Parásitos internos del ganado
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Parásitos gastrointestinales, un problema que genera pérdidas

Por - 08 de Septiembre 2022

Cuando se tiene parasitosis la producción, la reproducción y la rentabilidad del negocio decaen, por eso es importante tomar las medidas necesarias, tanto de prevención como de control.


Cuando se tiene parasitosis la producción, la reproducción y la rentabilidad del negocio decaen, por eso es importante tomar las medidas necesarias, tanto de prevención como de control.

Así lo planteó Ricardo Arenas, médico veterinario especialista, en un capítulo del Manual Práctico Ganadero elaborado por la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), donde señaló que cualquier animal puede sufrir de parasitismo pudiendo infestar su parte interior o la exterior como la piel y el pelaje.

Entre los parásitos internos están los nematodos, tenias, coccidias, fasciolas, entre otros, los cuales generalmente ponen huevos que salen del animal mediante las heces depositándolos en los pastos y el agua que al ser consumidos por otros animales se infestan completando así el ciclo del parásito.

Entre los parásitos gastrointestinales está la coccidia que es uno de los más comunes y peligroso porque presenta alta morbilidad o porcentaje de animales enfermos y alcanzando una mortalidad de hasta 30 % de los animales enfermos. Es más frecuente en terneros de 3 a 6 meses de edad aunque puede afectar otras edades.

Causa graves problemas de salud en los animales como disminución en el crecimiento y la producción. El ganado en confinamiento por el estrés y el estado de concentración de excretas es más susceptible a esta parasitosis, sin embargo también se presentan en animales en pastoreo, principalmente en el invierno. (Lea>: 4 tipos de parásitos internos en bovinos)

El parásito destruye la mucosa intestinal produciendo hemorragia intestinal, heces con moco y sangre y, por consiguiente, muy mal olor. Los animales sufren de dificultad para defecar por la deshidratación que causa, además su condición corporal se va deteriorando y presentan depresión. La afectación clínica dura dos semanas y si el animal sobrevive va recuperando lentamente su apetito y sus heces se normalizan.

El desarrollo de la enfermedad se relaciona con la presencia de ooquistes maduros en el agua o el alimento y las superficies contaminadas, incluyendo la piel de los animales infestados. Estos ooquistes son consumidos por los animales y al presentarse procesos de estrés por ejemplo, al destete, embarque, cambios de alimentación o del clima o hacinamiento, se presenta el cuadro clínico en los animales más susceptibles por la disminución en las defensas.

La coccidia ingresa al intestino y se incuba entre 15 a 20 días dañando las células intestinales y produciendo la afección intestinal.

Los animales más pequeños deben estar en un lote separado de los mayores y realizarse la rotación de potreros de manera más frecuente; teniendo potreros más pequeños es una buena medida para romper el ciclo de muchos parásitos.

Otro parásito intestinal es el trichostrongylus que es un gusano que pasa de huevos a larvas en los pastos y al ser consumidas se ubican en el intestino delgado de los animales generalmente jóvenes donde termina su ciclo hasta ser adultos y luego son excretados en las heces dando inicio al nuevo ciclo que dura cerca de 3 semanas. (Lea: Las pérdidas directas que ocasionan los parásitos internos)

El cuadro clínico incluye pérdida de peso, decaimiento, diarrea verde oscura o amarillenta, deshidratación, edema submaxilar, pérdida de apetito y hasta la muerte de los más jóvenes.

El uso de antihelmínticos de amplio espectro es normalmente suficiente para esta infestación, siempre que se realice a todos los animales y se acompañe de medidas de aseo de instalaciones, manejo de excretas, separación de lotes de animales jóvenes y manejo de praderas, buscando cortar el ciclo de vida del parásito.

Otro es el ostertagiasis que tiene como órgano predilecto de los adultos el cuajar o abomaso y el intestino delgado. Su presentación es más frecuente en regiones húmedas de clima templado a fresco. Cuando el animal consume las larvas estas penetran en las glándulas del cuajar y allí forman nódulos o hinchazones de la mucosa.

Así mismo está la cooperia que infecta el intestino delgado causando un efecto negativo en el crecimiento y productividad debido a que afecta la función de este intestino donde se realiza gran parte de la absorción de nutrientes.

En general, para el control de los parásitos intestinales es necesario cortar el ciclo por lo que diagnosticar cuál es el parásito causante ayuda en la definición de las medidas de control y la selección del antiparasitario. (Lea: Así es el ciclo biológico de algunos parásitos que afectan a los bovinos)

Para los parásitos intestinales no existe un método único de prevención total pero su control siempre incluye mantener establos secos y limpios evitando que se contamine el agua y los alimentos. Es recomendable realzar muestreos parasitarios o exámenes coprológicos por lo menos una vez al año.