vaca comiendo pasto
Foto: Fedegan FNG

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La clave está en aprender a sacarle la energía al pasto

Por - 28 de Marzo 2022

La propuesta del profesor Héctor Correa es aplicar técnicas para elevar el contenido de energía en los pastos que pueden aprovechar los bovinos. Esto se hace en lugar de ofrecer alimentos ricos en almidones al ganado, lo que reduciría los costos de producción en la finca.


La propuesta del profesor Héctor Correa es aplicar técnicas para elevar el contenido de energía en los pastos que pueden aprovechar los bovinos. Esto se hace en lugar de ofrecer alimentos ricos en almidones al ganado, lo que reduciría los costos de producción en la finca.

Héctor Jairo Correa Cardona, ingeniero zootecnista, MSc., PhD. y profesor de la Universidad Nacional de Colombia sede Medellín, explicó que a pesar de que se usan otro tipo de alimentos para ofrecer energía al ganado, se podría aprovechar la energía procedente de los pastos.

El contenido de energía bruta del maíz y de un pasto como el kikuyo son similares. Sin embargo, el aporte de energía digestible y aprovechable es mucho más alto en maíz, básicamente por su digestibilidad”, precisó el experto e investigador académico. 

Según el experto, en lugar de trabajar en el pasto para obtener mejores niveles de energía digestible, los ganaderos buscan y ofrecen concentrados ricos en almidón para suplir el déficit de los pastos. (Lea: Asista al sexto congreso de alimentación y nutrición en bovinos)

La energía está en el pasto, lo que tenemos que hacer es buscar tecnologías que nos permiten sacar ese jugo, esa energía del pasto y reducir la necesidad de incorporar fuentes de almidones en la suplementación para los rumiantes”, especificó el profesor de la U. Nacional.

Justamente Correa y su equipo vienen trabajando en metodologías que permiten mejorar la digestibilidad de la fibra, que incluyen técnicas físicas, químicas o microbiológicas. Algunas se vienen trabajando desde hace más de 60 años en el ámbito de alimentación de rumiantes:

“En los años 50 y 60 se trabajó en la amonificación, que buscaban reducir el efecto negativo de la lignina de los carbohidratos estructurales, que hacen parte de la fibra pero no lo son todo”, anotó. (Lea: Alternativas para manejar las necesidades energéticas del ganado)

El experto agregó que con el advenimiento de los combustibles de segunda generación, en donde se utilizan materiales lignocelulósicos se han desarrollado tecnologías que permiten incrementar la cantidad de azúcares provenientes de celulosa y hemicelulosa.

Uno de los métodos físicos es la extrusión húmeda. Entre los químicos están la amonificación o la deslignificación con cal apagada, y entre los microbiológicos está el uso de hongos de podredumbre blanca. (Lea: Pastoreo energético, estrategia para aprovechar mejor los nutrientes)

“La clave es sacarle la energía al pasto. El problema de los forrajes y de los materiales lignocelulósicos es la digestibilidad de la fibra. Tienen un contenido de energía muy similar a los almidones, el problema es que se digiere muy poco principalmente por la presencia de lignina”, dijo.

Y añadió: “En la medida en que encontremos y apliquemos tecnologías que eliminen el efecto negativo de la lignina, vamos a incrementar la cantidad de energía disponible y, por lo tanto, reducir la dependencia a los almidones, lo que nos permitirá tener sistemas más sostenibles”.