default

Y dale con Marx

Por - 26 de Julio 2019

La mitad de la humanidad piensa en la eficacia y validez del proyecto Marxista tal como apareció en 1.848, y quienes luchan en su contra constituyen la otra mitad. Por lo tanto, giramos más alrededor de Marx que alrededor del sol.

Ningún otro ser humano en la historia podría jactarse de haber partido el Globo en dos pedazos. Marx ha sido el más influyente de los pensadores y el menos original de ellos. En cuanto a la dialéctica, Lenin sostenía que era imposible entender el Capital, sin que se haya entendido toda la lógica de Hegel. Así, entonces después de tantos años, “ningún marxista ha entendido a Marx.

Pero vamos a lo concreto. La doctrina de la abolición de la propiedad tiene, por lo menos, 2.000 años de enunciada. El materialismo histórico es un ensayo de Holbach en el siglo 18, derivado casi enteramente de Spinoza. Sería desleal, una ausencia de cortesía, regatearle a Saint Simón la concepción de la historia de la sociedad como la historia de la lucha de clases. Sismondi ya había supuesto una teoría de la inevitabilidad y la regularidad de las crisis económicas. Babeuf y Blanqui patrocinaron la dictadura del proletariado y Lenin le dio coherencia y realidad. Von Stein escribió que la historia de la libertad, la sociedad y el orden político dependía esencialmente de los bienes económicos y Proudhom concretó que “las leyes de la economía política eran las leyes de la historia”.

Toda esa lista, empero, no disminuye el impacto, la fuerza y el valor del más importante manifiesto político del mundo. El manifiesto comunista, además de ser una filosofía de la historia con una fórmula de acción, convierte a Marx en el padre de la sociología moderna y el iniciador de los historiadores económicos. Aquí si la originalidad.

Pero con Marx se presenta algo hermoso, hay tantas maneras de ser marxista como de ser lo contrario. Como se podría entender que a la 2ª Internacional pertenecieran: Lenin y Shaw, Mussolini y Laval. ¿Qué armonía podía surgir de cuatro notas tan opuestas? Por eso se entiende, y se comparte la afirmación de Carlos Marx: “Y en primer lugar, yo no soy marxista”.

En nuestra Colombia quienes se lo apropiaron le han dejado en un rincón con telarañas, para dedicar sus sesudas reflexiones a pensadores más profundos como Luger, Galil, Winchester y Beretta.

Así las cosas, que importancia puede tener que unos sujetos que se dicen Marxistas, procedan en forma tan absurda ante principios y esquemas serios y rotundos.

Si como dijo el coloso, el proletariado desconoce su destino, quienes hoy dicen encarnarlo parece que sí saben lo que quieren y lo que hacen. ¿O será que no?

Esperamos con humildad los regaños de los entendidos y las correcciones a nuestras equivocaciones. Así mismo, pedimos compasión a esta digresión que de pronto tampoco resulta muy prudente.