralentización del comercio internacional por cuenta de la crisis global. Muy seguramente 2020 será el mayor año de importaciones lácteas en toda nuestra historia.

En esos cuatro primeros meses las exportaciones de carne alcanzaron 10.105 toneladas, 45 % más que los envíos registrados en el mismo periodo de 2019, perfilándose el año para lograr la meta de 40 mil toneladas, y, apuntándole al objetivo de mediano plazo de exportar en 2022 un poco más de USD 500 millones.

En el sector lechero, durante el mismo periodo, las exportaciones suman 889 toneladas, 16 % más que en igual periodo del año anterior. Sin embargo, las importaciones ya suman cerca de 37 mil toneladas, 41 % más que lo registrado en igual tiempo de 2019. A este ritmo, 2020, superará el registro de 61 mil toneladas de leche y derivados lácteos registrado en 2019, equivalente al 14 % del acopio total.

La pregunta que muchos nos hacemos es por qué en carne si podemos ser ofensivos, pero en leche no. La respuesta no puede reducirse al análisis simplista que algunos hacen, en donde la culpa es del productor primario, pues en ese orden de ideas la discusión llegaría a que la culpa es de la vaca.

Tanto en leche como en carne el ganadero ha venido haciendo esfuerzos sostenidos para producir más y con mejor calidad. En el caso de nuestros novillos gordos, son de los más competitivos del mundo, y en el caso del litro de leche en finca, aunque hay países mejor posicionados, el sector primario da la pelea.

Pero… ¿y el esfuerzo de los demás eslabones? ¿Están ubicados en la región estratégica para la exportación? En el caso cárnico, por ejemplo, más del 75 % del total exportado es originario en la Costa Caribe. Las cercanías entre zonas productoras y puertos de salida otorgan una ventaja competitiva en transporte y logística que es bien aprovechada. No ocurre lo mismo con el sector lechero, en donde de las tres principales empresas que exportan, todas tienen su ubicación en el interior del país.

Por supuesto no se puede otorgar toda la competitividad a la ubicación geográfica, pero en un país con tres cordilleras, en donde de sus 170 mil kilómetros de vías terciarias solo el 3 % tiene condiciones decentes de transitabilidad, el componente transporte y logística tiene un importante peso.

¿Pero hemos hecho aparte los mea culpa en los costos de transformación y comercialización, por parte de industria y supermercados? Estoy seguro que no. Por supuesto que se encontrarán ineficiencias allí también y que deberán ser corregidas si queremos apuntarle a dinamizar el mercado lechero para la exportación.

El día que se entienda que exportar no depende de los 33 centavos de dólar que se le pagan al productor por litro, sino de costos que otros eslabones no han tenido intención de corregir; ese día aprovecharemos el que Colombia sea el país número once en producción de leche en el mundo.