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A la vista: Inflación y agentes especuladores

Por Oscar Cubillos Pedraza - 31 de Enero 2024

Con los impactos que viene generando el fenómeno de El Niño, y aun esperando que febrero sea más crítico en materia de altas temperaturas, la producción de alimentos evidentemente se verá afectada, lo que inevitablemente generará presión al alza sobre los precios.

Apenas desde el segundo trimestre de 2023 el país empezaba a dar señales de adaptarse a los efectos inflacionarios que le ocasionó la crisis logística mundial, por falta de contenedores, y la crisis de materias primas por el conflicto de Ucrania y Rusia en 2021 y 2022. De hecho, la inflación de alimentos en 2020 fue de 4,8% pero ya en 2021 alcanzaba 17,2% y en 2022 llegaba a 27,8%, mientras que en 2023 se controlaba de mejor forma y registraba 5%.

Sin embargo, con el verano intenso actual evidentemente la inflación podría tener importantes repuntes, lo que sin duda retrasaría la posibilidad de disminuir la tasa de interés a cargo del Banco de la República haciendo que la economía no tenga una rápida recuperación.

Es claro que los altos precios registrados en 2021, 2022 y parte de 2023 fueron ocasionados por menor oferta mundial de insumos y materias primas, más no por un dinamismo elevado de la demanda interna; crisis de oferta que también ocasionaría el fenómeno de El Niño; por lo cual mantener la tasa de interés elevada poco contribuye al control inflacionario como se ha demostrado en los últimos dos años y medio. Es esta una consideración que debe tener presente el banco central frente a su política monetaria.

Pero regresando al tema inflacionario, en 2015 y 2016 cuando se registró también un fenómeno de El Niño, la inflación de alimentos registró 10,8% y 7,2% respectivamente, sin embargo, este evento fue menos intenso en temperatura que el actual, aunque de mayor duración. Lo que afirma el IDEAM es que el actual “Niño” iría hasta abril, pero realmente hay aun incertidumbre frente a su extensión en el tiempo.

Al respecto, y como es típico ante las eventualidades climáticas, también se presentarán especulaciones en los precios, sin desconocer la sensibilidad a la baja en la producción de alimentos. Resulta importante entonces la acción institucional para vigilar el abastecimiento de alimentos y sus cotizaciones, además de informar de manera efectiva a la opinión pública sobre las alzas reales y las posibles especulativas sobre diferentes productos, con el ánimo de no caer en el juego de agentes que suben el precio bajo la excusa climática.

El DANE juiciosamente hace mediciones diarias a través del Sistema de Información de Precios (SIPSA), herramienta que resultará muy efectiva al contrastarla con la oferta regional de alimentos de acuerdo con el Puesto de Mando Unificado (PMU) que ha propuesto el Ministerio de Agricultura para monitorear la evolución y los efectos que cause el fenómeno de El Niño en el abastecimiento de alimentos. En otras palabras, confrontar la oferta en zonas de origen frente a los precios en zonas de demanda.

Ahora bien, esas son mis ideas; de allí a que la institucionalidad pública lo implemente será otra cosa.