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Foto: proyeccionagroindustrial.com

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Un hongo ayuda en la resistencia a enfermedades del forraje

Por - 24 de Noviembre 2020

Según un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), la simbiosis con un microorganismo que vive dentro de ciertos pastos, disminuye las infecciones por hongos.


Según un estudio de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), la simbiosis con un microorganismo que vive dentro de ciertos pastos, disminuye las infecciones por hongos.

De acuerdo con una nota del portal agrofy.com.ar, hay hongos incluso dentro de las plantas, denominados endófitos. “De éstas obtienen alimento y, a su vez, les brindan beneficios como, por ejemplo, mayor tolerancia a la herbivoría”.

El estudio realizado por la FAUBA señala que ciertos forrajes son menos susceptibles a hongos patógenos si viven asociados a hongos endófitos del género Epichloë. 

“Los hongos endófitos viven dentro de una gran diversidad de plantas. En nuestro caso, investigamos los endófitos que se desarrollan dentro de unos pastos muy valiosos como alimento del ganado. Se trata de una simbiosis, ya que los dos organismos, al compartir sus ciclos de vida, se conectan estrechamente entre sí. Y es del tipo mutualista porque los dos se benefician: los pastos albergan y ‘alimentan’ al hongo, y éste les provee varias defensas frente a los que no son simbióticos”, explicó Luis Pérez, docente de la cátedra de Ecología de la FAUBA. (Lea: Hongos HMA suministran nutrición y rendimiento a los pastos en Corozal)

Estos hongos que viven dentro de las plantas producen compuestos químicos denominados alcaloides que protegen al forraje de los herbívoros. Llegar a conocer esto en profundidad hizo que quedaran relegadas varias líneas de investigación como, por ejemplo, de qué manera este endófito protege a los pastos forrajeros contra el ataque de hongos patógenos.

“Relevamos todos los trabajos publicados que incluían esta interacción entre pastos, hongos endófitos y hongos patógenos, y realizamos un metaanálisis que incluyó 18 especies de pastos, 11 de hongos endófitos y 22 de hongos patógenos. Por un lado, queríamos ver si el efecto ‘protector’ que brinda esta simbiosis difería según la aproximación elegida para estudiar esta interacción triple. Por otro lado, queríamos indagar cómo variaba esta protección respecto de los diferentes tipos de hongos patógenos que infectaban las plantas; es decir, si la mataban, si la debilitaban o si sólo disminuían su fecundidad”, señaló Pérez.

El estudio pudo determinar que “en los experimentos en laboratorio, donde las condiciones están muy controladas, el efecto de protección es fuerte y claro. Al subir en la escala, vimos que en invernáculo la protección sigue siendo notable, pero más variable que en laboratorio. Y en el campo, donde hay muchos menos estudios realizados, el efecto protector del endófito es débil o no detectable”. (Lea: Nuevo método impide el crecimiento de hongo que afecta a los cultivos)

Agregó que “el segundo resultado fundamental de nuestro estudio es que Epichloë protege fuertemente a los pastos hospedantes cuando se trata de hongos patógenos que los matan o que los debilitan. No encontramos esta protección cuando se trata de los patógenos que disminuyen la fecundidad de los pastos forrajeros. Todos estos resultados tienen implicancias múltiples, ya sea para la ecología, la agronomía o bien para entender la dinámica de las enfermedades en general”.

En cuanto a la interacción, Pérez se preguntó sobre la variación de los resultados según los experimentos. “Es cuestión de cuánto podemos controlar las variables del ambiente en el experimento. En los estudios a campo, por ejemplo, tenemos menos capacidad de controlar los múltiples factores que pueden estar variando y que tal vez posean algún efecto importante en lo que estamos estudiando. Por ejemplo, pueden surgir otros actores, como insectos que se alimentan de patógenos o que los transportan de planta en planta”, detalló. (Lea: Hongos contribuyen a que las plantas absorban más nutrientes)

Añadió que “en el otro extremo, en el laboratorio podemos controlar prácticamente todos los factores. Por ejemplo, podemos ver la interacción directa del hongo endófito sobre los otros hongos patógenos. Entonces, esto nos lleva a ‘tomar con pinzas’ las extrapolaciones que muchas veces se hacen de resultados obtenidos in vitro, y a valorar más los estudios que contemplan la complejidad”, concluyó el investigador.