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Un error histórico del uribismo podría entregarle el país a Petro

Por Columnista invitado - 19 de Septiembre 2021

Un grupo de congresistas del Centro Democrático difundió un comunicado en el que asegura que la bancada del partido respalda "mayoritariamente" la aspiración presidencial de Óscar Iván Zuluaga, a pesar de que se estableció un mecanismo para escoger al candidato en noviembre

Por José Gregorio Martínez, 18 septiembre, 2021*

Un grupo de congresistas del Centro Democrático difundió un comunicado en el que asegura que la bancada del partido respalda "mayoritariamente" la aspiración presidencial de Óscar Iván Zuluaga, a pesar de que se estableció un mecanismo para escoger al candidato en noviembre

Transcurría el año 1998. La imperfecta y golpeada democracia venezolana enfrentaba su mayor amenaza. Hugo Chávez avanzaba a paso firme con su proyecto socialista que en campaña disfrazaba de “humanista”, aprovechando las torpezas de los partidos tradicionales que parecían competir en la acumulación de desaciertos. No podría hoy culparse a uno solo. La lista de responsables de que aquel militar golpista que muchos subestimaron llegara al poder es larga. Pero la principal organización política del país cometió un error histórico en un momento crucial. Acción Democrática postuló como candidato a la presidencia a su secretario general, Luis Alfaro Ucero, contradiciendo las encuestas que ni su nombre consideraban. El error se trató de enmendar a escasos días de las elecciones pero ya era demasiado tarde. La historia de dos décadas de chavismo ha demostrado que no hubo una “Venezuela Humana”.

Hoy, Colombia enfrenta esta misma amenaza. No hay muchas diferencias. Aunque las comparaciones suelen ser odiosas, la nación neogranadina se debate entre la continuidad de su imperfecto sistema democrático o la entrega del país a la utopía socialista de una “Colombia Humana” que promete el izquierdista Gustavo Petro.

Los resultados de lanzarse por un precipicio en busca del tan anhelado cambio están a la vista. Pero no faltan quienes en medio de la testarudez, la ingenuidad o la ignorancia sostienen con vehemencia la aseveración de que “Colombia no es Venezuela”, de la misma manera como muchos que se dejaron seducir por la llamada revolución bolivariana proclamaban hasta el cansancio la afirmación de que “Venezuela no es Cuba”.

Queda en manos de las organizaciones que defienden la libertad hacer ver a los ciudadanos el tamaño de la amenaza que se avecina y acordar y respetar mecanismo que permitan escoger la mejor opción. Ese alto grado de responsabilidad que hace 23 recaía en Venezuela sobre el partido Acción Democrática hoy recae en Colombia sobre el Centro Democrático. No se puede repetir otro error histórico en el continente.

Esta advertencia surge ante la aventurada posición adelantada que parecen estar jugando sectores del uribismo para intentar imponer un candidato con el apoyo de medios de comunicación. Esto significaría comenzar a transitar el mismo camino que Venezuela desde el principio. Lo que está en juego es la democracia de un país al que la izquierda no ha podido ponerle las manos y, de conseguirlo, no será fácil de recuperar.

Por esta razón urge hacer a un lado los intereses personales o de grupos políticos y económicos que, valiéndose de posiciones de poder o figuras partidistas, intentan generar una matriz de opinión para influir en una decisión tan trascendental como elegir al candidato que deberá frenar a Gustavo Petro, quien mantiene un amplío favoritismo en las encuestas. Cometer un error histórico de esta naturaleza sería entregarle el país a Petro.

Con apoyo mediático

Las redes sociales han dejado ver esta gran preocupación en los últimos días con la indignación de miles de usuarios por el intento de imposición de un candidato cuando hay cuatro aspirantes más sometiéndose a un mecanismo de selección que no se definirá hasta el 22 de noviembre. Y es que un grupo de congresistas del Centro Democrático difundió este jueves en Twitter un comunicado con poco más de 30 firmas, asegurando que la bancada del partido respalda «mayoritariamente» la aspiración presidencial de Óscar Iván Zuluaga.

Si bien el juego democrático permite a quien lo desee expresar públicamente su apoyo a una opción electoral, en este caso se evidenció que no se trata de un respaldo inocente, ya que no solo se usó la figura de la bancada del partido sino que además entró inmediatamente en juego la influyente revista Semana con titulares como: “Masivo respaldo en el Centro Democrático a la candidatura de Óscar Iván Zuluaga” y “Óscar Iván Zuluaga se perfila como el candidato fuerte del uribismo para el 2022”.

¿Democrático o dedocrático?

El nombre de Óscar Iván Zuluaga comenzó a sonar con fuerte respaldo de los medios y del establishment político del Centro Democrático. Pero no ha mostrado hasta el momento ser igual de popular en las encuestas. El exministro de Hacienda y Crédito Público –quien perdió en 2014 la presidencia frente a Juan Manuel Santos– aparece en el más reciente sondeo de opinión del Centro Nacional de Consultoría (CNC) con 3 % de preferencia, siendo superado por su compañera de partido, la senadora María Fernanda Cabal, quien cuenta con 4 % de apoyo. En esta encuesta sigue punteando el izquierdista Gustavo Petro con 17 %, seguido por el centroizquierdista Sergio Fajardo, quien consigue 7 % de respaldo.

La apresurada afirmación de Semana no parece tener entonces sustento popular. El influyente medio de comunicación se ha caracterizado por sus destacados trabajos de investigación, acceso a información confidencial y publicación de exclusivas. La noticia difundida obedece entonces a dos posibles razones: la revista forma parte de una campaña para intentar influir en la escogencia del candidato o ya hay una decisión tomada ignorando el mecanismo establecido para la selección del abanderado del Centro Democrático.

El mecanismo establecido

El partido liderado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez anunció recientemente que durante los próximos dos meses “los precandidatos presidenciales tendrán la oportunidad de presentar sus ideas y propuestas” en 10 foros que se realizarán en diferentes regiones del país para luego escoger en encuestas entre el uribismo y la militancia del Centro Democrático al ganador, que se dará a conocer el 22 de noviembre. Finalmente, este aspirante se someterá a la consulta de marzo en la que se elegirá entre sectores afines a un candidato único que represente a la derecha.

Además de Óscar Iván Zuluaga y María Fernanda Cabal, también se someterán a esta interna del partido la senadora Paloma Valencia, el representante a la Cámara Edward Rodríguez y el exviceministro de Interior y de Justicia, Rafael Nieto Loaiza. Para salir al paso a la situación de favoritismo que se observa en los medios, el partido dijo recientemente en un comunicado que “no hay preferencias”.

De igual manera, el expresidente Uribe aseguró en un video en su cuenta de Twitter que “no va a apoyar candidatos”, sobre todo por el hecho de que considera que el proceso judicial al que ha sido sometido le ha hecho daño a su imagen y en vez de favorecer a un aspirante con su respaldo terminaría perjudicándolo.

La polarización interna

La pugna interna en el Centro Democrático parece polarizarse entre la opción que ofrece la senadora María Fernanda Cabal, muy definida a la derecha y enfocada en la defensa de las libertades, y la de Óscar Iván Zuluaga, que se inclina más a la centroderecha que intentó surfear sin éxito el presidente Iván Duque.

Zuluaga ha sido duramente criticado por la falta de consistencia en su posición sobre el Acuerdo de Paz con las FARC. En la campaña para las presidenciales de 2014 insistía en terminar “ya” con un acuerdo que “nació muerto”. Ahora cambió de opinión. El pasado mes de agosto dijo que si llega a la jefatura del Estado su intención es “respetar los acuerdos con las FARC”.

Cabal, por su parte, se ha caracterizado por su posición firme contra el avance del llamado socialismo del siglo XXI en la región. No titubea a la hora de señalar a la dictadura de Nicolás Maduro por la debacle de Venezuela, la represión, las violaciones a los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad denunciados por la Organización de Naciones Unidas (ONU). Durante la contienda electoral en Perú llamó directamente a votar por Keiko Fujimori para evitar la llegada del comunismo al país de la mano de Pedro Castillo, celebró la elección de Guillermo Lasso en Ecuador y recientemente participó en el CPAC –el mayor evento conservador de Estados Unidos– que se llevó a cabo en Brasilia con Eduardo Bolsonaro –hijo del presidente Jair Bolsonaro– como anfitrión.

La tercera oportunidad

Nadie puede negar que Álvaro Uribe ha sido el mayor fenómeno político y electoral de Colombia de las últimas dos décadas. Además de haber gobernado el país en dos periodos, puede darse el lujo de afirmar que ha llevado a la Casa de Nariño a sus dos sucesores. Aunque luego se distanciaron, Juan Manuel Santos llegó a la Presidencia como el candidato de Uribe. Lo mismo puede afirmarse del actual presidente Iván Duque.

El apoyo a Santos no salió bien. Fue un error histórico del que seguramente el uribismo se arrepiente. El caso de Duque tampoco fue del todo exitoso. La pandemia del coronavirus con sus consecuencias sobre la economía del país y el asedio de la izquierda dirigida por Petro con dos paros nacionales y diversas manifestaciones por distintas causas complicaron la gestión.

Posiblemente las cosas hayan cambiado y la influencia de Uribe no sea la misma de los procesos electorales anteriores, tal como él lo admite. Pero el Centro Democrático es el partido de gobierno y su responsabilidad y peso político en este momento no tienen comparación. Por tal motivo, está en sus manos evitar cometer un error histórico que lleve a Colombia en unos años a convertirse en el país al que otros no quieran parecerse.

*José Gregorio Martínez: Periodista venezolano dedicado a las fuentes de Política y Economía. Editor jefe de PanAm Post. Experiencia previa en medios como NTN24, El Mundo Economía & Negocios, Diario La Verdad y Globovisión.

Fuente: PanAmPost