Panorama de la niñez rural no es alentador

Mañana sábado 29 de abril, se celebra en Colombia “el Día de la Niñez y la Recreación”. El 30.7 % de nuestra población rural son infantes que requieren tanto o más oportunidades que los que viven en las ciudades.   El último sábado de abril de cada año fue el escogido por nuestro país para institucionalizar este día (Ley 724 de 2001), en la que se resalta el papel de la primera infancia en la sociedad, se promueven sus derechos y se desarrollan actividades para su bienestar, siguiendo lo acordado en la Asamblea General de la ONU que declaró el 20 de noviembre como fecha oficial del Día Internacional del Niño.   La fecha señalada por esta entidad recuerda la aprobación de la declaración de los Derechos del Niño en 1958, y la Convención sobre los derechos de Niño en 1989.(Lea: Uno de cada 4 niños carecerá de agua en 2040, según Unicef)   El 30.7% de la población rural son niños   De acuerdo con las proyecciones del DANE, la población rural (o 'resto') del país para 2016 es de 11,4 millones de personas, de las cuales 3,5 millones son niños entre 0 y 14 años, es decir, que el 30.7 % de la población que vive en la ruralidad son niños.   Unicef, en su estudio “Análisis de la situación de la infancia y la adolescencia en Colombia 2010-2014”, señala que hay evidencia suficiente de que el Estado colombiano está usando todos sus recursos y capacidades disponibles para garantizar que un número cada vez más creciente de familias, niños, niñas y adolescentes, puedan ejercer sus derechos fundamentales.   Al mismo tiempo advierte de la baja cobertura en áreas semi-urbanas y rurales, sobre todo para comunidades indígenas y afro-colombianas en relación con el acceso a varios programas y servicios que buscan garantizar los derechos básicos de supervivencia, desarrollo, protección, ciudadanía y seguridad económica, y de los desafíos para poder llegar a las poblaciones más excluidas.   Muestra que en 2011, por ejemplo, uno de cada 3 infantes vivía en pobreza. Además, niños, niñas y adolescentes de áreas rurales tenían entre 2,4 y 2,8 veces más probabilidades de vivir en pobreza multidimensional (pobreza vista desde un enfoque de derechos que analiza la privación del niño más allá de su medida monetaria) que aquellos que residían en zonas urbanas.   En salud, nutrición y agua quedan retos en atender todos los niños y niñas pertenecientes a las comunidades indígenas y afro-colombianas. Para 2012 la tasa nacional de mortalidad infantil era de 17,5 por cada 1.000 nacidos vivos, pero en las comunidades indígenas este indicador era más del doble.   La tasa de mortalidad en menores de cinco años en regiones como el Pacífico, Amazónica y La Guajira es del doble del promedio nacional (19.7 por 100 mil. En Chocó, la tasa de mortalidad materna es 224 por 100 mil nacidos vivos, más de tres veces el promedio nacional (65,89).   Todo lo anterior sin contar con el impacto generado por las guerrillas y bandas criminales, que han incluido en sus filas población infantil, sin que hasta el momento sean reincorporados a la sociedad a pesar de los Acuerdo firmados. Impacto que va desde la violencia sexual hasta el confinamiento y el desplazamiento o extracción de sus hogares. (Columna: Al Gobierno y Congreso de EE.UU.)   Además, de acuerdo con el mismo informe, los niños, niñas y adolescentes resultan afectados de manera desproporcionada por el conflicto, pues la infancia y la adolescencia siguen siendo víctimas de Minas Antipersonal (MAP), Municiones Sin Explotar (MUSE) y los Artefactos Explosivos Improvisados (AEI).   En ese cuadro no se puede excluir la falta de disponibilidad de infraestructura para educación básica, que además de insuficiente, obliga a los niños a desplazarse por muchas para llegar a una escuela. La deuda con la población infantil rural es aún muy grande y son muchos los infantes que viven en el campo.