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Foto: Universidad Cooperativa de Colombia.

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Los valores agregados del heno

Por - 08 de Enero 2019

Conozca en detalle las bondades que ofrece este forraje, su conservación y beneficios que puede generar en su hato.


Conozca en detalle las bondades que ofrece este forraje, su conservación y beneficios que puede generar en su hato.   En muchos predios se trabaja con pastos de corte para el suministro de ración a los animales. Como es de simple lógica, con la lluvia la planta se desarrolla más rápidamente y va a ofrecer el corte en menos tiempo, mientras que en tiempos secos ese mismo corte se va a distanciar más, lo cual lleva a que en época de lluvias se presente abundancia de forraje. Se poda poca área y el mismo corte va a estar más distanciado cada día y se obtendrá un forraje viejo, de poco contenido nutricional. Hay que recordar que, según estudios, el pasto elefante a los 154 días tiene un 0.02 % de contenido proteico. (Lea: Tres formas de heno en pie practicadas por los ganaderos)   Una forma práctica de obviar esto es con el manejo del silo o del heno, pues con su aplicación se podrá hacer el corte en los días programados y que sean más convenientes. Los cortes estarán cuando el forraje esté aún tierno y tenga buen valor alimenticio. Analizaremos algunos conceptos sobre el heno con la pretensión de hacer lo mismo con el silo.   El heno, sencillamente es un forraje deshidratado, más de un productor diría que es seco, pero su gracia está en el contenido de nutrientes que tenga, porque en la gran mayoría de casos se manejan pastadas ya maduras que no pueden producir heno de calidad. La primera inquietud está en el tiempo de corte. En líneas generales la gramínea no se debe pasar de 30 días de corte, es decir, cada mes hay que darle su poda respectiva y el forraje así cosechado se convierte en heno. Por gramínea entendemos la gran gama de pastos, ya sean de corte o de pastoreo, dichas gramíneas son muy abundantes en nuestro medio y en todos los climas. Los pastos de corte dificultan su henificación por la presencia de la caña, lo cual es poco apetecido por los animales, especialmente por las cabras y ovejas, teniendo así un desperdicio demasiado alto.    Se estima que en épocas de lluvias se produce del 80 al 90 % del forraje, más o menos durante seis meses. Hay un exceso de forraje que se pierde en buena parte. Dicho forraje es el que tenemos que aprovechar para henificar, porque en época seca constituirá una producción del 10 al 20 %. (Lea: Conozca las diferentes formas de empacar el heno)   Al corte, las plantas tienen del 80 al 85 % de humedad, la cual se reduce pronto a niveles del 65 %. Hay que procurar bajar este nivel rápidamente a un 35-40 % que es cuando la respiración de la planta cesa. De dicho nivel hay que llevarlo a un 10-12 %, en el cual ya es heno como tal. Es difícil hacer los pesajes que hemos comentado, pero se puede cortar el forraje y rápidamente ponerlo en un saco 'poroso', que facilite la salida de la humedad. Se pesa y se deja en un ambiente que facilite la evaporación. Se pesa periódicamente para establecer la baja en el peso y definir el grado de humedad del heno. Creo que no es muy dispendioso este oficio. Recuerde estas delicias y …pese.   El heno tiene buena o mala calidad desde su inicio. Para tener el mejor hay tres condiciones, pero hay que partir de la mejor planta forrajera y luego, de un buen corte del forraje, reducción de la humedad, empaque y almacenamiento. Veamos algo de todo esto. El corte es todo un arte, pues generalmente coincide con la época de lluvias. La mejor hora es entre las nueve y once de la mañana. Al inicio del corte, la planta tiene entre 80 – 85 % de humedad, la cual se reduce rápidamente hacia el 65 %; aquí disminuye la humedad en el agua superficial y posteriormente hay que bajarla a menos del 30 %. Esto es más difícil, pues se trata de agua que está en los tejidos vegetales.   Uno de los secretos es bajar rápidamente esta humedad al 30 – 40 % y de ahí al 10 – 12 % y esto permitirá tener listo el heno. Esta operación puede durar hasta cinco días dependiendo de varios factores y entre estos se encuentra la humedad relativa, que es el vapor de agua presente en el aire. Se puede conocer muy fácil si se intenta sacar sal del salero de la mesa. Si sale fácil, la humedad relativa es baja, mientras que, si se compacta en el fondo, la humedad relativa es alta, lo cual va a complicar y demorar el proceso de secado. Luego del corte, se extienden las ramas y se van volteando de acuerdo con la experiencia que se adquiera en el proceso. (Lea: 7 factores que determinan la calidad del heno)   Después viene el empacado que tiene como fin compactar el heno para que ocupe el menor espacio posible. De hecho, se necesita una compactadora. Continuemos con la imaginación. Por ejemplo, una caja del tamaño y forma que usted quiera y que, generalmente, se hace en madera debe llevar una tapa que pueda entrar en el cajón y que dicha tapa lleva un eje hacia arriba. Se llena la caja con heno haciendo manualmente presión hacia abajo. Se pone la tapa y se continúa ejerciendo presión.   Posteriormente, se levanta la tapa y se amarran dos cuerdas que se deben ubicar previamente en el fondo del cajón. Luego se levanta el paquete de heno y se lleva a almacenamiento. Para dicho almacenamiento, es necesario poner una tarima o algo parecido para que el paquete tenga un soporte que lo aleje del piso y evite que la humedad llegue a dañar el heno.   El heno preparado con solo gramíneas tiene un valor nutricional, pero si usted lo combina con leguminosas tendrá un valor muy superior. La hoja de matarratón tiene gran importancia en este aspecto. Para ello puede cortarse la rama y ponerla sobre un tenedor grande. Dicho tenedor se puede fabricar con madera y en la parte interna de cada diente poner una tira metálica (de lata simple). Se entierra el cabo del tenedor al suelo, que quede firme, se toman las ramas, y se pasan entre los dientes del tenedor para halar hacia usted. De esta forma, queda su mano con los gajos y las hojas en el suelo. Secar este material conformado por hojas es un proceso rápido y fácil. (Lea: Ponga a funcionar sus sentidos para evaluar el heno)   Dicho material puede combinarse con las hojas de la gramínea y con ello lograr enriquecer el heno. Es difícil un encontrar un sistema más simple, práctico y eficiente. Los tallos que quedan, se pueden triturar en la picapasto (si su diámetro lo permite) y darlo al rebaño en la ración. No se perderá nada de este forraje. Hay que recordar que la ración de la cabra debe llevar un 80 % en ramas, mientras que en la de la camura el 20 % debe contener ramas, pero esto no es una medida matemática, que si no se cumple se acabará el mundo, ¡Ni lo piense! De modo que si desea puede agregarle una mayor cantidad de ramas. Hay que pensar que, en líneas generales, la rama está en el 20 % de proteína, mientras que el pasto está en el 5 %, una gran diferencia que hay que aprovechar.   Fuente: Universidad Cooperativa de Colombia.