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Piense en ellas, y no les avise la guerra a sus enemigos

Por Mariana Navarro Sanint - 22 de Mayo 2018

“Guerra avisada, no mata soldado”, eso dicen. Y nosotros le estamos avisando a las bacterias con qué les haremos la guerra y les estamos dando herramientas para defenderse.

¿Ha escuchado que ya existen algunas bacterias resistentes a todos los antibióticos existentes? También depende de nosotros cambiarlo, prevenirlo y lograr una convivencia sana con los demás organismos existentes.   Las bacterias tienen la capacidad de adaptarse al ambiente para asegurar su supervivencia, y entre los métodos descubiertos, está el intercambio de genes entre los diferentes tipos, por lo que se dice que nunca van a desaparecer. Algunas hasta hacen parte fundamental del ecosistema y son agentes importantes para mantener la salud de los organismos; recordemos que en la digestión de nuestras vacas las bacterias son indispensables.   La situación se complica cuando son vectores o causantes de enfermedades y atacan cuando una situación deprime el sistema de defensas del animal. En esos casos es necesario el uso de antibióticos para combatirlas y recuperar la salud de nuestros bovinos.   La elección del antibiótico adecuado para un tratamiento incluye varios factores: * Tipo de agente infeccioso. * Lugar de la infección. * Distribución necesaria. * Enfermedades subyacentes o insuficiencias. * Tiempo de retiro en carne y leche. * Costo del tratamiento. * Antibióticos utilizados anteriormente en el mismo paciente o en el mismo lote.

¿Tiene usted todo esto en cuenta al momento de elegir un tratamiento? Me imagino que alguna vez ha escuchado: “este sirve para todo, es de última generación y es el mejor”.   Pensar que todos los antibióticos sirven para todo es como pensar que todos los hombres y todas las mujeres son iguales, aunque aparentemente así lo sea, no cualquiera encaja con cualquiera; se generan alergias, incompatibilidades, atracciones, repulsiones, efectos secundarios unos más fuertes que otros, dependencias y demás.   Los antibióticos tienes diferentes formas de atacar las bacterias, diferentes especificidades para diferentes órganos, y dosis recomendadas que son resultado de varias investigaciones para lograr el efecto deseado.   ¿Cómo estamos advirtiéndole la guerra a las bacterias? * Cuando la dosis es menor a la indicada o se da por menos tiempo del recomendado el efecto del antibiótico no se dará en todas las bacterias que queremos combatir, aunque al parecer el paciente presente mejoría, unas cuantas bacterias pueden quedar intactas. Esas bacterias que no sufrieron con el antibiótico elegido posiblemente generan resistencia y se convierten en posibles donadoras de genes de resistencia para otras bacterias; ya conocieron al enemigo y lo identifican. * Cuando en los protocolos de la producción se utiliza el mismo antibiótico. Si usted hizo tratamiento con un antibiótico, y va a volver a tratar a esa misma vaca, lo ideal es que utilice un antibiótico diferente al anterior, idealmente con un mecanismo de acción diferente. Por ejemplo: intercale los tratamientos de secado y los tratamientos de mastitis para evitar las resistencias. * Ya se sabe que las dosis bajas pueden causar resistencia, ¿cree usted que la ternera que toma leche de retiro, está ingiriendo una dosis baja del tratamiento utilizado en sus vacas? La efectividad del antibiótico en esa ternera en su vida productiva tiene altas posibilidades de no ser la esperada. En mi caso, creo que cuesta más perder una vaca adulta por resistencia a antibióticos que botar la leche de retiro. * Cuando se suministra un antibiótico, sin ser necesario o sin que sea el indicado; no solo se pierde plata porque no sirve para tratar la enfermedad, además se está aumentando el riesgo de que cuando si sea necesario no tenga el efecto esperado. * Ante la necesidad inmediata de un tratamiento antibiótico, la recomendación es no utilizar de primero el de mayor espectro o el de última generación, para no agotar posibilidades en caso de que no funcione, y esperar los resultados de laboratorio para saber si es el correcto.

Por último, no olvide la diferencia entre una cerveza con 1% de alcohol y otra con 5%. Revise las etiquetas de los productos, no todos tienen la misma composición y no todos tienen las mismas dosis.   Propongo que dejemos de avisarle la guerra a las bacterias, seamos más cauteloso y cambiemos las estrategias con frecuencia para tener una sana convivencia.   Mariana Navarro Sanint, Médico Veterinario Zootecnista. Universidad Tecnológica de Pereira [email protected]