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Foto: intagri.com

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La historia de cómo el bisonte sobrevivió a su casi extinción gracias a la ganadería

Por - 09 de Enero 2022


El bisonte es el mamífero terrestre más grande de América, y de él se conocen tres subespecies, dos de las cuales habitaron una extensa área de Canadá, Estados Unidos y México. En el siglo XIX fueron casi llevados a la extinción pero hoy en día hay distintas iniciativas para conservarlos.

El Bison es un género de mamíferos de la familia Bovidae conocidos comúnmente como bisontes o cíbolos,​ que en la actualidad se encuentra reducido a dos especies, siendo el más conocido el bisonte americano (Bison bison) que habita en los países mencionados de Norteamérica.

El otro es el amenazado bisonte europeo (Bison bonasus), que vive preferentemente en los bosques y que actualmente ha quedado reducido a algunas pequeñas áreas protegidas de Europa del Este. (Lea: La raza bovina salvaje que es más rara que los osos panda)

El género más próximo es Bos (al que pertenecen vacas y búfalos), con el que puede llegar a generar híbridos en cautividad como el beefalo (Bison sp. x Bos taurus) y el yakalo (Bison bison x Bos mutus). Las dos especies del género Bison también pueden cruzarse entre sí.

Sin embargo, en 2021 la Sociedad Americana de Mamalogistas (American Society of Mammalogists en su nombre original) consideró a Bison como un subgénero y colocó ambas especies de bisontes nuevamente en Bos, por lo que lo clasificó bajo el nombre Bos bison.

En efecto, se trata de un pariente lejano de las vacas (Bos taurus) pero con el que comparten una línea ancestral y varias características, como el hecho de ser rumiantes. A finales del siglo XIX su caza indiscriminada los llevó al borde de la extinción porque su carne era muy apetecida.

En el texto “El bisonte de América. Historia, polémica, leyenda”, María del Carmen Vázquez Mantecón aseguró que la profusión de manadas de bisontes fueron aprovechadas como medio de subsistencia por distintos grupos humanos en Norteamérica hasta mediados del siglo XIX.

En el siglo XX, ya mermada drásticamente la población de bisontes, las representaciones cinematográficas del género western perpetuaron tal asociación, aunque, erradamente, llamando búfalos a estos enormes animales, nombre que corresponde a otra especie.

Precisamente, las diferentes formas para denominar al bisonte a lo largo del tiempo (vacas, toros, bueyes, reses, ganados, cíbolos, búfalos) y las consiguientes dificultades para identificarlo y clasificarlo han sido causa de equívocos y confusiones en su historia.

El origen del bisonte y su casi extinción

La tribu bovina (Bovini) se dividió hace unos 5 a 10 millones de años en búfalos (Bubalus y Syncerus) y un grupo que conduce al ganado bisonte y taurino. Un estudio de 2003 del ADN mitocondrial indicó cuatro linajes maternos distintos en la tribu Bovini:

  1. Cebú y ganado taurino
  2. Bisonte europeo
  3. Bisonte americano y yak
  4. Banteng, gaur y gayal

Tanto el bisonte americano como el bisonte europeo son los animales terrestres supervivientes más grandes de América del Norte y Europa. Tienen pezuñas hendidas y son similares en apariencia a otros bovinos como el ganado vacuno y el búfalo verdadero.

Son anchos y musculosos con pelajes desgreñados. Los adultos crecen hasta 2 metros de altura y 3,5 m de largo para el bisonte americano y hasta 2,1 m y 2,9 m respectivamente para el europeo. El americano puede pesar alrededor de 400 a 1270 kg, y el europeo de 800 a 1000 kg.

Son animales gregarios y tienden naturalmente a moverse en grupos. Soportan las bajas temperaturas de invierno, aunque el americano prefiere vivir en las praderas, mientras que el europeo necesita algo más de protección de aquí que suela vivir en los bosques.

Un estudio de Beth Shapiro, profesora de la Universidad de California en Santa Cruz, y Duane Froese, profesor de la Universidad de Alberta, demostró que los bisontes americanos son de origen asiático y llegaron atravesando el estrecho de Bering hace 195 000 a 130 000 años.

“Después de llegar a Alaska, los bisontes se extendieron rápidamente por todo el continente aprovechando las fértiles praderas que formaban parte del ecosistema de la era del hielo”, escriben los investigadores. En menos de 20 000 años lograron dominar el ecosistema.

El bisonte fue un recurso importante para los pueblos indígenas de América del Norte como fuente principal de alimento y materias primas hasta fines del siglo XIX. De hecho, los veían como sagrados, tratándolos con respeto para asegurar su abundancia y longevidad.

Sin embargo, los humanos, en particular los colonos europeos, fueron casi exclusivamente responsables de su extinción, pues sacrificaron aproximadamente 50 millones de bisontes durante el siglo XIX, aunque las causas del declive y el número de muertos aún se debaten.

Según un artículo de The Nature Conservancy, 30 millones de bisontes deambulaban por las llanuras cuando Colón desembarcó en 1492. Más de 400 años después, un estudio en 1905 estimó que había 835 ejemplares salvajes y 256 en cautiverio para ese momento.

Por ello, se emprendieron iniciativas para que los santuarios, zoológicos y parques eran refugios seguros para estos animales especiales y ayudaron a mantener y aumentar el tamaño de su población. La primera reserva nacional de bisontes se fundó en 1907 en Cache (Oklahoma).

Años más tarde, las leyes de caza y otras medidas de protección permitieron que los bisontes restantes vivieran, prosperaran y se multiplicaran. Hoy en día, su número se ha recuperado a alrededor de 350 000, aproximadamente el 1 % del tamaño de su rebaño original.

De estos aproximadamente 15 000 animales se pueden encontrar en terrenos públicos de EE. UU, en tanto que las poblaciones restantes de bisontes se encuentran en manadas privadas como las que mantiene The Nature Conservancy en 12 reservas en 10 estados de EE. UU.

Actualmente, el bisonte americano está clasificado como “Casi Amenazado” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, pues las poblaciones parecen ser estables.

Cruzando para recuperar la especie

Un artículo de Guillermo A. Bavera indicó que a principios del siglo XX se hizo hibridación experimental de vacuno con bisonte, definiendo con la palabra Cattalo (cattle-buffalo) a la progenie de cruzas en las cuales ambos padres tenían parte de bisonte y parte de vacuno.

Entre 1916 y 1964 se realizó en Canadá la principal experiencia de hibridación intergenérica. El propósito fue combinar la rusticidad invernal y la habilidad de pastoreo extensivo del bisonte americano con las características de producción de carne del bovino doméstico.

Las hembras con ascendencia bisonte sobresalen en la habilidad para pastorear en invierno, en la densidad de pelos y la tolerancia al frío. Además, Peters (1964) comprobó que el pastoreo invernal de los híbridos y los Cattalo es más frecuente que el de los Hereford y Shorthorn.

Logan y Sylvestre (1950) concluyeron que la mejor combinación entre los rasgos de rusticidad y de producción de carne de calidad se conseguiría con un porcentaje de bovino entre 75 y 86 %. (Blog: Razones para consumir carne y leche provenientes de animales de pastoreo)

El objetivo de este cruzamiento es que los animales bisontes por bovino europeo combinen la rusticidad al frío, habilidad para consumir y convertir forrajes toscos y producir carne magra del bisonte, con la alta producción de carne y rapidez de crecimiento de los bovinos.

Ganadería sostenible con bisontes

En Canadá, uno de los proyectos más destacados con bisontes es el de la ganadería Noble Premium Bison, donde crían más de 4000 cabezas de bisonte mediante el uso de prácticas de ganadería sostenible y regenerativa. (Crónica: Los posibles orígenes de la raza BON)

Calificándola como “carne roja original” de Estados Unidos, esta empresa pecuaria destaca que es una de las proteínas de carne roja más saludables para consumir y, sin embargo, no es tan conocido ni tan disponible como los productos de carne.

En su portal aseguran que la cría de bisontes en granjas privadas ha crecido significativamente, lo que a su vez ha aumentado el número de bisontes en Canadá: ahora hay cerca de 1000 propietarios de bisontes y cerca de 150 000 ejemplares de esta especie.

Entre sus argumentos, sostienen que la carne de bisonte es una carne más magra, tiene menos grasa y colesterol en comparación con otras proteínas. De manera paralela, fomentan una cultura de manejo en armonía con el ecosistema natural brindando productos de calidad.

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