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Narrativa en contra del expresidente Virgilio Barco (Q.E.P.D)

Por - 28 de Febrero 2023

Utilizar la post-verdad o el relativismo es un desafuero porque se cuenta lo que le conviene a unos intereses políticos determinados. En un prolongado conflicto, como el colombiano, lo primero que se debe saber es de dónde viene la narración para poderla discernir.

Alberto Donadío escribió, el domingo 10 de enero en el portal Los Danieles, una columna que se titula: “VIRGILIO BARCO Y EL EXTERMINIO DE LA UP”, en donde Donadío señala al expresidente que gobernó a Colombia de 1986 a 1990, de haber contratado los servicios de un espía israelí llamado Rafi Eitan, para exterminar a los miembros de la UP, lo que de entrada corresponde a una ficción, debido a que si Virgilio Barco, hubiera sido una persona radical frente a las fuerzas comunistas, en su gobierno lo primero que ejecutaría sería atacar el santuario de Casa Verde, en donde se encontraba Tirofijo con miembros del secretariado, pero el presidente Barco respetó durante su mandato la franquicia que Belisario Betancourt (1923-2018) le otorgó a las Farc.

Por el contrario en el gobierno de Barco, según varios analistas hubo debilidad frente a la guerrilla y a los paramilitares, y si por algún motivo vino dos veces a Colombia el israelí, el propio Donadío reconoce que su paso fue silencioso, y no tuvo ninguna incidencia como lo menciona el columnista, pues afirma que no hay grabaciones de reuniones con Eitan, por lo que la acusación temeraria en contra de Barco se basa únicamente en rumores, también dice Donadío que la empresa Ecopetrol le pagó al espía, pero que no había registros acerca de los pagos que le hizo la petrolera a Eitan, lo que significa que son meras especulaciones.

Enrique Low Murtra (1939-1991) siendo ministro de justicia del gobierno de Barco, en 1988 hizo claridad sobre los asesinatos de los miembros de la UP en una alocución por radio y televisión, en donde demostró que la muerte de los militantes de ese partido era un ajuste de cuentas de la mafia en contra de las Farc, porque estas cuando eran socias le habían hecho conejo a los narcos y ellos al no poder atacar a Casa Verde, la emprendieron en contra de la Unión Patriótica, al considerar que era el brazo legal de la guerrilla comunista. Enrique Low Murtra fue asesinado el 30 de abril de 1991 a la salida de la Universidad de La Salle.

Luego es absurdo insinuar que Virgilio Barco contratara a un agente extranjero para atentar en contra de la UP. Cuando en ese gobierno se firmaron los acuerdos de paz con el M-19, movimiento que fue beneficiado en gran manera con el pacto, además se desmovilizaron el EPL, Quintín Lame y otros grupos guerrilleros pequeños, por lo tanto, los señalamientos del señor Alberto Donadío en contra del expresidente Barco, fallecido en mayo de 1997, corresponden a un novelón con turbios objetivos políticos e históricos.

El espía Rafi Eitan murió en 2019 y hasta ahora -de acuerdo a la narrativa de Donadío- se le conocen sus andanzas en Colombia, pero en su biografía no se hace mención a la presencia en el país y por el contrario dice que entre 1985 a 1993 fue director de productos químicos de su gobierno y realizó después de 1993 negocios con actividades agrícolas a gran escala, efectuando además construcciones en Cuba; llamando poderosamente la atención que si dicho señor murió hace menos de 2 años los medios de comunicación colombianos tan acuciosos, en 33 años no lo entrevistaron sobre la supuesta presencia en Colombia asesorando a Virgilio Barco, cosa que si lo han hecho con el exmilitar y mercenario israelí Yair Klein quien en la mitad de los años 80 entrenó a grupos paramilitares, cuyos servicios se los pagó el narcotráfico.

También Rafi Eitan comandó en 1960 la operación del secuestro del criminal nazi Adolf Eichmann en Buenos Aires, realizado por el Mossad, por lo que su prestigio en la inteligencia no le daba para venir a Colombia a hacer trabajos sucios, como lo sugiere el columnista invitado en Los Danieles; notándose que con las versiones que maneja la llamada izquierda sobre el conflicto político militar que ha afectado a la nación, se busca mangonear la verdad y la historia, aprovechándose de que los muertos no hablan.

La falta de rigurosidad histórica de Alberto Donadío en las acusaciones que hace en contra del expresidente Barco no tienen asidero, y tal parece que lo que se quiere es lanzar un globo de ensayo, puesto que indiscutiblemente se trata de tener una narrativa que se acomode a los intereses de los propiciadores del conflicto armado, que indudablemente fue originado hace 6 décadas por seguidores de la doctrina marxista leninista para la toma del poder, alegando el derecho a la rebelión del pueblo, cuando dentro de la semántica comunista la palabra pueblo tiene un significado diferente al que tenemos el resto de mortales.

Así que, para conocer la realidad histórica, por ningún motivo hay que utilizar la post-verdad o el relativismo, visto que eso es un desafuero, en donde se cuenta lo que le conviene a unos intereses políticos determinados; en razón a que hay una sola verdad y una sola historia, y en un prolongado conflicto como el colombiano, lo primero que se debe saber es de dónde viene la narración para poderla discernir.