Desbordamiento del Cauca.
Foto: CONtexto ganadero.

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Así se vive en el San Jorge, 4 años después de la ola invernal

Por - 01 de Junio 2015


Con las aguas del Río Cauca se fueron los sueños de muchos ganaderos en esta región del Caribe colombiano. El fenómeno climático les dejó pérdidas, pero también les reafirmó que son productores bovinos hasta la muerte.   Antes de la ola invernal que devastó a la región del San Jorge entre 2010 y 2011, esta zona, ubicada en los departamentos de Córdoba y Sucre, era muy rica en materia de biodiversidad, tanto de flora como de fauna. Era tan próspero el ecosistema que lo normal en ese entonces era que las ciénagas estuvieran 8 meses inundadas y cuatros meses secas, lo que beneficiaba al sector ganadero.   Según narró Darinel Enrique Regino Ricardo, profesional en San Marcos de Gestión Productiva y Salud Animal del Fondo Nacional del Ganado, FNG, esta dinámica había creado un ambiente al que ya todos los productores agropecuarios se habían adaptado. (Lea: Ganadería en sabana inundable sin deteriorar el entorno: objetivo en Casanare)   “Por ejemplo, los árboles se adaptaron a vivir 8 meses con sus raíces inundadas y 4 meses secos acumulando energías para retornar a las aguas. Asimismo, las diferentes especies de animales eran felices en este hábitat”, continuó Regino Ricardo.   Todo este equilibrio se quebrantó cuando el majestuoso Río Cauca rompió por el margen izquierdo, a la altura de Santa Anita, en el municipio de Nechí, Antioquia, y todo el caudal entró por la región inundando todo a su paso, causando destrucción y desolación.      “Durante tres años todo quedó inundado rompiendo el equilibrio que existía entre naturaleza y la civilización. Todo esto trajo como resultado exageradas pérdidas económicas, cultivos ahogados, puentes caídos, comunidades aisladas y, lo peor, productores bovinos en bancarrota”, aseguró el funcionario del FNG con una voz quebrantada. (Lea: Las lecciones que quedan tras las embestidas del clima)   Fue tanto lo que se perdió por la furia de la naturaleza que hoy, 4 años después, no se han cuantificado los daños que el Cauca dejó a su paso. Forrajes, casas, parcelas y hábitats, todo se fue con el agua.     “Si uno mira los árboles, se da cuenta que estos no soportaron 40 meses inundados y murieron; la fauna silvestre que se alimentaba de las tiernas hojas de los árboles, al no tener alimentos murieron y los más fuertes emigraron”, relató Darinel Enrique Regino.   Ganaderos, valerosos y perseverantes   Hoy, 4 años después, los productores del sector agropecuario, incansables luchadores en el país, han continuado labrando la tierra, aferrándose a ella.   Fabio Baldovino, productor bovino en San Benito Abad, municipio de Sucre, afirmó que la única salida que tenía era seguir adelante, pues no iba a dejar atrás 20 años dedicados al campo y, mucho menos, iba a abandonar el legado de su padre. (Lea: Sorteando los embates del clima con paso firme y certero)   “Cuando pasó la ola invernal el panorama no era nada lindo: todo quedó bajo las aguas: la finca, los enseres ganaderos, los pastos. Hasta nuestras cosas se fueron con el rio. Pero no podía llorar sobre lo mojado, porque mi familia depende de mí”, enunció Baldovino.   Así fue como este ganadero salió a flote con pujanza. Labró la tierra, sacó adelante su finca y, gracias a la donación de una vaca hecha por la Fundación Colombia Ganadera, Fundagán, volvió al negocio pecuario.   Lo mismo le sucedió a Virginia Pacheco, otra ganadera que lo perdió todo con este acontecimiento. Ella fue una de las 81 mil 938 personas damnificadas por el desbordamiento del Río Cauca. Pero ahora, es una sobreviviente y una luchadora. (Lea: Ganaderos toman medidas ante la inminente llegada del invierno)   “El temor que sentimos en esa época no se puede describir. Todo lo que soñamos y construimos, se fue con el agua. Pero no podíamos quedarnos allí. Necesitamos salir adelante. Y eso hicimos. Casi sin ayudas, pero con mucho empeño”, acusó Pacheco.   Los daños ocasionados por este acontecimiento natural generaron pérdidas por $168 millones. Pero también hubo renacimientos, como el de estos 2 ganaderos. Aunque los años de 2010 y 2011 no se olvidarán de su memoria, tampoco se desconocerá que por las fuerzas del Río Cauca ellos reafirmaron que su vocación estaba con la actividad bovina. 

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