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No existen carnes vegetales

Por Oscar Cubillos Pedraza - 07 de Noviembre 2019

En algún momento de la historia a algunos genios creativos se les debió ocurrir que para posicionar sus productos lo que mejor podían hacer era deteriorar el buen nombre de los bienes sustitutos y directos competidores. Así se inició, ya hace unas tres décadas, una cadena de mitos sobre el consumo de carne bovina, que por fortuna la ciencia ha ayudado a aclarar.

La carne de res, bovina o vacuna, como bien considere llamarla, es la de mayor aceptación en Colombia. Al preguntar en diferentes ejercicios estadísticos, sobre las tres carnes –cerdo, pollo y res– cuál es la que más gusta, cerca del 70 % de las respuestas se inclinan hacia la de res.

Muchos se preguntarán en este momento, de ser cierta la afirmación anterior, por qué lo que más se come en el país es pollo, y el cerdo ha tenido un aumento tan significativo en la última década. La respuesta es simple: por el precio. El poder adquisitivo siempre está por encima de los deseos.

Efectivamente el precio de la carne de res es más alto que el de sus competidores, pero no es una situación ocurrente solo en nuestro país, es una tendencia mundial. Por ejemplo, hoy una tonelada de carne deshuesada de bovino en el mercado internacional tiene un precio de USD 4.896, mientras que una de cerdo llega a USD 2.836 y una de pollo USD 1.141.

Por supuesto en tales cotizaciones, entran elementos de eficiencia en la formación del costo de producción, pero también elementos de mercado: oferta y demanda. Mucha gente demandando carne de bovino, al ser la de mayor preferencia, ante una oferta con menor dinámica pues el inventario ganadero no crece al mismo ritmo que la población humana.

Pero no se puede desconocer que mitos construidos alrededor del consumo de carne, especialmente sobre la afectación a la salud, han incidido para que diferentes personas hayan optado por comer otros tipos de carne o irse a corrientes de dietas que se basan en los vegetales.

Ya recientemente varios estudios científicos han concluido que el consumo regular de carne de res no está relacionado con determinadas enfermedades. Al contrario, es beneficioso para la salud. Por ejemplo, en Uruguay y Argentina cada habitante come en promedio al año 60 kilos de carne de res (en Colombia la cifra es de 19 kilos), y sus índices generales de mortalidad por enfermedades cardiacas o gastrointestinales son de los menores de Latinoamérica.

Lo que no puede pasar es que pretendan diferentes modas de consumo que las mal llamadas carnes vegetales como la “carne” de soya, “carne” de calabaza o de otros orígenes sean catalogadas como carne cuando no son proteína animal.

No puede legitimarse un engaño al consumidor bajo el falso argumento que la carne de res no es buena para la salud, y se promuevan productos que no cumplen con una naturaleza y características. No existen carnes vegetales como tampoco existe, en otro ejemplo de nuestra ganadería, la leche de soya o la leche de almendra. Carne es carne, leche es leche.

Ojalá la Superintendencia de Industria y Comercio esté atenta a estos temas que afectan al consumidor en su bolsillo. Por ahora no olvide que es mejor la carne de res.