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Desde el sur

Por Martín García - 25 de Octubre 2012

La idea de esta columna es contar experiencias, novedades y reflexiones sobre la ganadería y el agro desde Argentina, país con más de 50 millones de cabezas bovinas, 100 millones de toneladas de cereales y oleaginosas anuales, y una importante producción lechera.

Más allá de la coyuntura actual, Argentina es marca registrada en carnes de calidad en todo el mundo, y sus productores son sobrevivientes de las políticas impositivas y de precios que los han castigado por décadas.

Esa misma necesidad es la que obliga a renovarse, desarrollar tecnología, y encontrar nuevos caminos. El caso más paradigmático es lo que ocurrió con la siembra directa, sistema que revoluciona la producción de granos desplazando la ganadería a las zonas más duras. Los ganaderos aprendieron a aprovechar los conocimientos integrando horizontalmente las actividades, y creciendo verticalmente en sus campos apostando a la intensificación.

He conocido muchas regiones de Colombia, y recibido cientos de productores colombianos en mi país, por lo que conozco relativamente bien las diferencias de ambientes, costos, sistemas productivos, políticas agropecuarias, etc como para pensar que hay recetas o modelos extrapolables, eso no existe. Nos ha salido muy caro en Latinoamérica la copia de sistemas fuera de contexto.

Sin embargo no es posible en un mundo globalizado ignorar lo que hacen los demás, la intención es que estas líneas transmitan algunas informaciones e ideas que generen la reflexión crítica.


Mi amigo obsesivo

El Ing. Carlos Petrocini es un destacado asesor en agricultura y ganadería, pero desde siempre tiene una debilidad: las vacas. Entre otros hatos, conduce dos fincas de ceba con unos 400 novillos cada una. Los datos de registro comprenden: peso de inicio, peso final, producción de forraje, ganancia diaria, eficiencia del stock, etc. Lo mismo que muchos otros…salvo una pequeña diferencia: lo hace. Y lo hace en forma metódica, utilizando la información para mejorar y estabilizar los procesos.

No es el mejor, ni el más eficiente: tiene metas claras, sabe desde hace rato que la eficiencia del stock es el elemento decisivo en cualquier ciclo de ceba.

Compra los terneros de entre 180 y 200 kg de peso, 10 a 12 meses después sabe que tiene que venderlos, bien terminados entre 420 y 440 Kg.

¿Secretos? Ninguno, conoce la necesidad nutricional de los animales y la productividad de las praderas, base de la alimentación, sus ciclos anuales, los déficits en proteína y energía, y procura cubrirlos de modo tal de comer todo el pasto barato, suplementando lo mínimo necesario, con silo de maíz y algo de grano.

Y aquí va una clave aplicable en todos lados: en algunas etapas de suministro de concentrados se pierde dinero, pero agrega velocidad al proceso, mejora la eficiencia del stock, y hace posible sistematizar el proceso.

Claves

• No se queja de la seca o del invierno (frio) cuando va a faltar pasto: sabe que inevitablemente será así, lo mensura y procede en consecuencia.

• El sistema es flexible y muy simple: un empleado para 400 novillos, silo autoconsumo, manejo de parcelas.

• Monitorea permanentemente la condición corporal (engrasamiento) de los novillos y la disponibilidad de pasto. No tiene balanza, registra cuánto pesaron al ingresar y al salir. Cada pesada intermedia significa al menos dos días de atraso en el engorde.

• Balancea la dieta, sobre todo energía y proteína, para lograr ganancias diarias promedio de 700 gr/día, en todo el ciclo.

• Produce unos 600 Kg carne / ha, consumiendo 0,4 TT maíz y 1.200 Kg silo maíz por cabeza en el planteo más intensivo. En la misma zona la media de los productores es 300 kg carne/ha.

Conclusiones

Hay que planificar, hacer un balance forrajero realista, estimar la necesidad de reservas y suplementos. Análisis y márgenes del proceso integral.

Tener metas y conceptos claros: saber separar lo importante de lo que no lo es.

Un ganadero de Barranquilla, ante una apasionada discusión sobre cuál es el mejor pasto, dijo una verdad digna de un filósofo: “el mejor pasto es el bastante”. Sin duda se llevaría muy bien con mi amigo Petrocini.