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Foto: CONtexto ganadero.

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Vías terciarias: ignoradas en verano e intransitables en invierno

Por - 10 de Marzo 2017

Aunque para nadie es un secreto el mal estado en el que se encuentran, tampoco lo es que a nadie le interesa el tema lo suficiente como para iniciar obras que permitan su recuperación. Los contrastes climáticos hacen que su estado sea cada vez lamentable.


Aunque para nadie es un secreto el mal estado en el que se encuentran, tampoco lo es que a nadie le interesa el tema lo suficiente como para iniciar obras que permitan su recuperación. Los contrastes climáticos hacen que su estado sea cada vez lamentable.   Fácilmente puede considerarse como ‘el patito feo’ del sector rural. La malla vial terciaria de Colombia es, entre tantos temas que afectan a los productores, al que menos atención se le presta.   No en vano, existe entre los ciudadanos el comentario, jocoso a estas alturas, de que las vías terciarias solo sirven para que los políticos hagan campaña y prometan que en  caso de ser elegidos van a intervenir algunos kilómetros, algo que al final no sucede. (Lea: Culmina 2016 y las vías terciarias siguen en mal estado)   Falta de recursos, ausencia de planeación, planes de gobierno que no las tienen en cuenta, son algunas de las razones por las que la recuperación y/o construcción de estos caminos no llega a materializarse y se impide el progreso regional, que las personas logren sacar sus productos e incluso el que puedan salir de sus predios.   Como si lo anterior no fuera bastante, se deben agregar las dificultades que de un tiempo para acá se están generando producto del cambio climático. A pesar de no tener estaciones, Colombia ha vivido épocas de marcados contrastes que afectan todavía más el lamentable estado de este tipo de vías.   El oriente antioqueño, Cundinamarca, Quindío, Magdalena, Cesar, Santander, Norte de Santander, Valle del Cauca, Meta, Casanare, Chocó, Caquetá, Risaralda, Bajo Cauca, Cauca, Tolima, Putumayo, Arauca, Tolima, Atlántico, Huila, Córdoba, Sucre, Bolívar, son solo algunos de los departamentos desde los que en 2016 se reportaron problemáticas por cuenta del terrible estado de las carreteras.   Productores consultados por CONtexto ganadero han coincidido en que falta mucha prevención para evitar estos daños y en el hecho de que las administraciones municipales no aprovechan las épocas de verano para hacer las adecuaciones o arreglos necesarios para impedir que durante el invierno los caminos se compliquen. (Lea: Fuerte y atípico invierno perjudica a los ganaderos de Huila)   Los contrastes climáticos son cada vez más frecuentes y en nuestro país se han dejado sentir con especial fuerza. En 2016 hubo un fenómeno de El Niño que se prolongó más de lo previsto, el inicio de año que es habitualmente lluvioso en algunas regiones se ha tornado seco y en otra zonas en las que suelen predominar altas temperaturas, la intensidad de las lluvias tiene en dificultades a sus habitantes.   La molestia de muchos ganaderos radica en el hecho de que en esas temporadas veraniegas se ha reiterado a las entidades encargadas sobre la conveniencia de aprovechar para adelantar obras en esos corredores viales, de manera que cuando lleguen las precipitaciones no se tengan que lamentar sus pésimas condiciones.   Jorge Tejada Galvis, presidente del Comité de Ganaderos del Quindío, sostuvo que este invierno atípico generó una gran preocupación por el exceso de agua que cayó en esos días.   Hizo hincapié sobre el tema de las vías terciarias, que se deterioran durante el invierno y dificultan la movilización de camiones que transportan el ganado y el lácteo. Por eso, solicitó a la Gobernación y a las Alcaldías mejores planes para reparar estos corredores viales. (Lea: Ganadería de Quindío y Risaralda aún no se recupera del invierno)   En ello coincidió Luis Alfonso Escobar, presidente del Comité de Ganaderos del Centro en Pereira, Risaralda, departamento en el que a las fincas ubicadas en plena cordillera el problema de las carreteras veredales nunca ha dado tregua.   En días pasados, Hernando Valderrama, representante por el Huila ante la junta directiva de la Federación Colombiana de Ganaderos, Fedegán, dejó ver su preocupación por los deslizamiento y estado de las vías en general.   “Si el panorama en las vías nacionales es complicado, las vías terciarias que son las utilizadas por los ganaderos deben tener muchos tropiezos, por lo que sacar sus producciones a los centros poblados por cuenta del clima debe ser aún más difícil”, reseñó.   A finales del pasado 2016, Laura Castro, antigua coordinadora en Cundinamarca del Fondo Nacional del Ganado, FNG, confirmó que en muchos municipios como Caparrapí, La Palma, Pacho, Paime, Yacopí, Villapinzón y Zipaquirá, el estado de las vías terciarias es crítico. (Lea: 10 dificultades que enfrentaron los productores de Cundinamarca en 2016)   “En la Gobernación pasada se intentaron unas iniciativas de placa huellas, pero de todas maneras está tan deteriorada la red vial de Cundinamarca que siguen siendo insuficientes tanto las vías secundarias como terciarias para muchas zonas, especialmente la de Rionegro”, indicó.   Por su parte, Luaskin Pérez Ocampo, gerente de la Cooperativa de Ganaderos y Productores de Leche del Oriente Antioqueño, Unilac, reveló que durante invierno no solo se presenta una escasez de forrajes, una reducción de la producción de leche, y algunas enfermedades podales, sino que también se dificulta el acopio por el mal estado de las vías terciarias.   "Sacar la leche de las fincas se ha convertido en una tarea titánica (...) Las carreteras se llenan de pantano entonces los vehículos se quedan atascados y las entradas a las fincas también quedan en pésimo estado", sostuvo   La escena se repite prácticamente en todos los departamentos del país, con el agravante de que cada vez se hace más difícil tratar de saber el clima que va a hacer y ello impide que se ejecuten maniobras para evitar que la magnitud de los daños sea mayor. (Lea: Verano e invierno, dolores de cabeza de ganaderos de Antioquia)   Cuando hay sol todos aprovechan para desplazarse y sacar los productos que almacenaron, de manera que se evite el tener que desperdiciarlos o incluso botarlos; pero ese momento, idóneo para el arreglo de vías, es pasado por alto y es solo hasta cuando de nuevo llegan las lluvias, las anegaciones, la imposibilidad de transitar, los accidentes, entre otros, que lamentan no haber hecho algo por esas vías que cada vez se deterioran más.   El paso del tiempo y la poca intervención implicará que en algún momentos los costos sean demasiado altos y el interés por arreglar la malla vial disminuya todavía más, salvo en campaña electoral cuando a todos parece importarles el tema.