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¿Avance o retroceso? El caso cárnico

Por - 06 de Junio 2018

A puertas de iniciar un nuevo Gobierno, vale la pena revisar el avance de la ganadería en los últimos años, y compararlo con etapas anteriores, hoy, en lo relacionado con la cadena de la carne y los animales en pie ¿Avanzamos o retrocedimos?

Si revisamos las cifras del DANE, para el año 2010, llegaron a frigoríficos 3,62 millones de animales con el fin de ser sacrificados, al menos de manera formal. El dato mejoraría hasta el año 2013 cuando se alcanzaron 4,13 millones de bovinos, sin embargo desde ese año los números mostraron un preocupante deterioro. En 2017 el sacrificio formal tan solo alcanzó 3,39 millones de animales, una caída de 6,2 % frente a 2010. Un franco retroceso.   Al revisar las cifras de consumo per cápita de carne lo que se encuentra es que no existe un comportamiento irregular, se mantiene alrededor de los 18,6 kilos por año. Lo lamentable del análisis, es que si el consumo no ha caído y las importaciones son marginales, pero el sacrificio formal se ha desplomado, se encuentra un indicativo de mayor sacrificio clandestino. Sin duda, el tema de contrabando desde Venezuela; de animales en pie, carne y la exposición permanente a riesgos sanitarios ha sido otro lamentable retroceso.   Esa es por supuesto otra variable de análisis. En 2009 el país se encontraba con un estatus sanitario de libre de aftosa con vacunación, para 2017 y 2018 dicho estado ha sufrido varios cambios en relación a los brotes de la enfermedad que se han presentado, y aunque hoy el estatus se mantiene, existe una zona de contención que en términos reales no nos deja hablar de “país libre”.   La variable precios, de animales en pie, es de las que ha tenido un comportamiento aceptable, al menos en términos nominales. Por supuesto 2009 y 2010 reflejaban el cierre del mercado venezolano, que llevó la liquidación de hembras a un índice de 46 % por cada cien animales, cuando lo normal era 33 %. La sobreoferta de animales llevó los precios a una condición de no rentabilidad. A partir de tan difícil situación, cualquier escenario que diera un respiro parecería bueno, aunque no lo fuera ciertamente.   Los diferentes fenómenos de El Niño y de La Niña se hicieron presentes afectando fuertemente al sector. Si para antes de 2012 se tenía sobreoferta de animales y bajos precios, para después de dicho año el clima haría lo suyo, impactando directamente en el tamaño del hato ganadero. Los precios mejorarían: motivo escasez de animales, más no mejoramiento del mercado como tal.   En el tema de precio interno también ha incidido el comercio internacional. Es claro, y lo he dicho en oportunidades anteriores, que los TLC no se han aprovechado. Allí la situación más que de retroceso, ni siquiera es de avance que es una condición peor. Pero se debe destacar el encuentro de unos nuevos mercados que son útiles para dar mayor dinámica al sector. Rusia, Medio Oriente, el Norte de África, algunos del Caribe y Suramérica han sido significantes para mitigar el deterioro en los ingresos del productor.   Sin embargo si analizamos las cifras de exportación de carne y animales vivos, al sumar los datos de 2011 a 2017 alcanzaríamos los USD 1.402 millones, mientras que si se suma de 2003 a 2010 el valor seria de US$2.760 millones. Bien por los nuevos mercados, pero las cifras marcan un retroceso.   Si analizamos variables como peso al sacrificio, edad al sacrificio o rendimiento en canal, tareas de responsabilidad propia del ganadero, las cifras han mejorado notablemente: el productor ha hecho la tarea. Sin embargo, el nuevo gobierno deberá centrase en avanzar en temas que son de su resorte y que impactan directamente en la rentabilidad de la ganadería colombiana, puesto que en los últimos años se tuvo un penoso retroceso.