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Foto: CONtexto Ganadero.

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Publicidad engañosa, ¿sabe qué tipo de lácteo le venden?

Por - 03 de Marzo 2014


El consumidor no siempre reconoce qué compra ante la gran variedad de lácteos que se ofrecen en el mercado y paga por un alimento creyendo que tiene ciertos componentes de proteínas y nutrientes cuando en realidad no es verdad.

Detrás del engaño publicitario en las etiquetas de los productos lácteos, ya sean quesos, yogures, bebidas lácteas, mantequillas, postres, arequipes o leches, está el desconocimiento de las personas y el incumplimiento de algunas industrias con los derechos del consumidor y la reglamentación de denominación de los lácteos.

Para traer a colación uno de los casos más sonados en este 2014, se encuentra la sanción en primera instancia que recibió Alpina de la Superintendencia de Industria y Comercio que aseguró el producto regeneris no es un yogur, como se publicitó, sino una bebida fermentada. (Lea: "Nombres genéricos de quesos no pertenecen a un país, son patrimonio mundial": Asoleche)

“Por haber publicitado como yogur lo que no era yogur, Superindustria multa a Alpina”, menciona la autoridad en su página web.

Si Alpina pierde la pelea legal deberá pagar $884 millones 250 mil de multa.

El punto no es que el regeneris de Alpina cause daño a la salud del consumidor, por el contrario, puede tener más beneficios que otras bebidas. Lo esencial es reconocer qué tipo de producto nos venden y como esencia es necesario aprender a leer las etiquetas de los alimentos y exigir a la industria láctea que cumpla con las especificaciones del alimento y que cobre acorde a ellas. El consumidor necesita que le vendan con “transparencia”.

Así lo afirma Carlos Fernando Novoa Castro, asociado del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos, ICTA, y docente en el área de leches de la Universidad Nacional de Colombia, que explicó, el consumidor no está acostumbrado a “leer la letra menuda de los empaques”, y es necesario “organizar la rotulación de las palabras para que salgan grandes y no se preste para confusiones”.

En esa trampa caen los consumidores de lácteos que creen comprar, señala Novoa Castro, “un yogur al niño y en realidad es una bebida láctea de cualquier marca”. (Lea: Fepale anuncia respaldo a Colombia en uso genérico para quesos)

¿Cuál es la diferencia entre ambos productos? Según el experto, el yogur está hecho solo con leche y proporciona más proteína. Las bebidas lácteas son mezclas de diferentes componentes como el suero y la dosis de proteína láctea es inferior y por eso su precio es más bajo.

“La clave es que el consumidor sepa qué compra y esos productos tengan relación con el precio”, menciona Novoa Castro, para quien la sanción a Alpina es un caso que confirma la falta de claridad en la publicidad de alimentos.

¿Qué dice la ley?

La denominación de los lácteos se ha convertido en dolor de cabeza en Colombia. Por ello, los responsables en definir los nombres que se eligen para los productos trabajan en la actualización de la resolución 2310 de 1986 que es estudiada por el Consejo Nacional de la Leche, Icontec, comités académicos y la industria láctea.

“La resolución ha sido modificada muchas veces pero existe hace 25 años. Está en discusión la nueva reglamentación y hay varias propuestas y eso ha sido complicado por cómo se definen las proporciones de las denominaciones de lácteos”, asegura el asociado de ICTA.

Una vez se tenga la modificación de la resolución entregarán el borrador al Ministerio de la Protección Social.

¿Cómo diferenciar los productos?

El experto en leches parte del hecho de que un queso preparado con soya no puede llamarse solo queso, se debe agregar la denominación de análogo. Si hay un helado al que se le retira la grasa láctea y agrega grasa vegetal no se puede llamar helado con crema, su denominación tendrá que ser helado de leche con grasa vegetal.

Alrededor del tema surgen más interrogantes. Por ejemplo, ¿sabe qué son los probióticos, la leche UHT y los hidrocoloides?  (Lea: 2014 puede ser un año difícil en materia de precios de quesos)

“Los hidrocoloides son gomas de origen natural o vegetal que se utilizan en la segmentación de lácteos. No causan daño, pero disimulan la falta de leche y vamos a terminar comiendo más goma que proteína”, asevera Novoa Castro, quien reitera que es relevante que la norma incluya el mínimo de proteína recomendado en el producto.

De otro lado, los consumidores de lácteos han escuchado hace varios años la palabra probióticos y han comenzado a buscarla en los yogures, principalmente. Los probióticos son microorganismos que causan benefician la flora intestinal, al estimular el sistema inmunológico que genera defensas en el cuerpo y favorecen la producción de vitaminas, como también lo hace la fibra.

La leche UHT, según Novoa Castro, hace unos años no era aceptada en el mercado nacional y ahora hace parte del producto que no falta en la canasta familiar.

Esta leche se denomina UHT porque se somete a un proceso de ultra pasteurización que reduce la presencia de microorganismos. El producto alcanza un promedio de esterilización que no altera la calidad del alimento.

La leche también se puede encontrar entera. Por ese término se entiende que es un alimento rico en proteínas, minerales, carbohidratos y grasas. Otro tipo de leche que está en el mercado es la descremada por la que se comprende su contenido graso es bajo.

La leche deslactosada es la que eligen las personas no tolerantes al lácteo entero. Muchos consumidores, por desconocimiento, toman este producto aun cuando son resistentes a la lactosa, y podrían elegir, más bien, la leche descremada.

Con los quesos pasa lo mismo. Están los tradicionales como el campesino y los maduros que se somenten a un tratamiento especial que da diferencia en consistencia, sabores, proteínas y por eso mismo, su precio es más elevado.

En esa lista están algunos muy conocidos como el Gorgonzola, Parmesano, Mozarella, Grana Padano, Brie de Meaux, Emmental de Savoi, Camembert de Normandie, Parmigiano Reggiano, Provolone Valpadana, Danablu, Idiazával, Comté, Reblochon, Roquefort, Taleggio y Queijo Serra da Estrela.

Con esa referencia, busque el queso que quiera comer y algunas de sus características esenciales que deben estar en la etiqueta. Aprenda a reconocer si es doble crema, semiduro o si es un queso bajo en grasa. Y no olvide por ningún motivo la fecha de vencimiento del producto. (Lea: Estados Unidos, el mayor importador de lácteos y carne a Colombia en 2013)

Más vigilancia a las pequeñas empresas

Luis Fernando Salcedo, secretario técnico de la Cámara Gremial de la Leche, reconoció que falta más información sobre el tipo de producto lácteo que se consume en Colombia y cree que las pequeñas empresas son las que más ‘rompen’ las normas de sanidad y denominación de lácteos en el país, mientras que la Superintendencia es más drástica con las industrias grandes, como el caso de Alpina.

“A las que empresas que tienen problemas menos graves las controlan y sancionan más. Lo más complejo es que otras entidades pequeñas no cumplen ninguna norma y tienen mezclas vencidas, dan mal uso de lactosueros y producen alimentos sin tener requerimientos de proteínas y nutrición”, refuta el secretario técnico de la Cámara Gremial de la Leche.

Para terminar es necesario que usted sepa que en Colombia se producen 6.400 millones de litros de leche al año. De esos, 3.000 millones son comprados por la industria láctea que la procesa para producir derivados con marca.

Los 3.400 millones de litros restantes que no venden los ganaderos colombianos se quedan en el mercado informal para la fabricación de productos artesanales con leche cruda, aquella que no ha sido sometida a ningún proceso de control sanitario. (Lea: Exportaciones de lácteos aumentaron 97% en Colombia)

Después de responder a algunos interrogantes sobre la publicidad en lácteos y el grado de consciencia que tiene el consumidor, la pregunta surge de nuevo: ¿Conoce con certeza qué producto compra cuando se acerca a la góndola de un supermercado?

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