Los resultados que arrojó la investigación, que duró cerca de 4 años, podrían generar una alerta ante el riesgo que corren los animales que se encuentran cerca de las refinerías que existen en Barrancabermeja, Santander y en Yondó, Antioquia.
En el estudio, que fue adelantado por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia, sede Palmira, en colaboración con la Universidad de Pamplona en Norte de Santander, se analizaron en primer lugar hojas, tallos y raíces, ya que los residuos liberados por la industria petrolera son absorbidos por los suelos y estos a su vez, por los cultivos o pastos, siendo estos últimos fuente de alimento de las reses. (Lea en CONtexto ganadero: Los ganaderos también sufren con el crimen ambiental del Putumayo)
John Jairo Bustamante Cano, médico veterinario, doctor en Medicina y Cirugía Animal de la Universidad de León de España y docente de la Universidad de Pamplona, explicó que a raíz de unos estudios que él realizó en el mismo tema en 1994-1995, encontró una problemática persistente en el ganado, el cual presentaba una sintomatología con dificultades reproductivas, en el pelaje y en la piel especialmente en la zona de Barrancabermeja y Yondó, y a partir de ello se le generó una gran inquietud.
Bustamante indicó que luego de unos años se retomó la idea a través de una alianza entre la Universidad de la Paz y la de Pamplona y a la que luego se vinculó la Universidad Nacional. Anotó que se presentó un proyecto a Colciencias y que la entidad les aprobó los recursos. El proyecto se empezó a ejecutar en 2011 y culminó en 2015.
“Decidimos empezar el análisis de metales pesados en los terrenos y en los animales. Se hicieron chequeos ecográficos y de palpación rectal y se encontraron poliquistes y animales de 10 y 12 meses anestros. Se hallaron también niveles altos de plomo y cadmio en suelos, forrajes y en tejidos de las reses”, explicó Bustamante.
Agregó que la exploración de los animales también se realizó en plantas de beneficio, en reses que provenían del corregimiento El Centro de las inmediaciones de refinerías y de áreas por donde pasaban las tuberías de conducción de petróleo. Se hizo un seguimiento clínico de las especies, desde su trazabilidad, hasta que llegaban a sacrificio en Barrancabermeja. En ese momento se encontraron niveles altos de estos metales en el hígado, riñón, músculo y piel de los animales. (Lea en CONtexto ganadero: Así mitigarán daños ambientales por derrame de crudo en Tumaco)
En cuanto a la muestra del estudio, el doctor en Medicina y Cirugía Animal expuso que esta se realizó sobre 40 bovinos adultos en Barrancabermeja, 40 en Yondó y 20 en Tibú y comentó que además de eso, se hicieron exploraciones en suelos, forrajes y suelos.
Por su parte, Manuel José Peláez, doctor en Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional, indicó que el estudio que realizaron lo hicieron en los pozos de excavación en el corregimiento de Casabe en Yondó, Antioquia; la refinería de petróleo en el corregimiento El Centro, en Barrancabermeja; y, por último, un cultivo de control en el Instituto Universitario de la Paz, en Santander. Se llevaron a acabo diferentes exploraciones de material genético y se encontraron metales pesados que excedían los límites mínimos permitidos.
Peláez explicó que la recomendación para las ganaderías que se encuentran cerca a estas áreas es que realicen prácticas de biorremediación y trabajar con microorganismos o bacterias que atrapan estos metales pesados antes que lleguen a las raíces de las pasturas o brachiarias y de esta manera prevenir que los animales las consuman, y evitar que el problema se pueda magnificar y generar problemas de salud pública.
“Lo interesante que surge a partir del estudio, es que se puede dar una voz de alerta temprana, para trabajar y encontrar soluciones. No todo el ganado está contaminado, el problema lo padecen solo aquellos que están en las zonas más cercanas a las refinerías”, aseveró el doctor en Ciencias Agropecuarias. (Lea en CONtexto ganadero: Explotación petrolera está afectando la ganadería en Meta)
El estudio concluyó que luego de la identificación de los predios y de las evidencias de análisis y fotografías, se pudo observar y demostrar que el agua tiene rastros de contaminación y la sintomatología clínica de los bovinos, es su pelaje, problemas reproductivos, enfermedades como diarrea, son compatibles con las repercusiones que genera una toxicidad y contaminación por petróleo.