Evaristo Piedrahita.
Foto: Evaristo Piedrahita.

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5 años persiguiendo un solo propósito: mejorar la productividad

Por - 18 de Marzo 2013


El emprendimiento y la curiosidad de Evaristo Piedrahita hacen de ‘La Trinidad’, una finca lechera que es ejemplo en el departamento de Antioquia. Considera que ser buen ganadero significa ser un gran agricultor.

Cinco años, eso necesitó Evaristo Piedrahita para hacer más productivas a sus 46 vacas en 13 hectáreas de ‘La Trinidad’. Quienes lo conocen, lo ven como alguien curioso, emprendedor e inquieto. Podría pasar por uno de los pocos grandes empresarios que tiene Colombia, pero él, como se define así mismo, es uno más del grupo de 500.000 pequeños ganaderos que se encuentran en todo el territorio nacional.

Dice no guardar secretos. No le gusta. Por el contrario, es partidario de compartir eso que puede hacer más competitivo y productivo al ganadero y productor de leche colombiano. Y lo dice con conocimiento de causa, gracias a ‘La tertulia lechera’. (Lea ‘Cuando la ganadería toca a la puerta, ¿destino o casualidad?’)

“Es un grupo que tenemos desde hace 5 años, allí realizamos conferencias cada 8 días para capacitarnos, no sólo los propietarios de los predios, los trabajadores también, hacemos experimentos para ver cómo podemos mejorar la nutrición de las vacas y por tanto la leche”, asegura este hombre de voz cálida.

Él es una persona inquieta, le pregunta a todo el mundo sobre las técnicas que están implementando en los predios, para ver si las puede aplicar en ‘La Trinidad’ y otra gran ventaja que él tiene es que se deja asesorar, eso es clave para desarrollar una buena ganadería”, dice Alejandro Avendaño, profesional del Centro de Servicios Técnicos Ganderos, Tecnig@n –CSTG, en Antioquia. (Lea ‘La Primavera, tierra de desarrollo ganadero sostenible’)

Piedrahita cuenta que, como todo humano, comete errores, los acepta y aprende de ellos. “El primer error que cometí fue con los cultivos, ensayé en toda la finca un cambio de pasturas y el desliz fue inmenso porque se vio reflejado en la disminución de la producción de leche de mis vacas. Entonces aprendí que para probar con ese tipo de experimentos, es mejor en potreros pequeños”, explica.

Con el mejoramiento de forrajes y el manejo de praderas, es decir, la división de la finca en potreros, el propietario de ‘La Trinidad’ visualizó que el ‘kikuyo’ (un tipo de pasto) le ayudaba a mejorar su producción lechera, al tomar uno de los espacios como experimento. Asegura que de la cantidad y la calidad de la hierba dependen las cualidades y cantidad del líquido y llegó a descubrir que con el consumo de este forraje al tercer ordeño sus vacas aumentaron en20% el valor del costo de producción sin deteriorar ningún indicador, pasando de 16 a 22 litros y posteriormente a 29.

“No me gusta ser austero en la mano de obra, así que no descarté nada: ni la gente que trabaja conmigo, ni mis vacas, sobre todo las que tienen más de 9 partos, increíble, pero son las que más me han dado, por ejemplo Sombrilla, en un día me alcanzó a dar 55 litros de leche, eso nunca se ve”, enfatiza Evaristo. (Lea ‘Certifican nuevos hatos en Boyacá’)

Lo dice con tanta seguridad porque en promedio, a nivela nacional, la producción de leche por vaca, sin estar preñada, produce 12 litros, en algunos predios de lechería especializada el número se eleva a los 18 litros y en casos especiales, donde la inversión es mayor, podría llegar a ser de 32.

Él tiene tan buena producción forrajera en las épocas de invierno, que le alcanza para las épocas de verano y un factor muy importante es que juega con el abono químico, agregando microorganismos (hechos en la finca con lehce, boñiga y melaza), le da concentrado a las vacas y mantiene una buena genética” agrega Alejandro Avendaño.

“No tengo teteros extraños, soy un lechero normal”

Evaristo dice no haber cambiado nada de lo que su abuela, primera propietaria de ‘La Trinidad’, tenía hace 60 años, ni cambió lo que su madre le heredó hace cinco. Considera que con la implementación de las Buenas Prácticas Ganaderas, BPG, ha logrado obtener más orden en su predio.

“Soy muy curioso, entonces ya habiendo aprendido lo que me pasó con el pasto hice otro experimento: empecé a darle heno de ‘kikuyo’ a los terneros, eso me dio una ventaja extra: les mejoró su salud, su peso aumentó a 800 gramos y su pelo cambió, eso fue lo único que hice, no les inyecté nada, no les tengo teteros especiales, soy un campesino normal que sigue indicaciones al pie de la letra”, comenta.

Compitiendo contra los TLC

Siempre se compara. Pero no con los productores nacionales. Tiene claro que la competencia está fuera de Colombia y conoce la eficiencia de otros lecheros, pero también recuerda esa frase famosa: ‘uno sólo no puede cambiar el mundo’, por eso se mantiene dentro del pequeño grupo de los curiosos, alejándose de los que, como él dice, “creen que la naturaleza lo provee todo y el de los egoístas”, con el fin de adquirir nuevos conocimientos, involucrando a sus trabajadores y aquellos que están en la zona con ‘La tertulia lechera’. (Lea ‘Informe Especial: ¿En qué van los intereses de los ganaderos en los TLC's?’)

Siempre me ha gustado conocer los parámetros internacionales para identificar mi puesto, había leído que en EE.UU el promedio del primer parto era de 22 litros, cuando aquí en Colombia estábamos en 17, algo cerca. En Alemania tienen dos cosechas de pasto, yo tengo ocho y ellos son más eficientes, entonces en algo tengo que estar equivocado, pero nosotros debemos ser más competitivos”, señala Piedrahita. (Lea ‘TLC con la UE enciende la alarma entre los ganaderos de Putumayo’)

Y aunque muchos lo consideran un productor emprendedor y respetable en Antioquia, sabe que tiene mucho más por aprender en temas como mejoramiento administrativo y manejo de insumos.

“Lo último que he aprendido es a no dejar por fuera nada, nunca se sabe qué beneficios puede traer algo que ya se tenía, como me pasó con Sombrilla. La gente debe saber que para poder ser más competitivos se tiene que aprender a ser un buen lechero, no me considero así, pero quiero llegar allá, ser un buen lechero es ser un gran agricultor”, puntualizó Evaristo Piedrahita.

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