Ganado estabulado alimentándose
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Los cinco dominios del bienestar animal incluyen hasta el estado mental

Por - 13 de Enero 2023

La transición de los pensamientos y discursos a las aplicaciones prácticas de medidas con potencial para promover el bienestar animal tardó mucho tiempo en ocurrir, fue solo después de 1965, como resultado del trabajo desarrollado por el Comité Brambell, que propuso algunos criterios sobre cómo esto podría hacerse.


La transición de los pensamientos y discursos a las aplicaciones prácticas de medidas con potencial para promover el bienestar animal tardó mucho tiempo en ocurrir, fue solo después de 1965, como resultado del trabajo desarrollado por el Comité Brambell, que propuso algunos criterios sobre cómo esto podría hacerse.

Desde entonces, ha habido un gran desarrollo de la ciencia del bienestar animal, que se tradujo en la elaboración de legislación de protección animal, recomendaciones de buenas prácticas de bienestar animal aplicadas a los animales de granja y la implementación de acciones educativas, involucrando la enseñanza del bienestar animal en las universidades y en la formación de productores y las personas a cargo del ganado.

Así lo plantearon diversos conferencistas brasileros durante el V Encuentro Internacional de Investigadores en Bienestar Animal, realizado a finales del año pasado en Montevideo (Uruguay), donde indicaron que estas acciones se basaron inicialmente en los principios de las Cinco Libertades, primero definidos por el Comité Brambell y luego reformulados por el Farm Animal Welfare Council, que se enfocaban en prevenir el sufrimiento innecesario y satisfacer las necesidades de los animales, sin considerar estados positivos al evaluar el bienestar animal.

Luego, esto fue revisado por la propuesta de los Cinco Dominios del Bienestar Animal, que lleva al concepto de Una Vida Digna de Ser Vivida, teniendo en cuenta tanto los estados positivos como los negativos al considerar cuatro dominios funcionales (nutrición, salud, medio ambiente y comportamiento) y un dominio mental (estado mental).

Así, el estado de bienestar de un animal depende directamente de la interrelación entre estos dominios, ya que los cambios en uno de ellos tienen implicaciones directas o indirectas para los demás, y una vida digna de ser vivida implica un balance positivo en el estado de bienestar de un animal cuando frente a las condiciones en que vive y muere. (Lea: Bienestar animal, un tema transversal a la producción ganadera)

Este concepto se fortalece cuando se considera la inseparabilidad de los estados positivos y negativos inherentes a la vida de los animales y la importancia que tienen ciertos estados negativos para la supervivencia y preservación de su integridad física y psíquica. Esto hace referencia a la necesidad de reflexionar con una perspectiva evolutiva sobre el papel de las sensaciones y estados mentales negativos que favorecen la aptitud física del individuo que los experimenta.

“Ciertamente aún queda mucho por hacer en la comprensión de las implicaciones de la inseparabilidad de los estados positivos y negativos al momento de evaluar el bienestar animal, una de estas limitaciones es encontrar la forma de realizar evaluaciones que permitan definir el equilibrio adecuado entre ellos, con el fin de identificar qué es 'una vida digna de ser vivida'. Sin duda, la adopción del concepto de los Cinco Dominios del bienestar animal es un paso importante en esta dirección, que puede caracterizarse como una evolución en la ciencia del bienestar animal”.

Todo un compromiso

Entre tanto, el consultor en producción porcina, el mexicano Óscar Fernando Huerta Alva, recordó en un artículo del portal porcicultura.com que el Modelo de los cinco dominios fue propuesto por Mellor & Reid (1994) y desarrollado originalmente para evaluar la participación en el bienestar animal, que facilita la contabilización de experiencias positivas que pueden mejorarlo.

En su configuración original, el modelo proponía un método sistemático para determinar las compensaciones en cuatro dominios físicos/funcionales (nutrición, medio ambiente, salud, comportamiento); y en un dominio psicológico, que refleja el estado general de bienestar y experiencia del animal.

Este modelo amplía la utilidad al facilitar una evaluación sistemática y estructurada de los efectos positivos y negativos asociados con el bienestar, las condiciones que los causan y las posibles interacciones entre los dos tipos de efectos. (Lea: Bienestar animal: una cuestión ética pero también económica)

La principal ventaja del modelo, es que contribuye a una evaluación sistemática y estructurada del bienestar basada en la comprensión actual de la base funcional de las experiencias subjetivas, negativas y positivas que pueden tener los animales. Es importante distinguir entre estas experiencias, denominadas colectivamente, estados mentales o afectos y los estados de bienestar a los que contribuyen.

En el contexto de la participación en el bienestar, las primeras cuatro áreas se centran en los cambios fisiológicos y fisiopatológicos internos relacionados con factores dietéticos, ambientales y de salud. Desafíos (dominios 1–3) y condiciones físicas, bióticas y sociales externas en el entorno del animal, que pueden limitar su capacidad para expresar diversos comportamientos o presentar desafíos significativos (dominio).

Después de evaluar tales factores internos y externos, sus consecuencias afectivas previstas se asignan a la quinta categoría, a saber, "psicológicas", y son esas experiencias las que determinan el estado de bienestar del animal.

Existen varias áreas potenciales de superposición entre dominios. Las influencias ambientales se identifican tanto para el dominio ambiente como para el dominio comportamiento. La generación interna de afecto, asociada con los efectos del dominio 2 (por ejemplo: problemas auditivos debido a ruidos fuertes), no representa un componente importante de la evaluación cognitiva, mientras que la mayoría de los efectos de los factores del nivel (dominio 5) por ejemplo, miedo, cuando un ruido fuerte se interpreta como una amenaza, afecta específicamente el comportamiento del animal.

Ampliando la gama de estados afectivos negativos observados en el Modelo de los cinco dominios, en 1994 se limitaron a sed, hambre, ansiedad, miedo, dolor y angustia, reflejando los incluidos en el concepto de las Cinco Libertades, desarrollado en 1979. Después, se prestó atención a ampliar esta lista para aclarar qué efectos específicos adicionales pueden incluirse en el término genérico ‘angustia’, lo cual, beneficiosamente centró su atención en una gama mucho más amplia de posibles impactos negativos que deben ser considerados para dar mayor profundidad a las evaluaciones de bienestar, realizadas utilizando el Modelo de los cinco dominios. (Lea: Principio de las 5 libertades, clave del bienestar animal)

La lista actual, respaldada por el comportamiento, evidencia fisiológica y neurocientífica, incluye disnea, sed, dolor, hambre, náuseas, mareos, debilidad y enfermedad, que son principalmente asociados con entradas sensoriales generadas internamente; y ansiedad, miedo, frustración, ira, impotencia, soledad y aburrimiento, que se asocian principalmente a la evaluación cognitiva de sus circunstancias externas.

El Modelo de los cinco dominios ayuda a identificar aquellos afectos negativos relacionados con situaciones que reflejan respuestas cognitivas de animales a ser mantenidos en ambientes empobrecidos o enfrentarse a situaciones amenazantes.

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