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Foto: Andrés Sinisterra.

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Consecuencias de la aplicación errónea de vacunas en reses

Por - 14 de Agosto 2014

Los vacunadores de bovinos en Colombia requieren de una certificación para ejercer la práctica en los hatos. El documento avala la efectividad en la aplicación del inmunológico, lo que representa un alivio al ganadero que quiere conservar el estatus sanitario en su predio.


Los vacunadores de bovinos en Colombia requieren de una certificación para ejercer la práctica en los hatos. El documento avala la efectividad en la aplicación del inmunológico, lo que representa un alivio al ganadero que quiere conservar el estatus sanitario en su predio.

Una inyección mal aplicada puede ocasionar daños en la salud de los animales. Desde una infección cutánea hasta su muerte.

Para evitar estos desaciertos, personas en todo el país se certifican en competencias laborales para la vacunación de reses contra la fiebre aftosa y brucelosis, 2 enfermedades de control oficial.

Una de las certificaciones en competencias laborales se desarrolló en Cartago, Valle del Cauca, donde un grupo de 28 vacunadores se hizo acreedor del requisito con el que tienen vía libre para inmunizar bovinos.

El proceso de certificación se hizo entre el Tecnig@n de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, y el Centro Latinoamericano de Especies Menores, CLEM, del Servicio Nacional de Aprendizaje, Sena, en Tuluá. (Lea: Conozca los países libres de aftosa con y sin vacunación, según la OIE)

Andrés Sinisterra González, profesional de gestión estratégica de Fedegán en Tuluá, expuso: “Primero hubo una inducción de los aspirantes al proceso. Segundo, se realizó un prueba escrita para evaluar los conocimientos básicos de los vacunadores para la administración de inmunobiológicos de forma adecuada. Tercero, se hizo una recolección de evidencias, verificando cómo realizan cada uno de ellos la vacunación en campo, siendo esto prenda de garantía en su trabajo tanto para Fedegán como para los ganaderos”.

Andrés Martínez, zootecnista y líder del proceso de certificación del CLEM en Tuluá, dijo que las reses pueden tener reacciones adversas a la vacuna como mostrarse ariscos, patear, babear o echarse, las cuales se consideran normales.

Ya en el caso de reportar infecciones se puede deducir que hubo una aplicación errónea de la dosis por falta de higiene del vacunador que en la mayoría de los casos se expone a hacer su labor en predios con presencia de estiércol.

El ganadero debe asegurar que sus reses son inmunizadas de manera adecuada, lo que se puede percibir cuando el vacunador hace un sondeo sobre las dosis que ha recibido cada res y evalúa el estado corporal de la res. (Lea: Suramérica lleva 2 años sin focos de aftosa)

Por ejemplo, el vacunador se debe enterar sobre el bajo peso de la res o del padecimiento de una enfermedad para reprogramar la aplicación de la dosis y así evitar que padezca contraindicaciones graves.

Sobre exigir al vacunador el uso de guantes al momento de aplicar el inmunológico, Martínez manifestó que “se utilizan pero en muchos casos no favorece la movilidad y la vaca puede dar un cabezazo”.

En términos generales, la experiencias que han alcanzado los vacunadores en los hatos colombianos les ha permitido realizar una labor ejemplar y las certificaciones se convierten en un elemento clave para evitar hechos que pongan en riesgo la salud y vida de los rumiantes.

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