Las llantas usadas también sirven para hacer senderos a las vacas

Así como en la empresa ganadera Tierra Buena, en la finca La Gonga, en la vereda San Isidro en Zipaquirá, el médico veterinario William González y su hijo Hugo elaboraron un camino para que puedan transitar los bovinos más estable y ecológico.   De acuerdo con Hugo, a su padre se le ocurrió diseñar el camino después de mirar varias imágenes en Internet donde vio corrales, sillas y materas, entre otros objetos, elaborados a partir de neumáticos reciclados.   Normalmente en época de lluvias el camino por el que transitaban las vacas se llenaba de agua y tenían que repararlo a cada rato. Por esa razón buscaron alternativas para darle una solución definitiva al problema. (Lea: Finca ganadera en Cundinamarca elabora cercas con llantas usadas)   “El problema es que el recebo se hundía y tocaba estar rellenando frecuentemente, y aun así se encharcaba. Entonces mi papá dijo que podíamos utilizar las llantas para que el recebo se quede quieto y solamente rellenarlas para hacer el mantenimiento”, contó   En primer lugar, dibujaron los planos en los cuales determinaron la disposición de las llantas y el recebo. Luego buscaron llantas viejas en sus predios y en chatarrerías cercanas, con la idea de aprovechar al máximo los neumáticos usados.   Para construir el sendero, tuvieron que cavar hasta encontrar tierra firme o una superficie más sólida que la tierra para poner el recebo. A continuación sacaron tierra para hacer un hueco de la forma y tamaño de la llanta escogida. (Lea: En Antioquia las llantas son usadas para el manejo de zanjas)   “La llanta se empotra y se llena de tierra o arena, rellenándola muy bien por dentro para que afirme en el piso. De la mitad de la llanta hacia arriba, se echa nuevamente recebo. Hay que dejarla bien llena por dentro, no tiene efecto porque se va vaciando”, aclaró.   Con esto, se han ahorrado el trabajo de cavar zanjas para desocupar el agua que se empozaba en ciertos sectores o de aplicar recebo cada vez que se escapaba.   En cuanto a las vacas, González confesó que al principio tuvieron dificultad para reconocer ese nuevo terreno. Al primer día, muchas dieron la primera pisada y prefirieron caminar por un lado. Por eso, con su padre decidieron encerrar el camino con el fin de obligarlas a pasar sobre él.   “Al principio, las vacas miraron curiosas y pisaron por un lado. Pero después se sintieron cómodas y ahora pasan por ahí. Lo que sí debe hacer es ajustar el cable eléctrico para que crucen exactamente por ese tramo”, afirmó. (Lea: En Meta promueven la conciencia ambiental entre los ganaderos)   González y su padre concluyeron la obra a finales del mes pasado y por el momento han tenido éxito con la estructura construida. Claro está que, como todo experimento de ensayo y error, tuvieron que corregir ciertos detalles sobre la marcha.   “Obviamente hay que hacerle mantenimiento. Además una llanta se desplazó porque no quedó firme el piso debajo, pero el recebo no se salió, entonces solo tuvimos que acomodarla”, indicó.   Para evitar un nuevo desplazamiento, compañeros les sugirieron a los González asegurar las llantas con tornillos unas con otras, de modo que el camino resista más. (Lea: Saladeros ecológicos, opción para ganaderos recursivos)   Otro problema tuvo que ver con el tipo de llantas que debían usar, pues temían que los alambres de las llantas radiales pudieran hacerles daño a las patas de las vacas. Al final se decantaron por estas y las cortaron de tal forma que no sobresaliera ningún alambre.   Además del beneficio ambiental y la ventaja económica que trae el uso de llantas usadas, tampoco se necesita mucha maquinaria para construir el sendero. Armadas con pala y azadón, González, su padre y el trabajador de la finca montaron el camino en corto tiempo.   “Además de que ayudamos a eliminar un poco la contaminación, también nos ahorramos mucho recebo. Cuando se vaya a hacer el mantenimiento al camino, se le echa sobre la llanta, entonces se va la mitad o menos de lo que le echaba antes”, manifestó.