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El reflujo de capital

Por CONtexto ganadero - 05 de Agosto 2015

Los tiempos han cambiado mucho, desde aquellos en los que los capitales afluían hacia los países emergentes atraídos por el largo ciclo de precios altos de los commodities, el cual se prolongó por casi 10 años (2003 – 2011) y también los capitales golondrinas se posaban en ellos, influenciados por la política monetaria expansiva de la Reserva Federal de los EE.UU. (FED).

Los tiempos han cambiado mucho, desde aquellos en los que los capitales afluían hacia los países emergentes atraídos por el largo ciclo de precios altos de los commodities, el cual se prolongó por casi 10 años (2003 – 2011) y también los capitales golondrinas se posaban en ellos, influenciados por la política monetaria expansiva de la Reserva Federal de los EE.UU. (FED).   En el caso colombiano, además, el estímulo tributario que se le dio a las inversiones de portafolio las disparó, multiplicándolas prácticamente por 3, entre 2013 y 2014, al pasar de USD$4.692 millones a USD$12 mil 437 millones.   Dicha tendencia se revirtió merced a la destorcida de los precios de los commodities y el cambio en la política monetaria de la FED, que le retiró el respirador artificial a la economía norteamericana y ha anunciado que próximamente dará vía libre al alza de la tasa de intervención, por primera vez desde 2006. Ello se ha traducido en una retracción de la inversión extranjera directa (IED) y en un reflujo de los capitales de los capitales golondrinas, que ahora se sienten más seguros invirtiendo en dólares y en bonos del tesoro, que en los commodities. Las consecuencias no se han hecho esperar: el peso colombiano pasó de ser una de las monedas más revaluadas frente al dólar a ser ahora una de las más devaluadas.   La IED cayó el año anterior el 10.6 %, al pasar de USD$16 mil 833 millones a USD$15 mil 033 millones. Y, aunque parezca paradójica fue menor la caída de la IED en el sector minero-energético (9.8 %) que en el sector manufacturero (14.8 %), lo que no deja de ser motivo de mucha preocupación, dado el descaecimiento del mismo. En el primer semestre de este año la inversión extranjera neta cayó 47 % al ubicarse en USD$7.302MM. A 30 de junio la IED mostró un descenso del 17 % (a USd$ 6.595.3MM). Para los sectores M-E la caída fue de 23.7 % (a USD$5.156MM). Por su parte la inversión de Portafolio que a junio de 2014 superaba los USD$6.200MM, en la primera mitad de este año apenas sumaba USD$ 1.458MM, para una caída del 76 % (¡!).   La IED llegó al pico de USD$16.199 millones en 2013, en ese año el 46.7 % de dicho capital iba a el sector minero-energético. Según ANIF, en 2015 la IED sería del orden de los USD$12 mil millones, “lo cual dejaría un hueco de USD$8.000 millones por tapar” o incluso puede caer a USD$10 mil millones y el minero-energético pasaría a representar el 30.9 % de dicho valor, dado los bajos precios internacionales del petróleo. Increíble, pero cierto: la caída de los ingresos de capital ha sido mayor que la del petróleo y sumadas han generado una escasez que explica la subida del precio del dólar.   Ambos fenómenos, la caída de la IED y la inversión de portafolio, han venido atizando la devaluación galopante, que se ha instalado en el país desde mediados del año pasado.   En lo que va corrido del año la devaluación ya supera el 16 % y ya bordea el 30 % el último año al pasar de $1.900 a los $2.800, después de casi una década revaluacionista. Y todo hace prever que esta tendencia se va mantener por algún tiempo y así lo ha asumido la junta directiva del Banco de la República, que a diferencia de cuando la revaluación se tornó en nociva y persistente intervino el mercado cambiario esta vez no lo ha hecho ni tiene previsto hacerlo, por lo menos por ahora.   Llevábamos varios años con déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, pero los ingresos de capital extranjero habían sido tan cuantiosos que no solo los habían compensado, sino que artificialmente habían tumbado el precio del dólar por debajo de $1.800. Terminamos el año anterior con un déficit de la Cuenta corriente de la Balanza de pagos del 5.2 % y arrancamos este año con uno del 7 % (USD$5.136 millones) en el primer trimestre, un 27.3 % superior al del primer trimestre del año anterior (USD$4.032 millones). Llama poderosamente la atención que este déficit en el primer trimestre se aproxima peligrosamente al déficit consolidado de todo el año anterior (USD$6.293”.   Desafortunadamente esta vez no es dable esperar que dicho déficit pueda ser enjugado contando con la entrada de capitales desde el exterior, lo cual agrava la sombría perspectiva del sector externo.