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Foto: Jorge Humberto Moreno

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‘Fincas Ecológicas’, cuando la moda se convirtió en tendencia

Por - 17 de Febrero 2014


Pocas cosas asustan tanto al hombre como el cambio. Abandonar la sensación de seguridad y el estado de confort en el que se puede estar es un riesgo que pocos deciden correr. Sin embargo, un grupo de ganaderos del Magdalena Medio se animó a hacerlo, le ha venido apostando a un nuevo modelo de fincas, a conservar la fauna y la flora y a pensar en los que vienen. A partir de ello, el concepto de ‘Fincas Ecológicas’ ha pasado de ser la moda de algunos, para convertirse en la tendencia de muchos.

Normalmente se necesita un líder, alguien que tenga la decisión suficiente y la convicción de saber que aunque el trabajo no será  fácil, el objetivo que se persigue es tan importante que valdrá la pena todo lo que se deba hacer para alcanzarlo. En Puerto Berrío, Jorge Humberto Moreno fue quién decidió abanderar este proyecto, hacer un alto a la manera como se han venido haciendo las cosas y enseñar a todo aquel que se muestre interesado en la manera de convertir su predio en una ‘Finca Ecólógica’, que le permita trabajar un modelo sostenible ambientalmente mientras incrementa su producción.

“Somos una serie de ganaderos del nordeste antioqueño que hemos visto la necesidad de hacer fincas más agradables para el ganado, agradables desde el punto de vista de que tengan más árboles, que tengan flora y fauna en abundancia y teniendo siempre un gran cuidado del medio ambiente, todo eso le permite al ganado estar más confortable y eso se refleja en ganancia de una mayor cantidad de gramos producida por día”, explica Moreno.

Para llegar a lo anterior se tuvo que empezar por vencer eso de lo que hablamos al principio: el miedo al cambio. Desde hace muchos años los ‘estándares de la actividad ganadera’, la tradición y en muchos casos el desconocimiento se reflejaban en prácticas como la quema de potreros, la mala distribución de los suelos, la tala constante de árboles, entre otras. (Lea: Sistemas silvopastoriles: la clave es cambiar de mentalidad)

“Nosotros enseñamos que cuando se dejan árboles y pasto en abundancia, con una semi sombría se puede pasar de tener 1 animal por hectárea a incluso 3, esto haciendo sus respectivas divisiones porque es importante que hagan rotaciones alternas”, sostiene Moreno, actual vicepresidente de la Junta Directiva del Comité Ganadero de Puerto Berrío, Coregán.

El procedimiento es sencillo. El ganado come hoy en un sitio, al siguiente pasa a otro lugar, divididos ambos por una cerca eléctrica. De este modo se alterna la rotación de ganados día potrero con el silvopastoril. Adicionalmente, luego de 12 o 15 años se tendrá un recurso adicional para las fincas que es la madera. Para ello “se entresaca de aquellos árboles que estén más frondosos y tengan los diámetros más grandes; simultáneamente van creciendo otros árboles que reemplazarán esos y así la finca no se quedará nunca con una menor cantidad de árboles”, indica Moreno.

¿Cómo convencer a la gente de las ventajas del modelo?

“Mi papá fue uno de esos que en su momento tumbó todo los árboles. A medida que hemos ido viendo las necesidades nos damos cuenta que son necesarios y por eso iniciamos a implementar las cercas vivas, que en su mayoría se establecen con especies nativas, porque es ideal que se den bien en la zona y más aún teniendo en cuenta que en Puerto Berrío hay mucha humedad, llueve bastante y algunas especies chocan y esto se debe saber manejar”, cuenta Natalia Tamayo, una de las pioneras del cambio y quien desde su experiencia mejor ha implementado el modelo de ‘Finca Ecológica”.

Tamayo sostiene que “lo que tratamos es de generar conciencia sobre la importancia de los árboles en los potreros, que no sean de pronto solo maderables sino que sirvan para el consumo de los animales durante el verano”. (Columna: El anhelado futuro futuro de la Orinoquía colombiana)

Pero claro, muchos ganaderos temen que esos cambios que se les proponen traigan consigo perjuicios en materia de rendimientos, que los animales se alteren, que los costos se suban indiscriminadamente, que la apuesta sea muy arriesgada por el largo periodo de tiempo que se requiere.

Y como estamos en el país de Santo Tomás, en el que necesitamos ‘ver para creer’, Moreno junto con el secretario de Agricultura de Antioquia, Diego Miguel Sierra, y la junta directiva del comité han hecho ‘Días de campo’, espacios  en los que “mostramos cómo se puede planificar el trabajo de las fincas a varios años, cómo se puede pasar de cargar un animal por hectárea a cargar 3”, dice.

Inicialmente, quienes asisten lo ven todo de forma teórica y de ahí nos vamos a las fincas para que ellos miren y se les explique la forma de tener mejores potreros y mucho más rentables en las fincas, “nos tenemos que meter en el cuento del medio ambiente o a nuestros hijos les van a quedar predios secos”, indica Moreno.

Nuevamente el susto aflora entre muchos de los asistentes. Hay quienes dicen que son muchos árboles, que hay que quemar porque es mucho material vegetativo, que si el animal se habituará a ese cambio. Cuando empiezan a recibir las explicaciones se dan cuenta que ese material se va deteriorando e incorporando al suelo como abono, que la producción incrementa sus niveles y es entonces cuando empiezan a preguntar, a formular interrogantes de todo tipo. “Ya por eso somos 50 los que estamos haciendo fincas ecológicas”, apunta con orgullo Jorge Moreno.

El proceso del cambio para conseguir tener ‘Fincas Ecológicas’

El proceso comienza con la visita al predio del ganadero, a partir de allí se empieza a hacer el diagnóstico. Se le señala al ganadero que el potrero por ejemplo está en rastrojo o tiene monte, o ambas, y se procede a seleccionar los árboles que se dejarán por hectárea.

La persona debe meter su guadañero con su rulero y se repica todo esto material y ya con eso se ve qué arboles quedan parados y cuanto rastrojo queda asentado.

Al principio se utilizan venenos, cuando uno lo tiene montado es solo mano de obra. Se usan menos insecticidas y menos matamaleza; todo se cambia por el control manual para así poder llegar al sistema ecológico que se busca implementar. (Lea: Parásitos externos, alteración directa en producción láctea y cárnica)

Posteriormente se dan 30 días para que retoñen los arbustos, malezas y lo que se dejó en el suelo y luego se aplica un glifosfato, que no mata árboles, no afecta raíces, solo arbustos y luego se riega semilla, entre 18 y 20 kilos por hectárea de braquiarias, sea brizantha o de cumbre y 3 meses después sale la braquiaria, se empiezan a ver potreros semi verdes y lo que se hace es un control de malezas para que la pradera termine de cerrar y quede todo verde.

Foto: Jorge Humberto Moreno

Entre 6 y 8 meses después se empiezan a ver los resultados del trabajo y se debe hacer el primer pastoreo.

Para quienes los costos puedan ser motivo e excusa o preocupación deben saber que con este modelo no se justifica, pues la mano de obra por hectárea vale $350 mil, la semilla de braquiaria vale $360 mil, es decir $710 mil es lo que cuesta dejar una hectárea protegida, con árboles nativos y totalmente agroecológica.

Recomendaciones importantes a tener en cuenta

Para Moreno es importante tener en cuenta todos los elementos que componen el sistema. Al verde que se va obteniendo con la implementación explicada, es importante sumarle el cuidado que se le debe dar a las fuentes hídricas.

“Quienes tienen fuentes hídricas deben protegerlas entre 25 y 30 metros a lado y lado, sin tocarlas, con la vegetación que tiene. Es importante que se le hagan unas entradas para que el ganado pueda ir allí”, manifiesta el vicepresidente de la junta de Coregán, quien aclara “alguien que tenga un monte y una quebrada en la mitad lo que debe hacer son accesos para que el ganado pueda ir a comer”. (Lea: Plantas forrajeras optimizan la nutrición del ganado en Colombia)

“Personalmente en lo que más he venido trabajando desde que me encargo de la finca es todo lo que es la conservación de las cuencas, del agua, no se permite tumbar nada a su alrededor por lo que tenemos muchas aguas vivas en el predio”, dice Natalia Tamayo, una de las abanderadas de las ‘Fincas Ecológicas’ en su región.

En aquellos lugares en los que no hay fuentes, lo que se debe hacer son jagueyes, que según recomienda “no deben ser muy pequeños porque en épocas como el verano el agua se acaba, se vuelve muy pantanosa, turbia y es poco recomendable para que el ganado consuma. “Lo que se puede invertir en 2 o 3 jagueyes pequeños de 20x20 o de 20x30 mejor usarlo en una represa grande con su ecosistema, flora y fauna en abundancia”, concluye quien hoy en día es reconocido por su liderazgo en materia de ‘Fincas ecológicas’ y por su trabajo constante en concienciar a la gente sobre el legado para quienes vienen detrás.

No menos importante es educar a la gente con la que se trabaja. Hay que dejar claro que bajo ninguna circunstancia se deben atrapar animales para vender o comer, no se trafican loros, los micos no son para amarrarlos o enjaularlos. Es fundamental que entiendan lo que se pretende en el predio.

“Yo al mayordomo por ejemplo le he ido hablando de la importancia del tema y hemos ido introduciendo especies en los potreros. Si uno no trabaja con gente que esté sintonizada en el mismo cuento, todo se hace más difícil, tenemos que cambiar el chip para que sea ecológico, concienciarlo de la importancia de tener el equilibrio en las praderas”, dice al respecto Tamayo, quien desde su papel como presidenta del Comité de Ganaderos de Puerto Berrío, Coregán, se ha encargado de convocar a todos los interesados, aprovechando las ventajas climáticas que ofrece la zona en la que se encuentran. (Galería: Fincas Ecológicas: De moda a tendencia)

Moreno lo ratifica: “Nuestra primera labor es preguntarles a los ganaderos si tienen el compromiso de no incurrir en este tipo de prácticas que atentan contra lo que promovemos. La gente se mete en el cuento y nosotros mismos llevamos a nuestros hijos desde los 10 años a que vean estas haciendas y decirles este es el modelo del futuro. Buscamos parar la degradación de las tierras, quitarnos la fama de ser los deforestadores naturales que nos endilgan y con esto le demostramos a la gente que le estamos devolviendo algo a la tierra y al ecosistema”.

Lo que produce un animal en una Finca Ecológica

Un macho de levante en una hectárea produce 500 gramos al día, 15 kilos en un mes, a $3.200  el kilo equivalen a $48 mil mensuales.

Tres machos de levante animales en una hectárea producen 1.350 gramos diarios, a $3,200 el kilo representan $144 mil mensuales.

En leche la producción su sube en un 25 %, las vacas que hay en estos predios se adecúan demasiado a ellos y eso permite elevar sus índices de producción.

La inversión en lo que se propone con este modelo es casi la misma que en la que incurren aquellos que optan por no hacerlo de esta forma, y las ganancias que se obtienen con esta propuesta son superiores.

Si usted quiere saber más de las ‘Fincas Ecológicas’

Actualmente estos modelos están en  Puerto Berrío, en Magdalena Medio, en donde hay cerca de 13 predios donde se viene implementando el modelo, en Maceo, en el nordeste antioqueño hay unos 10 predios.

Si usted está interesado en recibir una visita, aclarar dudas que tenga sobre el tema, le interesa una socialización sobre la manera de comenzar con este proceso puede ponerse en contacto con Jorge Humberto Moreno en el correo ganadosjhm@hotmail.com,

Esto se puede implementar en cualquier ciudad del país, la gente del comité va, hace las visitas y se le cuenta todo lo que desee. “La ganadería de hoy invita a eso, a incluir a la mayor cantidad de gente dentro de este modelo”, sentencia Moreno.

Cambiar no es fácil, pero en este caso hacerlo implica ser capaz de correr un riesgo pensando en obtener más y mejores beneficios para su finca, para sus niveles de producción y sobre todo para el medio ambiente, ese al que pocos prestan atención pero al que se le debe tanto. Es por esta razón que cada vez se hace más frecuente hallar ‘Fincas Ecológicas’, porque han dejado de ser moda para convertirse en una tendencia.

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