default

El fenómeno Cabal

Por - 07 de Octubre 2021

En Colombia cualquier cosa puede pasar. Vivimos en un país polarizado. La creciente polarización es producto de nuestras emociones. No efecto de la dialéctica ideológica. Las diferencias entre los polos del pensamiento político son más de forma que de fondo.

En Colombia cualquier cosa puede pasar. Vivimos en un país polarizado. La creciente polarización es producto de nuestras emociones. No efecto de la dialéctica ideológica. Las diferencias entre los polos del pensamiento político son más de forma que de fondo.

De esa manera la narrativa popular es inducida a convertir a un Petro, dogmático como el que más, arrogante hasta la impertinencia, en un icono esperanzador de la izquierda, mientras que estigmatiza tachando de pertenecer a la extrema derecha a una figura de la sensibilidad social y del pasado honrado de María Fernanda Cabal.

Confieso que no he tratado personalmente a la Cabal. Conozco a su esposo, José Félix Lafaurie, coterráneo de Villanueva, líder pro activo, convertido en referente guajiro que inspira orgullo y admiración.

No conocer personalmente a la Cabal no me ha impedido escuchar sus tesis y diatribas.

Sus frases impactantes, su irreverencia, su claridad conceptual, su carisma y su franqueza, me han cautivado, igual que está cautivando a muchos militantes del Centro Democrático e incluso a militantes de otros partidos. Los colombianos estamos ávidos de escuchar a políticos que hablen claro, que tengan coherencia ideológica, que sean francos, que tengan carácter, que llamen pan al pan y vino al vino. Políticos sinceros, que no midan cálculos para beneficios personales, que sean comprometidos, que tengan una irrevocable voluntad para servir a la Patria, verdaderamente honestos y honrados.

Creo que el perfil de la Cabal es el que más se aproxima a esa aspiración. Ella posee una excelente formación académica, le cabe el país en la cabeza, lo conoce bien, es experta en la Colombia rural, es orgullosa de su ADN democrático. Dice lo que debe decir aún a costa de la incomprensión mediática.

Junto a ella compiten dentro del Centro Democrático figuras como Óscar Iván Zuluaga, extraordinario amigo a quien toda Colombia le reconoce sus dotes de estadista; Rafael Nieto, un joven prospecto a quien seguramente le espera un promisorio futuro; Paloma Valencia, la aguerrida nieta de Guillermo León; y Alirio Barrera, el exgobernador de Casanare, al que también conozco y quien se está convirtiendo en una opción atípica al estilo Castillo del Perú. Pero repito: cualquier cosa puede pasar.

El CD no atraviesa su mejor momento. El gobierno Duque desdibujó sus tesis emblemáticas, aun así, es una fuerza principal en el país que pudiera meterse en la recta final de este proceso electoral por la atomización de la izquierda y por el tibio liderazgo de los que se autodenominan centro acogiéndose más al oportunismo del momento que a su espectro ideológico. Debemos esperar cambios que pueden traer sorpresas electorales.

El CD debe intentar salir fortalecido, que no fracturado, de las dinámicas escogidas para seleccionar su candidato. El que gane debe contar con el apoyo entusiasta de los demás y deberá enfrentar a dos o tres candidatos de partidos afines a su pensamiento.

Se hace indispensable presentar un candidato arrollador, carismático, que guste y convenza; así y solo así podría el CD ganar las primarias dentro de esa tendencia ideológica.

La política actual es vertiginosa y cambiante. La lectura o foto que hagamos sobre el escenario de hoy puede ser muy distinta a la que hagamos un mes más adelante. Estamos en una carrera inusual en la cual es indispensable convencer a la opinión que lo fundamental debe prevalecer sobre las urgencias cotidianas, que las ideas deben primar sobre las emociones. Se debe buscar al candidato, o candidata, que más empatice con la compleja opinión nacional. Ese es el escenario en donde le veo opción a la Cabal.

Cada día qué pasa gusta más, sin duda se ha convertido en el fenómeno Cabal, un fenómeno que puede sorprender a todos.

Y si ese fenómeno se impone será la primera vez que La Guajira estará próxima a un Presidente de la República. En un Estado centralista tal cercanía sirve de mucho y lo verdaderamente cierto es que María Fernanda Cabal ama a la Guajira.