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“Los búfalos no son responsables de la destrucción de ciénagas”: Asobúfalos

Por - 16 de Abril 2015


Alba Lucía Suárez, directora ejecutiva de la Asociación Colombiana de Búfalos, Asobúfalos, compartió un espacio con CONtexto ganadero para hablar sobre el auge de la ganadería bufalina en el país, del valor de la carne y leche de estos animales y de las acusaciones que ha recibido el sector por los daños causados a las ciénagas.   En primer lugar señaló que el sector bufalino en Colombia proyecta un crecimiento anual del 22 % y el inventario actual asciende a 400 mil cabezas de animales, asentados en diversas regiones del país. (Lea: Córdoba estrena su Círculo de Excelencia de Bufalistas)   Sobre las bondades de la leche de búfala anotó que un litro se cotiza entre 1.200 y $1.350 y es referencia mundial en la fabricación de quesos como el mozzarella. De ahí que plantas lecheras de Colombia exporten a Estados Unidos y Chile.   Sobre las acusaciones que en 2015 ha recibido el sector bufalino por el supuesto daño ambiental ocasionado a las ciénagas en la costa del país, Suárez explicó que el deterioro no se puede aludir a la ganadería. Conozca su explicación.   CONtexto ganadero (CG): Si evalúa el antes y el ahora del sector bufalino en Colombia, ¿qué puede decir?   Alba Lucía Suárez (C): El búfalo es una especie nueva en Colombia. Llegó a mediados de los años 70 y hasta finales de los 80,  incluso los 90, fue considerada una especie exótica.   Quien tenía un búfalo en su finca era por curiosidad y para el placer de la familia. Eran animales muy consentidos que se olvidaban en el último rincón de la finca y cuando menos pensaban tenían un inventario importante porque su reproducción es alta, son muy precoces.   Hacia mediados de los años 90, cuando se explora la actividad bufalina en América y el mundo, los productos apreciaron cómo en Venezuela el búfalo tenía un espacio importante. También en ganaderías en Brasil y Argentina donde consideran al búfalo una especia promisoria.   Así se empezó a investigar la capacidad genética que había en estos países con el búfalo y lo consideraron dentro de la actividad productiva próspera. Se empezó a hacer retención de vientres en los años 90 y desde entonces se ha incrementado el hato. Hasta hoy tenemos 400 mil cabezas de animales. (Lea: Colbúfalos de Colombia obtiene avance mundial en genética mundial)   CG: ¿En qué zonas del país se localizan los búfalos?   ALS: En Córdoba hay un inventario importante. En el Urabá de Antioquia los búfalos han aprovechado muchas áreas y han tenido posicionamiento.  En zonas pamilcutoras aportan su fuerza y capacidad de tracción y lo incorporan en el transporte de la palma. En la región Atlántico también es posible encontrarlos.   El búfalo llegó a Colombia a la zona de Guapi y se trasladó al Magdalena Medio, municipio de La Dorada, Caldas, donde ha permanecido.   El búfalo tiene participación del 11 % en los Llanos Orientales, el 20 % en la Costa Atlántica, el 27 % en Córdoba, el 23 % en Magdalena medio y bajo y el 18 %, en Antioquia. Su tendencia de crecimiento anual es del 22 %.   CG: ¿Qué valor agregado tiene la leche y carne de esta especie animal?   ALS: La carne tiene más proteína y vitaminas. El bajo porcentaje de carotenos hace que haya menos grasa saturada; es un producto saludable. En el mundo, el búfalo está presente en 142 países y en 140 está incorporado en la política agropecuaria y es considera la proteína roja del futuro para alimentar a la población pro excelencia.   Además de las propiedades nutricionales, es favorable para quienes tienen problemas de ácido úrico. Adicionalmente, la precocidad del animal nos permite tener carne magra porque podemos sacrificar el búfalo a una edad temprana. (Lea: Bufalistas tuvieron un buen año, pero esperan un mejor 2015)    La ceba la alcanzamos a los 18 o 24 meses máximo con un peso de 450 kilos. Eso le permite al consumidor tener carne más magra. En el mercado, lastimosamente, lo castigan argumentando rendimiento en canal, pero en una ceba juiciosa, puede ser del 50 al 52 %.   En cuanto a la leche, estamos hablando de un alimento que aporta 7.8 de grasa, 4.18 en proteína y 10.38 en sólidos no grasos. Se tiene oportunidad de obtener productos diferenciales como el queso de mozzarella. Podemos apreciar que con 5 litros de leche de búfala se hace 1 kilo de queso, mientras que con 10 litros de vaca se hace el kilo del derivado. Para la industria tiene rendimiento y valoran y la pagan por encima de otras leches.   La industria formal paga de 1.200 a $1.350 o más el litro de leche de búfala. Es una gran oportunidad para los productores que montan ordeños con calidad higiénica, composicional y nivel de frío, porque la industria la demanda. (Lea: Explotación bufalina es posible a 1.530 metros sobre el nivel del mar)   CG: ¿Los ganaderos asumen costos elevados por el desplazamiento de la leche?   Hay déficit de leche de búfala en Magdalena Medio para abastecer a la industria láctea de Bogotá y deben desplazarse a Planeta Rica para conseguirla; no hay derecho. En Bogotá se abastecen de leche de Córdoba y los Llanos Orientales y por eso el flete les cuesta alrededor de $300 litro, porque no pueden transportar un carrotanque grande sino uno de 7.000 litros.   CG: ¿Los productores dedicados a la ganadería de búfalos en Colombia han invertido en mejoramiento genético?   ALS: Sí, la Asociación Colombiana de Criadores de Búfalos está constituida desde octubre de 1991, pero desde el año 2000 - 2002 comienza a hacer control genealógico certificado de registro y, en 2012, el Ministerio de Agricultura le otorga a Asobúfalos la delegación oficial para llevar el control y registro genealógico de las razas bufalinas en Colombia. El mejoramiento genético se ha hecho a partir de material de Brasil con la raza murrah y mediterráneo de Italia.   La asociación tiene el manejo del libro de registro genealógico de las razas bufalinas presentes ey de la razabufalypso colombiano con un reconocimiento a animales de Trinidad y Tobago y al esfuerzo por la selección y el mejoramiento genético que hacen los productores en el país.   Desde 2007, en alianza con el grupo Gama de la Universidad de Antioquia, se hace la evaluación genética a partir del control lechero, evaluación de peso y ultrasonido para carne. Ya tenemos la tercera evaluación genética bufalina para seleccionar los mejores machos y hembras reproductores y prospectos para características asociadas a la producción de leche y carne y edad al primer parto.   Se tiene una información muy valiosa histórica de los hatos más representativos del país con mejoramiento genético. (Lea: Bufaleros colombianos estarán de gira por Europa)   CG: ¿Se exportan derivados lácteos y cárnicos de búfalos?   ALS: Sí. Si vemos el análisis de mercado externo de leche en Colombia, encontramos que los productos lácteos de búfala son los segundos que exporta el país. Primero los lácteos de bovino y luego los alimentos de búfala con el 19.9 %.   Se exporta queso mozzarella, yogur y arequipes, fundamentalmente. El búfalo ha sido abastecedor de materia prima para la industria láctea y cárnica de Bogotá. Hay 2 plantas que exportan sus productos lácteos a Estados Unidos y Chile.   Estados Unidos es gran consumidor de mozzarella igual que Chile. En Norteamérica se abastecen de queso de Italia pero no es suficiente y por eso exportamos.    CG: ¿Es el sector bufalino responsable del daño ambiental que viven las ciénagas como lo que quieren hacer ver en algunos medios?   ALS: Lo vi en los titulares pero en el contenido hay una serie de factores diferentes a los cuales le atribuyen el impacto ambiental.   Tenemos que partir de un primicia, y es que cualquier elemento que interactúa en el ecosistema causa impacto negativo o positivo al mismo y el hombre es responsable de ese impacto.   Entonces ocurre que el bienestar y hábitat del búfalo está en poder disfrutar de un baño y por su capacidad y rusticidad se establece en zonas inundables, lo que no quiere decir que sea este su hábitat porque se desempeña bien en tierras buenas.   El búfalo le permite al ganadero convencional hacerle frente a las condiciones extremas como son las inundaciones. Lo vimos en el invierno de 2010 en la costa Atlántica, Cesar y en la sabana de Bogotá.   Mientras los vacunos estaban atrapados en un morro por las inundaciones, los ganaderos bufalistas seguían en los predios manejando su hato de manera relativamente normal.   Los vaqueros se bajaron de sus caballos e hicieron su inventario en canoa, las búfalas parían normalmente; había montas, preñeces y labor de ordeño. Había labores de marcada. Con eso la ganadería demostró su capacidad en esta condición.   La verdad es que si yo conociendo las bondades del búfalo, que es un animal herbívoro, y teniendo en cuenta las de ovinos, caprinos y vacunos, doy manejo incontrolado a una presión ambiental, voy a tener un impacto negativo. Si como ganadero no tengo consciencia de proteger los ‘ojos de agua’, el búfalo va a buscar dónde tenerla.   Algunos bufalistas estamos observando cuáles especies gustan más al búfalo y cuáles no consume y estamos propiciando vegetación que da sombra y adicionalmente prepara el bioma para el búfalo y para la interacción con el ecosistema, y se ayuda a hacer frente al invierno o verano.   La mayor cantidad de área certificada como ecológica en el mundo a finales de los años 90 era en ganadería bufalina en Colombia. Teníamos casi 10 mil hectáreas y eso marcó un indicador. El mercado en su momento no estaba preparado para responder en términos económicos y estimular a los productores para productos orgánicos, pero esa labor se continúa con desarrollo sostenible.   Hablan de que la ciénaga en Magdalena se secó por los búfalos, y eso fue una dinámica acuífera y de la noche a la mañana no se puede secar. Es en respuesta a periodos de sequía extensos. Si se mira la región Atlántica, pasan 10 o 12 meses sin que caiga una sola gota de agua. Entonces son situaciones estructurales que se dan de procesos de muchos años atrás por efecto del cambio climático.   Los búfalos no son responsables de la destrucción del ecosistema. Por lo contrario, damos valor a tierras o áreas que no han sido apreciadas o en las que no se puede desarrollar otra ganadería.