Cooperativa de Lecheros de Guatavita, Colega, Guatavita, Cundinamarca, asociatividad, ejemplo de cooperativismo, asociación de ganaderos, producción de leche de Guatavita, economía solidaria, Buenas Prácticas Ganaderas, Fenómeno de El Niño, BPG, Iniciativa Coleguitas, Mi primera ternerita, CONtexto ganadero, ganaderos Colombia
Foto: Nelson Vargas.

Cargando...

Cooperativa Colega, un caso exitoso de asociación que lleva 17 años

Por - 18 de Abril 2016


José Ignacio Tamayo, fundador de la cooperativa, nos cuenta cómo nació la entidad y la manera en la que logró convertirse en un referente de asociación.   La Cooperativa de Lecheros de Guatavita, Colega, se creó el 31 de octubre de 1999 con 22 pequeños productores de la vereda Monquentiva de Guatavita. Desde el inicio, trazaron un plan de desarrollo estratégico que sería la hoja de ruta de la empresa.   “Las bases de todo fue una muy buena educación cooperativa previa, de modo que cuando la gente ingresó, ya tenía una convicción de la importancia del trabajo asociativo solidario, y consideró que esa ha sido la clave de nuestro éxito”, señaló Tamayo.   Antes de iniciar la cooperativa, Tamayo era periodista y trabajaba en varias revistas cubriendo las carreras de autos y motos de Colombia y el mundo. Llegó a Guatavita hace 35 años, y enseguida se dio cuenta que podía contribuir al progreso de la comunidad. (Lea: Ganaderos asociados de Guatavita venden litro de leche a $1.170)   “Comenzamos a trabajar con las personas, y así desarrollamos un proyecto de electrificación de la vereda para que la gente tuviera el beneficio de la luz eléctrica y corriente para sus equipos. Hicimos gestiones para mejorar las carreteras. Todo eso nos generó el reconocimiento, la confianza y la amistad de la comunidad”, declaró.   Por eso, cuando iniciaron las primeras conversaciones sobre la producción y comercialización de leche, la propuesta de hacer una empresa propia caló muy bien entre los ganaderos, y empezaron a constituir la cooperativa.   Gracias a su formación en Economía Solidaria de la Universidad Javeriana, Tamayo logró formar la organización con objetivos claros, transmitiendo su conocimiento a los miembros de la comunidad. “Un amigo que estaba certificado para dictar cursos de economía solidaria y cooperativismo nos ayudó y fue nuestro tutor, Luis Eduardo Arbeláez”, anotó.   El fundador atribuye el éxito de la asociación a esta educación, pues aplicaron un modelo basado en la sencillez de la administración. A medida que crecieron, perfeccionaron sus herramientas y el manejo de la contabilidad, y hoy en día incluso efectúan la compra de insumos a través de la cooperativa.   “Es un pequeño supermercado donde la gente hace el mercado y compra también elementos de higiene y aseo, o ropa. En Navidad inclusive encargan regalos como una bicicleta para sus hijos o cosas por el estilo”, agregó. (Lea: Cooperativa de Tenjo se beneficia con talleres de asociatividad)   Comienzos de la cooperativa y niveles de producción   Para cumplir con el plan de desarrollo, los productores se capacitaron en buenas rutinas de ordeño y en Buenas Prácticas Ganaderas, BPG. Este programa tuvo 3 componentes: mejoramiento de praderas, genético y de la calidad de la leche, lo que les permitió elevar la producción y generar mayores ingresos.   En esa época, no pagaban un excedente por calidad de leche, pero elevaron los volúmenes para obtener mayores ingresos. Además, al pasar de vender el lácteo a un acopiador informal a una empresa reconocida en el sector, incrementaron el valor de venta de $300 a $500.   Luego de muchos esfuerzos, los ganaderos lograron la certificación en BPG y en hatos libres de brucelosis y tuberculosis. De acuerdo con el gerente de Colega, fueron pioneros en la región y en Colombia, al ser de las primeras cooperativas en alcanzar ambos objetivos. De esta manera, pudieron demandar un mejor precio.   Hoy en día, los asociados la venden a una misma empresa que les paga $1.150 por cada litro, aunque el valor varía de acuerdo a los resultados del laboratorio en cada acopio. Por este motivo, el precio neto que recibe el productor se ubica en los $1.000, en promedio.   Al comenzar 2016, notaron una baja en la producción debido a los problemas climáticos que han afectado al país con la llegada del Fenómeno de El Niño, como las heladas y la falta de agua. El promedio de producción bajó de 3.500 litros diarios a 3.000, una disminución poco significativa comparada con otras zonas del país.   En cuanto a la calidad del lácteo, trabajan con Unidades Formadoras de Colonia, UFC, por debajo de 50 mil, llegando a tener entre 25 y 30 mil en algunos casos.  El recuento de células somáticas es de 200 a 250 mil, y registran 3,1 % a 3,15 % de proteína y 3,85 % de grasa.   “La calidad composicional la estamos aumentado con un programa de mejoramiento genético haciendo cruces de Holstein, nuestra raza predominante, con Montbéliarde. Esto nos está dando muy buenos resultados y nos ha ayudado a mejorar, sobre todo la proteína”, contó. (Reportaje: Las bondades de la raza Montbéliarde)   Ejemplo de cooperativismo   Más allá del interés que tengan por lograr estos niveles, que sin duda alguna son muy importantes, para Tamayo el aspecto fundamental de la organización es el fortalecimiento del tejido social, de los lazos entre la comunidad.   Para él, la parte más “linda” de la cooperativa es el momento del acopio, sobre todo el que se hace a las 6:30 am. A esta hora, los 50 asociados llevan la leche al centro de recolección, y alrededor de un tinto, aprovechan para charlar, planificar actividades, solucionar conflictos o conocer las dificultades de la otra persona.   “Considero que este momento es muy especial porque normalmente el campesino no se encuentra con sus vecinos, y aquí lo hacen todos los días”, añadió. (Lea: En lugar de trabajar solo, recuerde que asociarse paga)   El centro de acopio cuenta con 2 tanques de enfriamiento, con capacidad de 3.000 litros cada uno. La leche se enfría en un tanque, y en la mañana del día siguiente, el carrotanque la recoge. Estos equipos los recibieron gracias a la gestión emprendida con la Gobernación de Cundinamarca en el año 2000.   La solicitud de los tanques se hizo a través de un proyecto que, según Tamayo, resultó tan exitoso, que el gobernador de la época, Andrés González, les pidió ayuda para desarrollarlo en todo el departamento. Fue en ese momento que nació el programa de tanques comunitarios de la Gobernación, que benefició a muchas asociaciones dedicadas al negocio lácteo.   “Además, presentamos la iniciativa en una reunión de secretarios de Agricultura de todos los departamentos, y muchos de ellos lo adoptaron y lo desarrollaron, con algunos ajustes”, aseveró el gerente de Colega. (Lea: Cooperativa lechera se reactiva gracias a programa de asociatividad)   Hoy en día, la organización está acreditada y autorizada para dictar cursos de cooperativismo y economía solidaria. Eso les ha permitido asistir a muchas zonas del país, explicando el modelo exitoso de la empresa y fomentando la asociatividad en varias regiones, como Boyacá, Cauca, Meta, Nariño, por citar algunas.   También han contribuido al desarrollo de otras cooperativas dentro de Guatavitá, y hace algunos años, se unieron en una organización de segundo nivel que se llama Asolega. Esta unión nació de un proyecto desarrollado con el Corredor Tecnológico Agroindustrial para la Sabana Occidente de la Universidad Nacional de Colombia.   Es un programa a 2 años que promueve el mejoramiento de la producción de los pequeños ganaderos del municipio. Se llama Mejoramiento de la competitividad de medianos y pequeños productores asociados a las cooperativas de Guatavita.   Preocupados por la herencia   A sabiendas que un día tendrán que retirarse y dejar el negocio en manos de sus hijos, los miembros de la cooperativa idearon un programa enfocado en el desarrollo social y en la inclusión de los jóvenes. Por esta razón, surgió la iniciativa “Coleguitas”, que reúne a los hijos de los asociados para instruirlos en temas como la organización y el trabajo en equipo.   De hecho, ellos cuentan con sus propios estatutos y su propio gobierno. Naturalmente, reciben una orientación por parte de una psicóloga, quien transmite a los padres las decisiones tomadas por los mismos jóvenes. Por ejemplo, ellos organizan un viaje semestral donde aportan una cuota mensual de $5.000 y el resto es financiado por la cooperativa.   Otro programa para motivar a los niños y niñas a participar de la cooperativa y que se enamoren del campo y de la ganadería, como dice Tamayo, se conoce “Mi primera ternerita”. Consiste en que el productor le regala una cría a su hijo, y él está encargado de levantarla dentro de un protocolo establecido por el comité técnico.   “El niño tiene que darle uno de los 2 teteros al día, tiene que estar pendiente de su hoja de vida, del pesaje de la ternera cada mes, el descorne, la visita del veterinario. Si el niño hace todo eso, la asociación les regala la leche y el concentrado durante el primer año. A los 18 años, puede ingresar a Colega como ganadero, con 2, 3 o 4 animales, como ya lo han hecho varios jóvenes”, contó.   Asimismo, están adelantando otras iniciativas de fomento y fortalecimiento del cooperativismo con la Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidarias, que se desarrollará este año en los departamentos de Antioquia, Chocó, Caldas, Santander y Norte de Santander. (Lea: Los beneficios del cooperativismo en el sector ganadero)   Estas iniciativas comprenden jornadas de capacitación con campesinos, estudiantes o funcionarios de entidades que se hacen dentro de las instalaciones de la cooperativa, que van desde las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde, y donde los asistentes aprenden sobre asociatividad y producción de leche inocua.   Luego de 17 años de éxitos, la cooperativa de Guatavita se ha posicionado como un ejemplo de cooperativismo en la región y en el país.

Las más vistas