Creadora del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional, trabajó mil proyectos, comunidades desorganizadas, pequeños productores agrícolas, conocimiento se queda en las comunidades, recursos internacionales. Investigaciones con pares internacionales, CONtexto Ganadero, noticias de ganadería colombiana.
Foto: Dolly Montoya.

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“Conocimiento del Instituto de Biotecnología se queda en las comunidades”, dijo Dolly Montoya

Por - 12 de Marzo 2018


Al mes de haber ingresado a la Universidad Nacional creó el Instituto que actualmente tiene 35 años de actividades y cuenta con 16 laboratorios y cuatro plantas de producción. Las investigaciones las realiza con universidades internacionales.   Dolly Montoya, creadora del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional (IBUN) y en donde ha realizado más de mil proyectos y diversos aportes a la ciencia y la tecnología del país, es actualmente candidata a la rectoría de dicho centro docente.   Esta científica implantó el modelo de investigación en dicho centro docente a través del IBUN en el que permaneció durante 35 años tiempo, en el cual, realizó proyectos que aún continúan beneficiando a comunidades de pequeños productores agrícolas en varias regiones colombianas. (Lea: Biotecnología, por una agricultura más sostenible)   En razón a su dedicación y a sus logros fue galardonada con el premio Mujeres de Éxito en el año 2010 e igualmente destacada entre los 20 líderes de Colombia, otorgado por la revista Semana en el 2013.   Asimismo el Instituto Nacional de Salud, la condecoró con la orden “Samper Martínez” al reconocer y exaltar la trayectoria de la docente por sus servicios eminentes en el campo científico prestados a esa institución y al país.    Nació en Pereira, es Química Farmaceútica, tiene una maestría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es doctorado en Ciencias Naturales de la Universidad Técnica de Múnich, en Alemania, especialista en genética de bacterias en Nueva York y realizó una Estancia Post-Doctoral en el Centro de Investigación SPRU de la Universidad de Sussex en Inglaterra.     ¿Cómo llegó a crear el Instituto de biotecnología?   En ese tiempo trabajaba en la industria pero pronto me di cuenta que me gustaba la investigación. Quería entrar a una universidad y me preparé para eso. Además de ser Química Farmaceútica me fui a hacer una maestría a México. Y cuando regrese concursé en la Universidad Nacional con otras 25 personas. Gané una plaza que había en el departamento de Farmacia.   Ingresé en septiembre y en octubre había juntado profesores de las facultades de Ciencias, Ingeniería, Medicina y Agronomía para crear el Instituto. Yo tenía el proyecto porque lo había desarrollado en México.   Cuando se trabaja en biotecnología lo primero que se monta es el laboratorio, luego la tecnología, y posteriormente la pasas a un nivel de prototipo o planta y se analiza la factibilidad técnico económica para iniciar la producción.   Muchos proyectos se quedaron sin terminar. Tuvimos 20 años de equivocaciones porque no observábamos el mercado, de ahí, que la investigación esté ligada a la factibilidad del negocio.   ¿Fueron proyectos en Colombia o en el exterior?   La biotecnología era algo raro en el país y nadie nos daba un peso. Entonces conseguimos proyectos internacionales. Conseguimos US$ 30 millones para comenzar el Instituto y montamos primero el laboratorio.   Luego comenzamos a despachar gente a estudiar al exterior. Todo lo que hacemos es internacional. A la Universidad Nacional le va bien en investigación porque todo lo hace con pares internacionales. Y cuando se ha estudiado por fuera, entonces se tiene una ventaja porque esas puertas están abiertas y siempre se abren más. Podemos tener el conocimiento de todo el mundo porque somos universidades de Estado. (Lea: Biotecnología le apunta a obtener animales eficientes y plantas resistentes)   Nosotros también ayudamos a buscar recursos. El Gobierno tiene recursos para desarrollar empresas conjuntamente con universidades.   Hemos enviado becados a muchos estudiantes a formarse en el exterior. Han sido de estratos medios 2 y 3. Es de resaltar que el conocimiento se lleva a las comunidades. Además de apoyar a las comunidades desorganizadas y reorientarlas con un proyecto productivo, el IBUN se convirtió en el desarrollo del modelo interfacultades en la Universidad Nacional. Esto quiere decir que realizamos proyectos conjuntos con las facultades de ciencias, ingeniería, medicina y agronomía.   En el Instituto se hace docencia, investigación y socialización con las comunidades para su desarrollo. Están integradas totalmente la educación y la investigación en extensión. (Lea: Con ayuda de biotecnología buscan preservar el Chino Santandereano)   El IBUN lleva 35 años de actividades y actualmente tiene 16 laboratorios biotecnológicos y cuatro plantas piloto que se convirtieron en empresas productivas.   ¿Qué investigaciones realizó al frente del IBUN?   En el Instituto de Biotecnología trabajamos mucho la parte agrícola. Hemos desarrollado varios modelos para trabajar con organizados y no organizados. Tenemos muchísima experiencia. Le puedo mencionar mil casos que creamos, desarrollamos y los convertimos en industrias.   Hicimos un proyecto de regalías para el sector ganadero en Arauca en el cual se formaron en la Facultad de Veterinaria 20 magister para esta región oriental colombiana.   Trabajamos con las ganaderías y montamos un laboratorio de análisis, de muestras y de inseminación.   Igualmente aportamos valor agregado con el biodiesel, pues en este queda el 10 % de glicerina, y creamos micro organismos que degradan esa Glicerina. Un solvente que sirve para diferentes tipos de industrias. Fue una bio reingeniería interesante y productiva.   También realizamos un trabajo en caucho en los Llanos Orientales entre Puerto Gaitán y Puerto López, donde creamos un subproducto tipo crepec, luego hicimos el montaje de una planta piloto para su producción y actualmente es una industria que se encuentra en marcha.   ¿Qué otros proyectos en materia agrícola realizó en el IBUN?   Llevamos a cabo un trabajo de 20 años con comunidades no organizadas productoras de ñame en la Costa Atlántica, cerca de los Montes de María específicamente, en Córdoba y en Sucre.    Fuimos a las comunidades y las organizamos. Fue un trabajo con varias instituciones con el que logramos pasar de 5 mil a 35 mil productores e igualmente de producir 30 mil a 380 mil toneladas de ñame al año. (Lea: 5 razones que motivan a la lechería especializada a usar biotecnologías)   Los hijos de los productores de Ñame eran chiquitos cuando lo iniciamos. Les buscamos becas y los formamos. Ahora son agrónomos y ellos están empoderados de la tecnología y del conocimiento, además, montaron su empresa de exportación y continúan solicitando servicios al IBUN.   Fue un proyecto conjunto con la Universidad de Córdoba y la de Sucre, en el que crearon 4 empresas que las manejan mujeres cabezas de familia. Dos para producir material vegetal y dos que elaboran bio insumos.   También hicimos una empresa Espinoc con arroceros. Eso está de moda. Acaban de reglamentar la Ley Espinoc. Los productores querían producir bio insumos y colocaron los recursos y nosotros el conocimiento.     Trabajamos igualmente sobre el virus de la tristeza de los cítricos y el IBUN continua en muchos proyectos. Es una labor permanente. (Lea: Con biotecnología le apuestan a recuperar suelos contaminados)   Ahora soy candidata para la rectoría de la universidad. Es un proceso de selección académico que realiza el Consejo Superior de la Universidad.   ¿Cuáles han sido los factores que la han llevado al éxito?   Se necesita disciplina y consagración. Los colombianos estamos igual con los alemanes y con los ingleses. Cuando el IBUN comenzó a funcionar me fui a hacer un doctorado en Alemania porque necesitábamos involucrar la parte moderna de la biotecnología que era la parte molecular. Duré 4 años, aprendí cómo hacerlo y lo apliqué.   De pronto me pregunté por qué no nos rendía si trabajamos bien y me fui a Inglaterra a estudiar política y ciencia y tecnología para entender el modelo de los países desarrollados. Fue muy interesante esa experiencia y entendí qué ellos aplican los sistemas nacionales de innovación.   Considero también que el trabajo interdisciplinario es clave. Para hacerlo se necesita conocer a las otras personas y respetarlas. Reconocer que el otro sabe cosas que yo no sé. Y además, tener una disciplina de hierro para no desfallecer y una visión internacional fuerte.

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